CULTURA / ESPECTáCULOS › FOTOGRAFíAS DE AVETA EN EL CCPE
Los monumentales espacios desolados que fotografía el cordobés Hugo Aveta evocan las teatrales arquitecturas de la angustia que pintaba Guillermo Kuitca a comienzos de los 80. O también el realismo introspectivo de Andrew Wyeth, o el cine de Andrei Tarkowski. Hugo Aveta estudió cine y arquitectura antes de dedicarse a la fotografía, disciplina en la que hizo una carrera internacional jalonada de importantes reconocimientos, sin dejar por eso de estar vigente en la escena cordobesa. Comenzó a exponer y publicar a comienzos de los noventa. Obtuvo el primer premio de honor del Salón Nacional de Artes Visuales de la República Argentina en el año 2002, el premio regional OSDE en 2005 y el primer premio Petrobras Buenos Aires Photo 2007. En 2009 participó de la Bienal del fin del mundo en Ushuaia. Ahora está exponiendo en el Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río), donde hasta el sábado puede verse su muestra de fotografías y videos La humanidad de los objetos, con curaduría de Marcela López Sastre. Esta muestra fue ganadora de la convocatoria de Galerías de 2010.
En el título de un libro ya olvidado, Bruno Bettelheim se refirió a la psiquis de un niño autista como "La fortaleza vacía"; ese tipo de alegorías arquitectónicas de una interioridad devastada protagonizan las fotografías de Aveta. Cine y arquitectura convergen en la poética de donde surge la pregnancia casi pictórica de estas fotos. Muchas de las imágenes fueron realizadas a partir de maquetas, ya que lo que importa es la imagen como ficción poética y no como registro documental de un lugar determinado. Son apenas sutiles desajustes los que revelan el artificio. Si se mira atentamente, por ejemplo, la biblioteca, entre pintura de Anselm Kiefer y escena de Citizen Kane, en la foto que da título a la muestra, los papeles en el piso resultan ser fragmentos diminutos, imaginariamente amplificados por las proporciones verosímiles de la maqueta a escala. Muros, pisos y techos tienen la densidad de lo fantasmático; luz y volumen se imponen amenazantes, como surgidos de un sueño. La presencia, en el suelo, de vidrios o agua sugiere que no se trata de espacios a ser transitados, sino de ámbitos de la mente. Sin embargo, éstos no dejan de sugerir el acontecer social que podría haber causado tal vaciamiento. ¿Qué pasó? ¿Quién migró? ¿Por qué los humanos huyeron de allí, dejando sólo su huella en los objetos?
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