Mié 12.01.2011
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › BALANCE 2010. EDICIONES LOCALES Y ENCUENTROS INTERNACIONALES PARA LA LITERATURA

Con un infinito trazo fosforescente

El Encuentro de Literaturas Americanas -que se hizo en pleno duelo por Néstor Kirchner- convocó una pluralidad de voces y cientos de oyentes. En el Festival de Poesía se lucieron jóvenes voces. Fue el año de las editoriales rosarinas.

› Por Beatriz Vignoli

"Una literatura se hace nacional, y es asumida como propia por los lectores de esa nación, cuando se puede hablar mal de ella, no cuando se puede hablar bien", dijo el prestigioso escritor argentino César Aira en el Primer Encuentro Internacional de Literaturas Americanas "200 años después de la emancipación política", en el Centro Cultural Parque de España. "Esto último [hablar bien] cualquiera puede hacerlo, con o sin sentimiento de pertenencia. Es como en los matrimonios, o entre hermanos, o amigos, cuando uno puede hablar mal de otro, pero no permite que lo hagan terceros".

Organizado por el CCPE y el Programa Bicentenario de la Municipalidad de Rosario, del jueves 28 al sábado 30 de octubre y en pleno duelo nacional por la triste e inesperada muerte del ex presidente Néstor Kirchner, el Encuentro convocó sin embargo una pluralidad de voces y a cientos de oyentes. Ideado y dirigido por el director del CCPE, Martín Prieto, en respuesta a un pedido del intendente Miguel Lifschitz, realizado con el apoyo del Instituto Cervantes y con la coordinación de Amalia Sanz, tuvo 700 inscriptos de todo el país y en sus ponencias disertaron plumas de peso como Martín Caparrós, Noé Jitrik, María Teresa Gramuglio y Nora Catelli. Alan Pauls faltó con aviso, pero jóvenes autores latinoamericanos como el poeta guatemalteco Alan Mills y el académico chileno de origen mapuche Luis Cárcamo Huechante fulguraron de entusiasmo y visiones futuristas en la mesa sobre lenguas y dialectos, cautivando al auditorio. Quizá no en vano, por decirlo con una imagen que le encantaría al poeta Mills, los egipcios tenían un mismo dios para la escritura y la muerte, Thot; tal vez sea bajo su signo que resplandece ese infinito trazo fosforescente que es la literatura.

Un trazo que no se aguó con las inoportunas lluvias torrenciales ni se cortó ni con los cortes de ruta que dejaron varadas a varias estrellas del Festival de Poesía (el segundo consecutivo que contó con la curaduría del nuevo equipo municipal, integrado por D. G. Helder, Pablo Makovsky y Osvaldo Aguirre) donde también se lucieron voces jóvenes de América Latina. Un accidente leve pero de cuidado dejó en su casa al poeta Arturo Carrera, que iba a abrir el Festival, y quien no obstante se recuperó a tiempo para dirigir en octubre con Estación Pringles la residencia literaria internacional Prueba de soledad en el paisaje, en Coronel Pringles (Provincia de Buenos Aires). La misma recibió como uno de sus cuatro becarios (aunque con un resultado literario más bien magro y pobre, a juzgar por el video de Autismo Producciones que puede verse en You Tube) a un poeta rosarino: el primer premio Aldana 2009 Leandro Llull (n. 1983).

Promesas aún por cumplirse marcaron desde el discurso oficial el año del Bicentenario, y entre ellas la más visible y audible fue la Biblioteca del Bicentenario. Cuando exista, lo hará en el antiguo predio del Batallón 121/Regimiento 11, y mientras tanto va calentando el ambiente con la exitosa Semana de la Lectura. El subsecretario de Cultura municipal Horacio Ríos se mostró muy contento con la gran convocatoria que tuvo esta primera edición del evento, destinada a un público amplio y a los chicos de las escuelas. La Semana de la Lectura trajo a estas tierras la costumbre catalana del 23 de abril como día de Sant Jordi (San Jorge), que no sólo es el día del libro sino el de la rosa, y contó en su primera edición con la colaboración de una iniciativa independiente, el grupo de Bookcrossing ("sueltas" de libros) coordinado por la traductora Patricia Labastié.

La Editorial Municipal de Rosario publicó una nueva terna de su Colección Naranja de crónicas (Makovsky, Guiamet, Matías Piccolo), destacándose como lo más interesante el cruce entre documental y cine que emprende Ricardo Guiamet en La montaña invisible, un libro por encargo pero con peso literario propio y bien ganado. La EMR celebró el Bicentenario con dos libros ilustrados sobre esta joven ciudad que, al menos tal como se la conoce hoy, es apenas poco más que centenaria: uno de fotos contemporáneas, Rosario, esta ciudad, y otro de investigación y fotos históricas, Ciudad de Rosario. En narrativa, la EMR llegó sobre el fin de año pero con un diseño renovado a presentar los tres títulos ganadores del premio de narrativa Manuel Musto. Las novelas Empalme, de Marcelo Britos (primer premio), Patas de Rana de María Laura Martínez (segundo premio) y la mención especial del jurado El Molino, obra de casi 400 páginas de esa revelación de 27 años que es el editor y escritor Nicolás Doffo (Casilda, 1983) dejan con la misma pregunta de todos los años. A pesar de que quien esto escribe integró el jurado junto a Liliana Heer y Jorgelina Núñez, la duda desvela: ¿fue el orden de los premios el mejor posible? El futuro dirá.

Pero si de hacer libros se trata, 2010 fue el año de las editoriales locales. Homo Sapiens generó la colección de literatura local de ficción Ciudad y Orilla, dirigida por el escritor y docente Marcelo Scalona, quien desplegó una intensa agenda de trabajo y publicó una serie de excelentes títulos de narrativa rosarina. La colección comenzó con un libro de cuentos de Miguel Sedoff y cerró el año con una experiencia de escritura colectiva. El catálogo incluye una novela policial de Scalona, titulada El portador.

Dos sellos más redoblaron sus apuestas y produjeron colecciones de alta calidad. La Editorial Fundación Ross editó magníficas antologías de escritoras, a través de su colección Semillas de Eva, dirigida por Gloria Lenardón. Con una seductora edición "de bolsillo", Semillas de Eva presentó una antología en dos tomos de escritoras latinoamericanas radicadas en Nueva York, reunida por Lourdes Vázquez, y otra donde las Madres de Plaza de Mayo de Rosario evocan por escrito a sus hijos desaparecidos: una letra no profesional pero que estremece y enternece. Ross también antologó obras con un eje temático (la madre, el río), gracias al equipo de producción de Lenardón y Marta Ortiz, ambas además destacadas escritoras de la ciudad. Algunas ya salieron, otras están en camino, pero Silvina Ross no para. Cerró el año con la feria del libro Rosario Lee y mientras tanto, todo el año, por el auditorio de Fundación Ross en los altos de la librería pasaron los más reconocidos autores nacionales dando conferencias o presentando sus libros. (Y hay en carpeta dos colecciones más para el 2011).

Igualmente activa y floreciente estuvo este año Ciudad Gótica, de Sergio Gioacchini, que estrenó tres colecciones hermosamente diseñadas: una de tapas naranja para la poesía, otra de tapas verdes para el ensayo y otra de tapas negras para la narrativa. En ensayo se destacó Neldo Candelero, en novela el músico y cronista Adrián Abonizio con su fascinante thriller poético Tristes lobizones (su primera novela) y en cuento Luciano Trangoni con una recopilación de relatos breves que fueron publicados en la sección contratapa de Rosario/12. En poesía, dos poetas inmensos: Jorge Isaías y Raúl García Brarda vieron publicadas por Ciudad Gótica, respectivamente, su Poesía Reunida y ese hermoso libro de García Brarda que es Lo leve de los siglos, ilustrado con una imagen de Renoir. Además del ejemplo de camaradería que dieron sus autores en sus mutuos prólogos y concurridísimas presentaciones, ambos libros aportan obras valiosas al pasado y al presente de la poesía de Rosario y constituyen seguramente lo mejor que vio en poesía la ciudad en este 2010.

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