El folclore y los instrumentos estrechamente vinculados a la música argentina tuvieron una presencia permanente en la vida de Damián Verdún. Hijo de músicos, fue acercándose a distintos estilos musicales a través de diversas herramientas hasta que, en 2006 y después de un período alejado de los pentagramas, se reencontró con el charango. Desde entonces, el rosarino se lanzó a la búsqueda de una voz propia mediante la interpretación de un repertorio poco vinculado al instrumento. El primer resultado de ese trabajo es Aguarriba, el disco que mañana a las 21.30 presentará formalmente en la Sala Lavardén, acompañado por un nutrido grupo de invitados especiales.

Según relata Verdún, la relación con su instrumento está emparentada "con la raíz familiar". Y fue precisamente junto a sus padres con los que, en 2006, emprendió un viaje que resultaría clave para retomar ciertos vínculos: "Para abril de ese año fui con mis viejos a Jujuy, a un evento que se hace siempre para Pascuas en Tilcara, cuando se lleva una virgen a Punta Corral, donde la gente va caminando y van tocando las bandas de sikuris. Después de ahí nos fuimos a Humahuaca, a la peña de Ricardo Vilca, que era amigo de mis viejos. En ese momento yo no estaba haciendo nada con la música, me había alejado por unos años, no sabía qué hacer. Pero cuando volví a ese paisaje, a lugares a los que había ido de chico y me habían impactado mucho, cuando volví a la casa de Vilca, toqué con él, compartimos su música, y me volvieron recuerdos y sensaciones muy lindas. Más que nada con la música de Ricardo Vilca, una música que me emocionaba mucho de chico".

De regreso a Rosario, Verdún decidió darle forma a un trío dedicado justamente a la interpretación de obras del compositor jujeño, lo que significaría un primer paso para un nuevo proyecto. "Al abordar el charango para sacar sus temas, de a poco empecé a sacar otro repertorio, ya no específicamente de Vilca --apunta el músico--. Ahí empecé a hacer mi propia búsqueda como solista del charango".

Volcado a un camino solista, Verdún pudo además profundizar en la búsqueda de una voz personal con su instrumento, algo que se percibe a lo largo de las canciones incluidas en Aguarriba. "El charango es un instrumento que siempre se ha usado acompañando la música andina o de forma solista por un Jaime Torres, por ejemplo, que además es un nativo de donde es el charango. Yo soy un charanguista de Rosario, que por raíces familiares estuve siempre vinculado a ese tipo de música, pero desde mi lugar trato de hacer una búsqueda por otro lado --analiza--. Ni siquiera elijo un repertorio tradicional de charango, en el disco hay un solo tema de la zona que es el charango, un huayno. Hago un repertorio litoraleño, un tango, música del Brasil, busco mostrar la música que siempre me acompañó, y yendo un poco agua arriba".

Las elecciones de Verdún dan lugar a sonoridades novedosas, y allí están para verificarlo el personal abordaje a "O astronauta" de Badem Powell o también el trío de charango, guitarra y bandoneón que realiza junto a Claudio Devigli y Cristian Gustafsson en su original versión de "El cosechero" de Ramón Ayala. En ese sentido, el rosarino detalla: "La mayoría de las melodías que están en el disco me han acompañado desde pibe. Es simplemente éso, reflejar las músicas que me inspiraron, que me hicieron sentir cosas, y aplicarlas a este instrumento que es mi pasión".

Como valor agregado, Aguarriba suma un rico listado de invitados. "En algunos de los temas ya tenía pensados qué instrumentos meter --detalla--. Cuando empecé a grabar el disco, a fines de mayo de 2009, tenía algunos temas definidos, entonces empecé a pensar los invitados". El charanguista reunió a Juancho Perone, Marcelo Stenta, Juan Iñaki, Juan Verdún, Viki Virgolini, Federico Ramonda, Pablo Juárez, Emiliano Zambrano, Cristian Gustafsson, Martín Imperatrice, Mauro Ciavattini, Yisela Sosa, Cristian Guzmán y Claudio Devigili, enorme listado que mañana participará, en pleno, de una presentación que sumará también a Myriam Cubelos y la percusionista Ana Vélez.