Lun 15.11.2010
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. LA úLTIMA ESTACIóN, BASADA EN EL úLTIMO TRAMO DE LA VIDA DEL ESCRITOR LEóN TOLSTOI

A partir de la épica de los ideales

Con las notables actuaciones de Christopher Plummer y Helen Mirren, el film dirigido por Michael Hoffman resiste la tentación de los estereotipos para convertirse en un drama existencial y familiar. En Argentina, no llegó a los cines.

› Por Emilio A. Bellon

Quienes hayan visto El encanto del erizo recordarán que en dos oportunidades escuchamos las palabras que abren la ya célebre y clásica novela de León Tolstoi, Anna Karenina, publicada por su autor en 1866 y llevada al cine en numerosas oportunidades, de manera directa o bien a través de citaciones. Si volvemos al film citado, podemos recordar aquella afirmativa y al mismo tiempo abierta expresión. "Todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su manera". Desde aquí podemos pensar también el planteo de este film La última estación, que no conoció en nuestro país sala de estreno, pese a que sus actores principales fueron nominados para el premio Oscar y previo a ello el mismo ya había merecido no sólo elogiosas críticas, sino también numerosos galardones. Dirigido por Michael Hoffman, reconocido puestista de piezas teatrales de Shakespeare y autor de su versión al cine de Sueño de una noche de verano de 1999, La última estación nos lleva a los últimos días del escritor de La Guerra y la Paz, tiempo en el que se pondrán en juego una serie de principios y de intereses, que llevarán a que su autor, un día, decida huir.

En entrevista publicada en medios extranjeros, Michael Hoffman, admirador por igual de la obra del gran escritor ruso y de su amigo el cuentista y dramaturgo Anton Chejov, narra que un día adquirió en la estación central de Siena la novela homónima del escritor estadounidense Jay Parini, publicada en 1990. En el largo trayecto de un viaje en tren el realizador comenzó a intuir y bosquejar mentalmente un nuevo proyecto fílmico, al ver cómo las páginas de la misma novela lo empujaban, feliz, a pensarla ya en términos fílmicos; desde una historia que describe el drama existencial y familiar de León Tolstoi en su luz crepuscular. Lo que más le había capturado de esta novela era cómo esos hechos eran narrados desde diferentes puntos de vista, sin que se llegase a escuchar jamás la voz del propio escritor. Pero aquel proyecto inicial, tan desafiante en el cine de hoy, iba a tener que ser modificado.

A pesar de estas observaciones, que llevaron a que el propio Hoffman se viera obligado por cuestiones de producción a sustituir la estructura base por otra de carácter semi tradicional, podemos decir que consideramos a La última estación como un film altamente recomendable y si esto en parte se puede afirmar es porque la elección de actores, sus composiciones y su dramaturgia, confirman esa fuerte convicción y el profesionalismo de su realizador.

Film de reflejos nostálgicos y felices, La última estación nos acerca al drama del escritor en esta última etapa de su vida ligada a un pensamiento anárquico y cristiano, frente a tantas presiones que comienzan a manifestarse en razón de la herencia de sus bienes materiales y de sus derechos intelectuales. Es en este espacio atravesado por ese conflicto matrimonial, que el autor ya había transitado en su novela de 1889, Sonata a Kreutzer, inspirado en la composición de Beethoven de 1802 y que será llevada al cine en más de siete oportunidades. Conflicto familiar y de valores es el que se le planteará al propio León Tolstoi ahora en este otoño de 1910, por lo que un día, queriendo liberarse de las voces imperativas de los otros, emprende su fuga.

El film de Michael Hoffman no es una biopic, es decir un film de carácter biográfico, ilustrativo, marcado por aquellos rasgos que a veces construyen de un personaje histórico un cierto estereotipo. No es una biopic en el sentido de ese tipo de films que tanto gustan a la mayor parte de los miembros de la Academia; sí, en cambio, es un relato existencial que surge de un entramado de pasajes de las novelas de Tolstoi y de los diarios tanto del escritor, como el de su mujer Sofía, como el del jefe del movimiento del tolstoismo, rol que interpreta notablemente, de mirada astuta, Paul Giamatti y de un joven escritor, quien será su secretario personal, que interpreta James McAvoy.

Musical en su construcción, con sus puntos más altos en los momentos a cargo de la pareja que asumen los eximios Christopher Plummer y Helen Mirren, como Tolstoi y su mujer Sofía, el film transmite esa atmósfera chejoviana en un transcurrir aparentemente apacible; apelando a la fuerza de una épica de los ideales, en la misma escapada del escritor; ahora, viajando en un vagón de segunda clase hasta encontrar un lugar en una perdida estación, donde recibirá asilo, donde habrá un espacio para un último reencuentro.

Y si volvemos sobre la palabra del autor, escuchamos, tras ver aquel film, aquella frase que todavía nos acompaña: "El secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino amar siempre lo que se hace".

La última estación. 8 (siete) puntos.

(The last station)

Alemania Gran Bretaña Rusia, 2009.

Dirección: Michael Hoffman

Guión: Michael Hoffman según la novela de Jay Parini

Fotografía: Sebastián Edschmid

Música: Sergei Yevtushenko

Intérpretes: Christopher Plummer, Helen Mirren, Paul Giamatti, James McAvoy, Anne Marie Duff, Patrick Kennedy, Tomas Spencer.

Duración: 110 minutos.

Estreno en DVD.

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