Lun 17.04.2006
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › POLICIAL DE SPIKE LEE QUE ES MUCHO MAS QUE ESO

Crímenes que no quedan impunes

› Por Leandro Arteaga

El plan perfecto

(Inside Man)

EEUU, 2006

Dirección: Spike Lee

Guión: Russell Gewirtz.

Fotografía: Matthew Libatique.

Montaje: Barry Alexander Brown.

Música: Terence Blanchard.

Intérpretes: Denzel Washington, Clive Owen, Jodie Foster, Willem Dafoe, Christopher Plummer, Chiwetel Ejiofor, Carlos Andrés.

Duración: 129 minutos.

Salas: Monumental, Village, Showcase.

Puntos: 9 (nueve)

Desde una impresión primera, pareciera que el argumento de "El plan perfecto" debiera desarrollarse desde las premisas predecibles del cine norteamericano, en donde el proceder policial sea la santa calma que los rehenes del asalto al banco esperan ansiosos. Pero tratándose de Spike Lee (Haz lo correcto, Malcolm X), crítico atento a la xenofobia que anida en la democracia norteamericana, la incógnita se despierta y permite que en el film acontezcan lecturas tan diferentes como acordes con el hacer del genial realizador.

Desde los parámetros del relato policial, "El plan perfecto" es un clásico film de género que, desde su propuesta ideológica, puede emparentarse con la tradición del policial negro. El detective de color interpretado por Denzel Washington, con rasgos que nos remiten a Shaft y al cine de los '70 (la banda musical es otro elemento a atender), reúne en sí la paradoja de ser el "policía negro", antihéroe al que se le asigna al caso por encontrarse de vacaciones el "policía blanco", su superior. Cuando el detective y su acompañante se dirijan al banco asaltado lo harán en su patrullero oscuro, uno de los muchos guiños que Spike Lee complementa con recursos tales como la caracterización de los rehenes (latinos, árabes, orientales, negros) o las alusiones de los propios diálogos ﷓de tal modo, por ejemplo, el clásico "make my day" de Harry el sucio tendrá un justo lugar﷓.

Pero lo que importa todavía más es el móvil del asalto, aquél que nos propone descubrir el "ladrón" (Clive Owen) y cuya revelación será no sólo la pieza faltante para la resolución argumental, sino también la "piedra basal" sobre la que se erijan tanto el imperio del empresario (Christopher Plummer) como también, pero desde la denuncia, el discurso del propio film.

A partir de allí, la película gira sobre sí y permite que el antihéroe, de veras, haga justicia o que, por lo menos, reclame por ella. La resolución que aclare el destino de los personajes no la sabremos, pero lo que sí quedará claro es la moral digna con la que el detective guarda su placa mientras su mujer lo espera, con la impaciencia del deseo, en la noche de la cama.

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