CULTURA / ESPECTáCULOS › RODOLFO MEDEROS Y UNA MIRADA CRíTICA SOBRE EL TANGO EN ARGENTINA
Mederos Trío -que viene funcionando desde 2005- actuará esta noche en el Club Imperial de San Martín y el río. "Este tiempo me dio la certeza de que estamos en el camino correcto", dijo el bandoneonista, quien es fiel a su ideología.
› Por Edgardo Pérez Castillo
Tal como ocurriera en abril de 2009, en la Bolsa de Comercio, Rodolfo Mederos llegará a Rosario con su trío, ése que comenzó a presentarse en directo un lustro atrás y con el cual el bandoneonista registró Intimidad, una de las partes de la trilogía discográfica que se completa con Soledad (de solo bandoneón) y Comunidad (junto a su Orquesta Típica). Mientras aguarda la edición de nuevos discos --registrados junto al cantaor flamenco Miguel Poveda (Diálogos) y la Sinfónica Nacional de Colombia (con la que grabó un programa titulado Noche porteña)-- y en paralelo con los preparativos para estrenar en Barcelona, en septiembre, la obra Del amor --donde junto al trío musicaliza, con composiciones originales, poesías escritas, seleccionadas e interpretadas por Juan Gelman--, Mederos actuará esta noche, a las 22, en el Club Imperial de San Martín y el río.
Hasta allí llegará Mederos y su bandoneón, y también Armando De La Vega en guitarra y Sergio Rivas en contrabajo, las otras piezas fundamentales de un trío que comenzó a funcionar en 2005. "Este tiempo me dio la certeza de que estamos en el camino correcto. En principio tampoco hubiera hecho falta una comprobación de tipo científica, es mi ideología hacer esto y soy fiel a mi ideología. No fiel de manera religiosa, es otro tipo de fidelidad, es una conducta más coherente", afirmó Mederos en su diálogo con Rosario/12, entrevista en la que profundizó su visión respecto al tango, y donde reivindicó además experiencias pasadas, como aquella notable de Generación 0, la banda que combinaba fila de bandoneones e instrumentos eléctricos para generar, a mediados de los 70, una arriesgada fusión entre rock y música ciudadana.
Claro que, como es de esperar ante cada diálogo con Mederos, el eje fundamental es el tango. El tango en su esencia pura. El tango como esa pieza que debe ser valorada, respetada y rescatada. "A medida que observo el mundo, y el deterioro que ocurre en las gentes --más allá de ciertas conquistas que de vez en cuando se logran como el miércoles por la noche en el Senado--, más me convenzo de que este camino es el que tengo que seguir. Con esto no estoy queriendo dar la imagen de salvador del mundo, por supuesto, pero en un mundo donde pareciera que las brújulas se han vuelto un poco locas, donde no se sabe bien cuáles son los objetivos y cuál es el norte, donde todo se confunde en una palabra que se llama globalización. Donde ya nadie sabe bien cuál es el olor propio, cuál es la propia caca, donde hay una tendencia a indiferenciar las pertenencias y los orígenes, las culturas, me parece que esta actitud de recuperar una música que nos vio nacer, si querés, es la que tengo que hacer", expresó.
Lógicamente hay una mirada personal que aporta, no se trata de un trabajo antropológico musical.
Sin duda, claro. No es la mera repetición tipo muestreo de lo que pasó. En realidad esto tampoco es lo que pasó, yo juego un poco con esas músicas que pasaron, pero ese juego, esa vestimenta que uno siempre incorpora a las músicas, esa cosmética llamada interpretación, no agrede la naturaleza de la música. Digo esto porque observo el mundo, lo oigo más que lo veo, y cuando se trata de hacer algo de otra época, de recuperar músicas de otras etapas, se utiliza una especie de cuchillo de carnicero. Hay como una especie de agresión donde el tema, si sale de alguna manera reconocible, es por obra y gracia no sé de quién. Claro, hay una especie de hipercosmetología, de manera absolutamente banal y trivial, que sólo habla de la gran autoestima que tiene el arreglador. Entonces justamente me estoy conduciendo hacia lo que sería un panorama de simplificación. Me parece que cada vez hay que ponerle menos, menos de esa cosmética y más de otra cosa, más del amor a esa música. Eso se transmite en una forma de ser tocada. Creo que, en definitiva, toda simplificación termina siendo una perfección. Entonces por ésa razón he constituido el trío, la orquesta, y por eso hago lo que hago. Lo cual no quiere decir que el año que viene te sorprenda diciendo que, quizás, el año que viene reedite Generación 0. Porque, bueno, en última instancia no reniego de esa época en la que me caracterizaba, como muchos otros, por una búsqueda por la identidad. No sé si desesperada, pero queríamos saber quiénes éramos. La dictadura nos había quitado esa posibilidad, entonces ya las músicas que nos habían acunado no sonaban más, el tango se había retirado de los escenarios, era una especie de fósil, los músicos fueron envejeciendo y muriendo, el Club del Clan invadió todo. Nuestros espíritus, mentes, corazones y oídos quedaron intoxicados con otras cosas y nosotros, los de esa madera, buscábamos desesperadamente cómo identificarnos, aggiornándonos sin perder las esencias. Generación 0 salió de toda esa búsqueda y, de alguna manera, tengo la sensación de que no estaría mal reivindicar éso, sin que implique que ahora mi búsqueda vaya por ahí.
En algún momento usted se refirió a Generación 0 como un error.
Sí, puede ser que alguna vez me haya expresado así. A veces uno recurre a palabras que polarizan un poco lo que uno quiere decir. Entonces, por reivindicar mi presente es que de pronto incinero, tal vez, el pasado. Pero creo que no estaría haciendo lo que estoy haciendo, ni de la manera en que lo estoy haciendo, si no hubiera hecho ese camino.
¿Cómo cree que se está pensando y abordando al tango hoy en día?
Al tango no se lo está abordando, se lo está dilapidando. Cambiemos el verbo. Creo que se lo está depravando, se lo está comiendo a pedazos, se lo está utilizando, se lo está prostituyendo a tal punto (y no solamente al tango sino a la gente que participa de estas opiniones) que la gente queda confundida y piensa que el nuevo tango es eso que prefiero ni nombrar, porque no es digno de nuestra charla. Sabemos a lo que nos referimos y sabemos que eso es mierda pura. En nuestros labios tienen que estar Homero Manzi, Aníbal Troilo, Horacio Salgán, Osvaldo Pugliese, Agustín Bardi, Eduardo Arolas. Eso tiene que estar en nuestras bocas, nuestros dedos, nuestros oídos y nuestras memorias. Tiene que haber música en serio, música noble, del hombre para el hombre. Eso es lo que tiene que haber, y no ésta cosa que no sé qué es.
Si uno lo piensa, ni siquiera se trata de una búsqueda equivocada de la identidad.
Ojalá fuese una búsqueda equivocada, yo aportaría en todo caso. Me parece que es un servilismo imitativo y una depradación de una cultura. Es un oportunismo absolutamente maquiavélico.
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