CULTURA / ESPECTáCULOS › LISANDRO ARISTIMUñO EN CUARTETO DE CUERDAS
En los últimos años, y a través de sus sorprendentes cuatro discos, Lisandro Aristimuño se confirmó como uno de los grandes compositores de la música popular argentina. A través de canciones que pueden transitar por el rock y el pop alimentándose además de raíces musicales diversas, el músico nacido en la Patagonia se mostró además como un gran creador de climas, un sutil artesano capaz de encastrar capas de melodías, armonías y arreglos que enriquecen cada escucha. Desde hace algunos meses, Aristimuño decidió además darle una nueva mirada a su riquísimo repertorio y reformuló su grupo con una propuesta paralela: la del cuarteto de cuerdas que esta noche (en una función que ya agotó sus localidades) y mañana a las 22 actuará en la Sala Lavardén de Sarmiento y Mendoza.
Secundado entonces por Pablo Jivotovschii (violín), Leila Cherro y Lucas Argomedo (cellos), el cantante y guitarrista mostrará por primera vez en Rosario el nuevo ropaje con el que ha abrigado a sus creaciones. "La idea es presentar los temas vestidos de otra manera. Entonces se escuchan muchas versiones y arreglos nuevos que por ahí con la banda se pierden entre tanta gente y músicos en escena. Eso lo hace, quizás, hasta más dramático", analizó Aristimuño, quien sin embargo reconoció que el valor de la obra es intrínseco a la obra misma.
"Si no hay canción no pasa nada --remarcó--. La canción es como un tendal al que después vos le ponés la ropa que querés. Me parece que las canciones salen de un lugar muy simple y después terminan siendo cargadas, llenas de capas de tímbrica y de arreglos, pero me parecía interesante poder mostrarlas sólo con un trío de cuerdas, mi guitarra y mi voz. Hacer algo más pelado, más auténtico también. Tiene una cosa más valiente, incluso, porque hay que tocar y enfrentarte a que no haya una batería, algo que a la gente le haga mover la cabeza. Es como si fuera el mar, un sonido de olas. Por ahí con la banda logramos una parte más terrenal de las canciones, en este caso intentamos estar en otra etapa, arreglé los temas como si estuviéramos en el cielo. Es más volátil, más de flotar".
La construcción del repertorio, en tanto, se vio influenciada por esa búsqueda: "Lo hice basándome en cuáles eran las canciones que mejor podían quedar en este formato. También quedó como un concierto en donde vamos a tocar todas las canciones de los discos, y no específicamente uno. En este caso busqué la mejor manera para arreglar cada canción. Casi siempre pasa que en los discos hay canciones que remiten más a un tipo de arreglo. Pero también hay sorpresas, porque hay temas muy fuertes que hacemos con cuerdas, tienen una fuerza distinta. Eso es increíble, porque sin batería ni nada los temas no dejan de ser contundentes".
Más allá de la nueva mirada que Aristimuño ofrece de sus propias creaciones, el encanto de sus obras también ha sido abordado por distintos intérpretes. Y allí está, para corroborarlo, la versión de "Tu nombre y el mío" que Liliana Herrero incluyó en su reciente Este tiempo. "A esa situación la tomo con mucha felicidad --reconoció el autor--. Creo que cuando uno hace canciones se pueden interpretar de miles de maneras. El arreglo de Liliana es hermoso, lo tiró más para el lado del jazz y quedó otra cosa. Lo mismo pasa con los oyentes, que interpretan las letras como quieren. Uno es dueño de las canciones hasta cierto punto (cuando las compone y cuando las graba), después ya pasan a tener libertad, cada uno la toma y hace como quiere. Eso es lo más lindo de ser compositor".
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