Es probable que algunos de los lectores de esta nota, en la noche del viernes, hayan tomado conocimiento del repetido robo que sufrió la sala Madre Cabrini (el tercero en estos últimos tiempos), espacio sin lugar a dudas que se puede clasificar de familiar, que fue pensado desde un primer momento, ya hace más de veinticinco años, como uno de los últimos salones de los cines de barrio; categoría que compartía nostálgicamente con la sala del cine Lumiere, hoy complejo cultural coordinado por la Municipalidad de Rosario. Un tercer atentado y ningún responsable, con las mismas respuestas, en un espacio que se supone debería ya, desde sus lugares de acceso, sea por calle Cochabamba o bien por avenida Pellegrini, ofrecer mayor garantía por parte de la autoridad directiva a cargo. Un tercer ataque a una actividad que convoca día a día, a gente de diferentes edades, por un bono contribución que permite horas de disfrutes bajo un lema y objetivo solidarios. Una programación que habla de una actitud sin fines de lucro; sólo, y hasta cierto punto, de cubrir los gastos básicos, que permitió la construcción de un grupo familiar que asiste regularmente a una variadísima programación, que permite ver y rever títulos que, de no ser por esta sala, permanecerían, en el circuito público, en el olvido.

Sólo con la presencia, como lo garantizaban los habitantes del pueblo del cine Splendor del film de Ettore Scola se puede marcar el rechazo a actitudes tan viles como las que se presentaron en estos días, en este lugar y como ha ocurrido en tantos espacios institucionales, escuelas, bibliotecas y centros asistenciales.

La entrañable sala Madre Cabrini anuncia para el día de hoy dos films, con un proyector que le fue prestado a su responsable y gran impulsor, Jorge Debiazzi. El primero de ellos es una comedia romántica con ropaje de western, que hizo época, que permaneció semanas y semanas en cartel, cuando su estreno allá en los días de 1969, Butch Cassidy and The Sundance Kid, presentada dos años antes de que su director George Roy Hill batiera todos los records de la Academia y del público con El golpe.

En el film que se puede ver hoy a las 18.30, dos grandes amigos en la vida real, Paul Newman y Robert Redford componen desde una perspectiva mítica y legendaria, en tono de epopeya, a estos dos personajes que vivieron fuera de la ley, asaltando trenes y robando bancos, en los últimos años de las páginas del Far West; pensado el film a la luz del espíritu libertario de mayo del 68, viviendo ambos una historia de amor triangular junto a la joven que interpreta Katharine Ross. En su momento, esta realización mereció cuatro Oscar de la Academia: Mejor fotografía, para Conrad Hall; guión original, para William Goldman; banda sonora y canción original, para Burt Bacharach y Caen las gotas de lluvia sobre mi cabeza.

A su término, a las 21, vuelve el cine italiano. Y una vez, otro de los grandes comediantes en escena. Dino Risi dirige a Vittorio Gassman en El tigre, coproducción ítalo estadounidense del 67 en el que el gran actor, en otro de sus roles característicos compone a sus personajes arrogantes, de éxito; ahora con cuarenta y cinco años, que ante la llegada de su madurez, decide poner a prueba su virilidad. Junto a Gassman, en este film de Dino Risi, coguionado con Age y Scarpelli, y canciones interpretadas por Fred Bongusto, encontramos a Eleanor Parker, Ann﷓Margret, Fiorenzo Fiorentini, Caterina Boratto, actriz de Federico Fellini en Otto e mezzo.

Para el martes, el cine inglés abre la función de las 19.30 con una pieza antológica, con un clásico, en el que podemos encontrar a un muy joven Peter Sellers, junto a Alec Guinness, Herbert Lom, Cecil Parker, Danny Green y la anciana Katie Jonson. Todos ellos animan la comedia brillante El quinteto de la muerte, humor negro de Alexander Mackendrick, plena de equívocos y torpezas de ingenuidad y malentendidos, en torno a un grupo de delincuentes que se hacen pasar por músicos para llevar a cabo un macabro plan y que llevó a que los hermanos Coen, cuarenta años después, filmaran una fallida remake.

En estas ultimas semanas, otro de los grandes actores que protagonizó la cartelera de Madre Cabrini fue Alberto Sordi; Albertone, para los italianos, intérprete de una extensísima filmografía de más de medio siglo y que caracterizó particularmente a la máscara de la romanizad. En el día martes a las 21, podremos ver, El vigilante, film del 61, de Luigi Zampa, quien con tono satírico revisa críticamente el modo cínico de las costumbres sociales, de los que burlan las leyes urbanas, dejando al descubierto que las disposiciones y los reglamentos no son iguales para todos.

El poema épico castellano El Cid, llevado al cine a principios de los años 60, con las actuaciones de Sophia Loren, Charlton Heston y Raf Vallote, se podrá ver el miércoles a las 18.15 y a su término, ya a las 21, El concierto, film de Radu Mihaileanu en el que desde las vivencias de un director, que en tiempos de la política opresora de la Unión Soviética fue separado de su actividad musical, se nos ofrece una reflexión sobre arte y sociedad, abriendo un espacio sobre páginas biográficas, historias familiares y secretos silenciados.

Y el viernes, en su horario de las 18.30, Metro Goldwyn Mayer, con su lema Más estrellas que en el cielo, vuelve a presentar su film de mediados de los 70, Erase una vez en Hollywood..., primera parte de una cabalgata por el género musical.