CULTURA / ESPECTáCULOS › PAULA MANAKER Y SU VISIóN DE RAFAEL BARRET EN EL PARQUE DE ESPAñA
La bailarina y coréografa rosarina estrenó "Un dios que se va" de Barret. Describe al poeta anarquista español y sus trabajos como de una "vigencia perturbadora" y recupera de él "su visión del ser humano como una potencia arrasadora".
› Por Julio Cejas
Después de su última y exitosa propuesta "Oh imperfecta", la bailarina y coreógrafa Paula Manaker vuelve al ruedo con "Un Dios que se va", otra creación que lleva su sello y que se estrenó ayer en el Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río). Esta obra que mixtura teatro, danza y música, está inspirada en textos del español Rafael Barrett y volverá a verse el próximo sábado a las 21.30 y los domingos 5 y 12 a las 21.30 en el Teatro Príncipe de Asturias de ese Centro Cultural.
La dúctil creadora rosarina dialogó con Rosario/12, acerca de una puesta realizada en Coproducción con el Centro Cultural Parque de España, contando además con el apoyo del INT, el Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe y la editorial Más allá.
"Conocí a Rafael Barrett hace unos años a partir de una edición de su obra completa editada por la editorial Americalee, del año 1945. A partir del 2010 el Centro Cultural Parque de España crea una convocatoria denominada `Ayudas a la producción artística en teatro y danza' para artistas rosarinos, vi allí una oportunidad para sumergirme en su obra, esta vez con otra intención, la de darle mis propias imágenes, interpretación a sus relatos, a sus ideas. Se trataba de pensar y crear una obra, ganamos el concurso pero una vez pensado el proyecto ya tenía fuerza de desarrollo independiente de los resultados del concurso", plantea Manaker.
Barret, nacido en 1876 en la localidad española de Torrelavega, estuvo viviendo cerca de 7 años, alternando su residencia entre nuestro país, Uruguay, Brasil y Paraguay, donde militó en el más profundo anarquismo y dejó una prolífica obra como articulista, conferencista, crítico y cuentista. Entre sus textos figuran títulos como: "Ideas y Críticas", "Moralidades Actuales", "Mirando Vivir", "El dolor paraguayo", "El terror Argentino", "Al Margen", por citar sólo algunos de esa frondosa producción.
-¿Consideras que el legado escrito de Barret puede aggiornarse a los tiempos que corren?
-Para mí sus ensayos, relatos y cuentos breves, son de una vigencia perturbadora, recupero su visión del ser humano como una potencia, una potencia arrasadora en un cuerpo frágil, vulnerable, mortal, hay un deseo en Barrett, cuando habla de esa fuerza dice: "Las fuerzas que el destino olvidó en nuestras manos, son fuerzas de tempestad", habla de una ilusión sobre el ser humano, un reconocimiento de su potencia ,de su poder de transformación que me despiertan las preguntas que aún motivan esta creación.
La obra "Un dios que se va" está basada precisamente en el título de uno de los artículos de este notable escritor español, que sirvió como disparador para armar esa propuesta y un lugar de posicionamiento según afirman sus responsables.
-Barrett se plantea en ese texto, la necesidad de otros Dioses, o la confianza en el ser humano, sin los temores de un Dios perverso y que genera culpas. ¿Qué lectura haces en tu propuesta dramática?
-La propuesta dramática está consolidada por el elenco y el desarrollo de sus potencias, algunos textos e ideas de Rafael Barrett, sirvieron para centrarnos y preguntarnos de que se trata por ejemplo "La lucha", "El esfuerzo de un ser humano que cuenta solamente con su propia vida, nosotros seleccionamos algunos textos que fueron fundantes para la creación de las escenas, a manera de apoyos y de redes subraya Manaker.
Es importante destacar la labor de la editorial "Más Acá" que según los integrantes de este proyecto, realizó la selección de estos textos, especialmente editados para la obra, aportando la costura de 1000 libros a mano, que serán entregados a cada uno de los espectadores.
-En "Oh imperfecta!, el disparador era un texto de Marguerite Duras, aquí Barret opera de la misma forma, ¿cómo se elabora desde la mirada de una bailarina y coreógrafa, una dramaturgia donde intervienen textos literarios o poéticos?
-La obra de Barrett es tomada a modo de inspiración, la literatura , la pintura o la música son expresiones en diferentes formatos, lo que me conmueve es lo que es expresado en ello generalmente, a pesar de que el medio de expresión sea irremediable, en esta oportunidad algo muy presente en la obra de Barrett es la confianza y la fe en el ser humano asumiendo los riegos de esa potencia, esto me inspira para proponer a los integrantes del elenco una proyección de su cuerpo, una danza, una música,confiando en la expresión real que no se desvincula ni de la forma ni del modo en que es producido.
Otro de los hallazgos de "Un Dios que se va", es la cuidadosa selección de un elenco integrado en su mayoría por actores y bailarines que acumulan diversas experiencias tanto en la formación como en la producción de trabajos tantos teatrales como vinculados a la danza y a las artes escénicas en general.
El grupo conformado por Gustavo Maffei, Marcelo Díaz, Juan Manuel Raimondi, Florencia Martinucci, Yerutí García Arocena, Ange Potier y Federico Abelli como músico invitado se complementa con creadores como Cristian Ayala en realización de vestuario, Carlos Masinger en la creación musical y Sebastián Friedman como colaborador artístico. "Este grupo de trabajo está compuesto por personas con las que realizamos "prácticas" especializadas y tenemos un gusto y una experiencia ligadas según cada uno a la danza o al teatro, a la música, al dibujo o a la fotografía, hacemos esta obra en la que le damos prioridad a las potencias vírgenes de cada uno, a la expresión de cada cuerpo y su repercusión, es una obra que se desarrolla en un teatro abierto creando una especie de infinito, poniendo al ser humano en el centro, como fuerza", aclara Manaker.
A diferencia de otros trabajos anteriores donde se abordaba la limitación del cuerpo ("Cuco", "Oh imperfecta"), esta dúctil creadora confiesa que en "Un Dios que se va", la intención dramática está focalizada en el esplendor y en la expresión de cada cuerpo, aspecto que podría crear tensión y conmoción a la hora de definir parte de lo que recibirá el espectador.
"Un hombre que ya no es niño y se recuerda niño, y danza, una mujer adulta que puede disfrutar de dejarse ver en su intimidad, sin perderla, un hombre que obstinadamente busca representar un hombre y
otro hombre que lucha por existir a partir de su representación, de la mirada de los otros", conjetura Manaker acerca de estos seres que poblarán la escena para escribir desde sus cuerpos algo de la perturbadora poética de Barret.
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