Viernes, 29 de octubre de 2010 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › LOS SUCESORES DE LA BESTIA SORPRENDEN CON UN DISCO DOBLE
Esto no es funk y Esto es head rock serán presentadas esta noche, a las 22, en el Club Imperial de San Martín y el río, recorre gran cantidad de géneros y estilos, y lleva aún más allá la de por sí difícil tarea de etiquetar al grupo.
Por Edgardo Pérez Castillo
El viejo juego de las clasificaciones tambalea frente al flamante lanzamiento de Los Sucesores de la Bestia, que luego del bello Promesas, mentiras y café (EmR, 2007) irrumpen con un poco frecuente disco doble. Dividido en dos unidades independientes --tituladas Esto no es funk y Esto es head rock, y que serán presentadas esta noche, a las 22, en el Club Imperial de San Martín y el río--, el trabajo de Daniel Pérez (voz, guitarra, teclados y talkbox), Fabricio Silvestri (guitarra, teclados y coros), Lucio Cumini Londero (bajo, teclados y coros) y Pablo Brun (batería) recorre una innumerable cantidad de géneros y estilos, y lleva aún más allá la de por sí difícil tarea de etiquetar a un grupo que sigue apelando al humor y la parodia para, con total seriedad, desconcertar a los desprevenidos y brindar además su personal visión de aquello que el rock debería ser.
Porque si bien el funk y el rock aparecen como conceptos generales, ya desde los títulos se propone un juego con el etiquetado de la música: por un lado no se trata de funk, por el otro se habla de head rock, rótulo que no remite a un estilo particular. "Nosotros (quizá sin intención o quizá a propósito) disfrutamos del hecho de insertar una duda --apuntó al respecto el cantante y compositor--. Que no se sepa bien si es en serio o en joda, si son rockeros o se hacen, si son funkeros o qué. En un punto creo que los dos discos son lo que nosotros tenemos para decir sobre el rock y el funk hoy, después de haber escuchado muchos discos, haber leído, haber tocado. Quizás estos discos sean como una conclusión abierta, momentánea, de lo que sentimos que tiene que ser la música de Los Sucesores de la Bestia hoy en día".
En ese sentido, Pérez distinguió además el formato seleccionado para presentar estas 27 canciones: "Para nosotros es un alegato muy fuerte, porque es un disco doble en una época donde el formato Cd está muy despreciado como objeto de consumo. Para mí el disco es un conjunto de canciones que uno pensó en un tiempo determinado, que reflejan un momento determinado de la banda. Y que, en un punto, forman el discurso de la banda. Después, respecto a los géneros, a la música la pienso para ser libre, no para atarme a estructuras que otra gente planteó, que quizás las han planteado de una manera tan excelente que quizás ya no hay nada que agregar. Yo quiero agregar, y no puedo hacerlo imitando, obedeciendo reglas que quedaron planteadas por el peso que tienen en el inconsciente del público. Quiero correrme de ese lugar y agregar una relectura, entonces se termina desdibujando tanto que parece una música que no tiene ninguna influencia. En realidad Los Sucesores de la Bestia tenemos un montón de influencias, pero sabemos disfrazarlas bien".
- Estos dos discos afirman éso. O, al menos, plantean un desafío, porque de ser necesario etiquetar cada canción se llegaría a un extenso listado de géneros y estilos que, en realidad, tampoco definiría a la banda.
- Claro. Para mí los discos se defienden a través de las canciones. Para mí Esto es head rock es el disco más rockero que hice. Ahora, qué entiendo yo por rock quizás es distinto a lo que piensa otra persona. Y no me interesa definir qué es lo que yo entiendo por rock, prefiero que alguien más lo escuche y piense lo que quiera. En este último tiempo estuvimos escuchando mucho los discos de Wilco, yo volví a escuchar muchísimo los discos de The Who, pero nosotros no buscamos tocar el bajo como The Who, sino que entendimos que The Who era esto que hacemos. Quizá Pete Townshend pensaba otra cosa de su banda, pero a mí no me interesa qué entiende él de The Who, sino lo que yo entiendo, lo que me inspiró y me llevó a sentir. Entiendo que muchas veces hay que etiquetar para poder vender la música, para hacer una nota, o incluso la gente necesita las etiquetas para ir un show. A mucha gente le molesta la duda, pero yo estoy contento con insertar esa duda, me parece súper sano porque, para mi concepción, es lo que el rock tiene que hacer: insertar una duda, desconcertar. No hablo de ser John Cage, pero sí movilizar. Y se moviliza a partir de las crisis, de las cuestiones inesperadas, innovadoras.
- ¿Hay posibilidades de innovar dentro del amplio espectro del rock?
- Creo que hay posibilidades de relecturas. No sé si se puede innovar. Hendrix, por ejemplo, llegó y tocó la guitarra como nadie la había tocado antes, inventó algo completamente nuevo. Hoy no se puede innovar, sino ofrecer una nueva lectura, refrescar las fórmulas. El rock, desde el punto de vista académico, es una música bastante vulgar, pero sin embargo seguimos haciendo canciones, con los mismos acordes. No se avanzó mucho y, en un punto, en las expresiones artísticas tampoco hace falta avanzar, si ya estaba bien... Innovar por innovar es una pavada. Para mí pasa por hacer algo que te haga sentir bien y lo puedas compartir. El músico tiene que compartir lo que hace, para que haya un aporte, sino no se completa la obra.
- En estos discos hay elementos que pueden ser pensados como una parodia de algunas cuestiones propias de los 80 y parte de los 90. ¿Tiene que ver con ese lugar en el que se posiciona la banda, que genera la libre interpretación del que escucha?
- Sí, cada uno lo va a interpretar como quiera. Nos tomamos el humor muy seriamente. El humor es una fuerza que hace que nuestras vidas sucedan y que haya una comunicación. La fuerza que tiene la música, la palabra cantada y el humor para mí son tres fuerzas inexplicables. En la banda eso nos atraviesa permanentemente. Lo que pasa es que es una línea directa entre hacer chistes sobre lo que uno hace o tomárselo para la joda. Yo no me tomo para la joda mi música, es lo más importante de mi vida. Pero, al mismo tiempo, trato todo el tiempo de bajar a tierra y desmitificar esa cuestión del artista, la estrella de rock y todas esas pavadas. Y alguno puede pensar que soy un ególatra porque hice una remera con mi nombre, que lo piense, no me conoce. Para mí el germen de lo que el rock debería ser hoy, tiene que ver con insertar dentro de paquetes accesibles ideas que supuestamente no lo serían tanto. Muchas veces se malinterpreta la innovación, que fue una reacción a algo que sucedía antes. Entonces qué hacemos, ¿la copiamos o nos imbuimos de ese espíritu para hacer otra cosa que vuelva a romper? Por ahí estos dos discos de Los Sucesores, que en su nombre contienen las palabras funk y rock, tienen que ver con ese espíritu: esta es la lectura que nosotros hicimos de la historia de esta música.
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