CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. MáS ALLá DE LA VIDA, FALLIDO INTENTO DE CLINT EASTWOOD SOBRE LA MUERTE
Basada en tres historias paralelas de personas que sufrieron experiencias traumática, relacionadas con la muerte, la película del director de Río místico recurre a artificios narrados con solvencia, y construye un final previsible.
› Por Emilio A. Bellon
De las figuras del cine estadounidense Clint Eastwood es uno de los contados exponentes que reúne en sí las profesiones de productor y realizador, guionista y creador de la banda sonora, actor y aún hoy galán para una cierta platea. A sus ochenta años sigue pensando en un próximo proyecto. Y en su larga trayectoria, que nos lleva a los años de los spaghetti westerns de los 60, encontramos numerosos films que marcan no sólo caracterizaciones diferentes en la construcción de personajes sino en proyectos fílmicos absolutamente disímiles. Una de sus más fanáticas biógrafas, considera que Clint Eastwood define: "al típico geminiano, al que desconcierta, al que nos sorprende por sus continuas máscaras, al que participa de una continua operación de desdoblamiento".
Acérrimo defensor de la política republicana, Eastwood, no obstante es autor de una serie de films que miran con virulencia crítica la esquizofrenia del sistema estadounidense, tal como se juega en uno de sus más personales films, Río Místico y es al mismo tiempo un realizador que, desde su condición de autor, se permite interrogar a los falsos pilares en lo que se sostienen los conceptos de imperio y potencia, llegando a desmitificar a aquellos atributos fordianos de valentía, honor y patriotismo.
Clint Eastwood me sorprende y me desconcierta. Me movilizan algunas de sus historias, me irritan otras. Tal vez sería importante aquí transcribir opiniones valorativas y enfáticas sobre algunos de sus films. En tal caso, cada lector ya estará pensando en las suyas.
Al entrar al cine, en compañía de amigos, para ver este su último film Más allá de la vida inmediatamente pensé en títulos similares como Más allá de los sueños, aquel film con diseño escenográfico de Eugenio Zanetti, que transforma la otra dimensión en como una empastada y fluorescente incursión al más allá, con banda sonora fuertemente edulcorada y con estridentes golpes de efecto. De igual manera, me vino a la mente la imagen final de Gran Torino, cayendo el personaje de Eastwood con los brazos en cruz, la cámara sobrevolándolo y ese dejo de culposa redención; tal vez respecto de tantos films de violencia que el mismo Harry el sucio, interpretó. Con todo este peso es que entré a la sala. Más aún, ya en los títulos iniciales sobresalía en carácter de coproductor ejecutivo el nombre de Steven Spielberg. Y una vez más, volví a sospechar.
Lo que sigue podría llamarse "Crónica de una decepción". Algo que corroboré más tarde cuando recibí la información acerca de que los órganos oficiales del Vaticano habían saludado con beneplácito estos dos últimos films. Claro está una vez Eastwood se me presentaba escindido desde su ajustada modalidad narrativa, que me remite a cierto cine clásico, y a su tono de aburrida complacencia respecto de lo que allí se está narrando. Mi conclusión antes de terminar la nota: este sí es, para quien firma esta crítica, "un declarado film de encargo".
Esta apreciación que puede sonar terminante, de ninguna manera pretende dejar de lado lo que reafirma su oficio narrativo y su conocimiento de los géneros. Producida igualmente por quien está en la base de E.T. y Benjamin Button, Kathleen Kennedy, el film de Eastwood va más allá de los típicos productos New Age del cine de los últimos años. Y si logra este plus es, básicamente, porque detrás de la cámara está un hombre que se identifica con el mundo del cine y que representa, desde su figura de ícono, ese cine que sigue gustando por igual al gran público y que despierta admiración en el campo de la crítica. Recordemos, en ese sentido, que en los últimos diez años numerosos festivales internacionales han ofrecido en la noche de inaugural algunos de sus films.
El film de Clint Eastwood, Más allá de la vida, que ya desde el título nos lleva a ubicarnos en otro espacio, en otra dimensión, describe situaciones que competen, en latitudes geográficas diferentes, a tres personas afectadas por espacios lindantes con situaciones límites. El film pretende, para mí sin lograrlo, abrir interrogantes, pero, lejos de ello, los maneja con familiar convencionalismo reparador. Y para lograr su ambicioso objetivo, de experiencias riesgosas y supuestas incertidumbres, apela a un modelo estructural ya en parte agotado: el de que sus personajes al final de la historia, partiendo de geografías diferentes, se encuentren en una misma situación, en un nuevo acontecimiento, en una insistencia de resolución.
San Francisco, París y Londres, tres (o cuatro personajes básicos) afectados por situaciones traumáticas movilizadoras y lamentablemente, un guión que aplasta lejos de generar dudas y llevarnos a nuestras propias reflexiones. En esta oportunidad Eastwood filmó un guión de Peter Morgan, autor del libro cinematográfico de La reina, celebratoria realización de Stephen Frears.
Si algo me propuse a la salida del cine, tras haber experimentado un sentimiento de enojo por tanto previsible y conformista The end, fue tratar de repensar el film. Y lo que ahora surge, cada vez más con mayor nitidez, es que Eastwood realizó un montaje con situaciones de films cuasi dramáticos, con films de catástrofe (véase la secuencia del tsunami, despliegue de los grandes estudios), notas de actualidad social y política mediante la presencia de atentados terroristas (añoro London River), historias dickensianas del lado inglés en la vida de los hermanos (tal vez, para mí, lo mas logrado del film) y desganadas impostaciones sobre el don de la videncia. Todo ello, sin olvidar el toque spielbergiano de un film como Always, en los que hace a las figuras fantasmales de ese túnel luminoso y borroneado que nos lleva a otra dimensión.
Destaco sí las composiciones musicales del propio Eastwood, el haber elegido ciertos pasajes operísticos y particularmente la historia ambientada en Londres, con algo del Oliver Twist de Polanski y del universo domestico de Preciosa. Pero pienso ahora en el próximo proyecto del realizador: su perfil biográfico sobre ese contradictorio, camaleónico personaje que fundó el FBI, Edgard J. Hoover. Y será DiCaprio quien asuma este desafiante rol.
Más allá de la vida. 5 (cinco) puntos.
(Hereafter)
EEUU. 2010
Dirección: Clint Eastwood
Guión: Peter Morgan
Fotografía: Tom Stern
Música: Clint Eastwood
Intérpretes: Matt Damon, Cècile De France, Frankie McLaren, Marthe Keller, George McLaren, Jay Mohr.
Duración: 130 minutos.
Salas de estreno: Monumental, Showcase, Sunstar y Village.
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