CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. NOTABLE DISCO DEL PIANISTA ALDO ANTOGNAZZI TITULADO 1810-2010
El reconocido pianista rosarino eligió a cuatro autores, Esnaola, Alcorta, Guastavino y Ginastera, para homenajear a la música argentina. De yapa, interpreta el himno nacional.
› Por Marisol Gentile
El maestro Aldo Antognazzi, reconocido pianista rosarino nacido en el año 1941, actualmente radicado en Buenos Aires, ha lanzado un nuevo CD, que es nada menos que un homenaje a los compositores argentinos de todas las épocas. Así titula su trabajo 1810 - 2010, y presenta un disco con música para piano solo, que abarca autores como Esnaola, Alcorta, Guastavino y Ginastera. Y de yapa, como bonus track, regala el Himno Nacional Argentino de Blas Parera, con el arreglo de Esnaola de 1860. Este CD, que fue grabado para el sello IRCO, fue lanzado en noviembre pasado. A juicio de esta cronista, es sumamente meritoria e importante la aparición de un trabajo de esta envergadura y con este contenido musical.
Los argentinos, en general, desconocen la música patria, sus autores y sus próceres del arte musical. Y sin duda, los cuatro compositores elegidos por Antognazzi (Esnaola, Alcorta, Guastavino y Ginastera) son verdaderos representantes de nuestro pasado y presente musical. Haciendo un poco de historia, contrariamente a lo que el común de la gente pueda pensar en referencia al atraso político/ económico/ cultural que acarrea la Argentina desde su conformación como país, la Música estuvo presente desde siempre, y de hecho, mucho hay por decir sobre ello, partiendo desde la época de las Misiones Jesuíticas (cuya sede podía situarse en lo que es hoy la actual provincia de Córdoba). Ese período, conocido como Barroco Latinoamericano, marca el inicio del nexo musical entre Europa y América Latina, nexo del que lamentablemente aún hoy nos cuesta despegar. La palabra "lamentablemente" está usada aquí a modo de reflexión: la música en Argentina lucha entre el eterno y persistente deseo por crear algo "original", "nuevo" y "único", basado en lo europeo y extranjerizante, por un lado, y la necesidad de establecer rasgos que nos distingan como argentinos y se traduzcan en producciones musicales, marcando un sello netamente autóctono y nuestro, por el otro.
Pero en general, si bien la mayoría de los compositores no desaprueban la creación de música basada en fuentes folklóricas, prefieren la no adquisición de estos recursos populares.
Una historia de la evolución de la música en nuestro suelo es necesaria para ubicar en escena a los compositores del CD en cuestión. Y en esta tarea, será ineludible citar el año 1852, fecha importante porque poco después entra en vigencia la Constitución Nacional, que se establece en el año 1853, junto con la codificación y promoción de la Legislación Nacional.
Entre los años 1852 y hasta 1910, la Argentina experimentó desde el punto de vista musical la incorporación de elementos del romanticismo europeo. A partir de 1852 y durante varios años, la actividad musical propiamente dicha giró en torno a dos focos principales: la ópera y la música vocal e instrumental de cámara.
Se puede situar a los dos primeros protagonistas de 1810 2010 en esta época en donde el impacto inmigratorio producido por grandes contingentes humanos modificará las condiciones del país, y por tal, se incrementarán los medios de comunicación, se incorporarán obras de ingeniería (como puertos, diques, ferrocarriles y telégrafos), se erigirán imponentes edificios, y en lo musical, se hará visible la sucesiva y rápida erección de conservatorios y la creciente demanda de profesores de música.
Sin dudas, 1880 1910 fue una época de oro: la frecuencia de los espectáculos operísticos llegó a tal magnitud, que Buenos Aires se constituyó en una plaza de importancia capital en las actividades operísticas internacionales (durante años sucesivos, se ofrecían óperas cuyo estreno era a veces a escasísima distancia del europeo).
Coexistían así el teatro lírico, la música de salón, sesiones de conciertos vocales e instrumentales, y ya a partir del último cuarto del siglo XIX, se ha de establecer la música de cámara y el pianismo de los grandes maestros.
Y dentro estos grandes maestros, la personalidad más destacada de la música argentina será la del pianista y compositor Juan Pedro Esnaola, primer protagonista del CD: muchos teóricos e historiadores lo consideran el primer compositor argentino, entendiéndose como compositor a aquel músico erudito que plasma ideas musicales en un papel.
El mayor aporte musical de Esnaola es la orquestación y arreglo de la música del Himno Nacional Argentino, que si bien es original de Blas Parera, dicha adaptación para orquesta fue publicada en 1860 y oficializada en 1944.
Tal vez sea por eso que nueve de los veintiocho cortes de esta placa están dedicados a la obra de Esnaola, incluyendo la célebre Quadrilla, pieza dedicada a Manuelita Rosas.
De Amancio Alcorta, segundo homenajeado del disco y otro de los precursores del nacionalismo musical, Antognazzi incluye cuatro valses, dando a conocer parte de la producción de este prolífico compositor del que sólo han sobrevivido algunas obras.
Para llegar a las figuras de Guastavino y Ginastera habrá que seguir adelante en la historia de nuestro pasado musical, y mencionar la aparición en 1929 del "Grupo Renovación", que fundado por J.C. Paz, J. Fischer, J. J. Castro, J. M. Castro y G. Gilardi surge con el afán de introducir ideas nuevas a la realidad musical del momento. Este grupo estaba dividido en dos vertientes: por un lado el "internacionalismo", y por el otro lado, el "nacionalismo".
Paz, representante de la primera tendencia, no tardó en discrepar con los demás miembros, y se separó de ellos, para ya en los umbrales de 1937 comenzar a organizar un ciclo de conciertos de neto corte vanguardista que denominó "Conciertos de Nueva Música".
Paralelamente, y ya en la década del 60, hace su aparición el "Centro de Altos Estudios Musicales", patrocinado por la Fundación Di Tella y dirigido por otro de los protagonistas del CD: Alberto Ginastera, máximo representante de la fusión de la música académica con las raíces folklóricas de nuestra música.
Es que no hay pueblo alguno que carezca de tradición, y por supuesto que la Argentina no es la excepción.
Afortunadamente, hubieron músicos que se interesaron en difundir y fomentar esto de la cultura nacional, como será el caso del último homenajeado en el disco de Antognazzi: Carlos Guastavino. Del maestro de Santo Tomé fallecido en el 2000, escogerá los "10 cantos populares".
"Las obras fueron escogidas con el propósito de que cada una de ellas represente y simbolice un determinado período compositivo, y que nos posibilite observar cómo pudieron convivir ritmos y rasgos musicales absolutamente americanos, fusionados en una nueva síntesis con la vigorosa influencia de la música europea", dice Aldo Antognazzi al reflexionar sobre la génesis de este disco.
Y lo grafica con una interpretación exacta, deliciosa y sumamente estilística de estos cuatro compositores que si bien comparten la misma nacionalidad están bien diferenciados en estilo, lenguaje y época.
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