Miércoles, 27 de julio de 2011 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. ANTES DE LA FUGA, DE ISABEL HERNáNDEZ
En esta novela breve, con una estructura
de carácter fragmentario, la autora
explora las ambivalencias de los vínculos.
Por Beatriz Vignoli
Este viernes 29 de julio a las 19, en el auditorio de la librería Homo Sapiens (Sarmiento 825) se presentará un nuevo libro de la escritora rosarina Isabel Hernández. Antes de la fuga es una novela corta que fue editada este año en Santiago de Chile por la editorial Cuarto propio, cuya directora, Marisol Vera, participará de la presentación junto a los oradores Gabriel Riestra y Ada Boglietti. Además se contará con la presencia de Ovide Menin, Lilians López, Roberto Retamoso, Fátima Sime y la autora. En un tour sudamericano que es casi un tour de force, el libro se presentó el pasado jueves 21 de julio en la Embajada de la República Argentina en Santiago de Chile.
Antropóloga especializada en derechos humanos y pueblos indígenas, radicada en Chile, Hernández trabajó para organismos de las Naciones Unidas. Entre sus publicaciones científicas se cuenta Autonomía o ciudadanía incompleta: el pueblo Mapuche en Chile y Argentina, coedición de CEPAL Naciones Unidas y la Editorial Pehuén de Chile.
La autora trajo hace poco a su ciudad su libro de cuentos Al mundo nada le importa, que se presentó en mayo del año pasado en el Centro Cultural La Toma. De entre los subgéneros o temas que se abrían en esa compilación, Hernández no eligió profundizar en esta ficción de mayor aliento la vertiente política basada en la realidad de los exiliados, o en la memoria de los pueblos indígenas y su participación olvidada en gestas de la historia argentina; sino un registro de cámara, o de alcoba, o menor, si se quiere: la exploración de las ambivalencias de los vínculos (maridos, esposas, amantes) y la doble tragedia burguesa de la pasión y el tedio.
El título de esta breve novela, entonces, desorienta: la cárcel de donde huye la protagonista no es tal sino un manicomio, y la locura es su exilio. Si en sus cuentos épicos Hernández mezclaba con maestría la realidad y la ficción, en esta nouvelle intimista la historia es ficcional casi hasta el final, donde aguarda una sorpresa con final abierto y a medias preanunciada.
Por la relativa simplicidad de su trama, y porque no deja saber mucho más de sus pocos personajes que lo necesario para volver verosímiles el nudo y el desenlace, Antes de la fuga es menos una novela breve que un cuento largo, expandido. Su carácter fragmentario le permite a la autora combinar, como en una taracea, diversos puntos de vista. Cuando éste es el de la heroína, Laura Sandoval, su monólogo interior asume una primera persona confesional y despiadada; al centrarse el relato en su marido, Andrés Otazo, la tercera persona va y viene entre la perspectiva de Laura y una mirada omnisciente.
Asumir la voz del otro de la civilización es una constante en la obra de Isabel Hernández; y la escritora Laura Sandoval, de novelesco nombre, podría ser calificada desde la autoridad médica como una paciente fronteriza. Pero sus padecimientos están vinculados al género: la menstruación aparece como el trauma detonante. Judía, pobre y nueva rica, Laura se tajea, se autodestruye, toca los extremos del éxito y el fracaso, se siente siempre sola y recibe como un mal más que como un bien el amor de su marido abogado y de clase alta (infiel, pero estable) a quien siempre retorna. Su dependencia respecto de él la lleva a un callejón sin salida a la vista: una internación psiquiátrica de métodos represivos hasta lo deshumanizante.
Convertida en "un objeto liviano", sin poder escribir, con las manos literalmente atadas para no cortarse, Laura agoniza. ¿Quién podrá salvarla? No su médico, Simón Bernstein, que la da por desahuciada; ni su derrotado amante, Ernesto Segovia. Todos los hombres decepcionan a Laura, quien los juzga duramente. Andrés "se ha convertido en una especie de sobreviviente de un tren descarrilado, como la gran mayoría de los seres de este mundo. Alguien que ya no sabe gozar porque no se atreve a hacerlo". De Ernesto sólo queda "la imagen de una estafa". El tono de Antes de la fuga es el del melodrama; su mundo, el del culebrón. El escueto verosímil atemporal se asemeja al decorado plano de la televisión. Pero las palabras son precisas, certeras como los picotazos de los zopilotes que entran por el ventanal y hieren los ojos en un doble guiño literario: a Kafka, y al realismo mágico latinoamericano de Isabel Allende, tocaya al fin.
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