El próximo domingo, en el Centre Català y a partir de las 19.15, se presentará El Matrero, ópera en tres actos del compositor argentino Felipe Boero. La puesta y realización estará a cargo del Grupo de Opera Independiente de Rosario, de reciente formación (habiéndose constituido en febrero de este año), y que fue creado con la intención de realizar la puesta en escena de óperas diversas. "Se trabaja en forma de cooperativa, de modo que los artistas pueden rotar sus roles y ser tanto protagonistas en algunas producciones como coro o personajes primarios en otras", explica Néstor Mozzoni, que en esta oportunidad tiene a su cargo la dirección musical.

"La primera ópera elegida fue El Matrero de Boero, que ya estrenamos el 6 de octubre en La Comedia. Además, tenemos previsto realizar dos nuevas funciones en marzo del 2012, junto con otros dos proyectos más en vista: otra ópera argentina (con título aún a definir) y El caballito blanco, opereta de Ralph Benatzky, ambas para estrenar en el 2013", agrega.

El elenco cuenta con un total de 19 personas: dieciséis cantantes (Eduardo Mecozzi, Maru Gayol, Jorge Ferrari, Marcos Zanetti, Alvaro Etcheverry, Sebastián Santana, Marcela Centenaro, Marita Novau, Angie Cámpora, Lisandro Werbin, Mauro Chinellato, Lisandro Cárcamo, Santiago Naivirt, Valeria Osuna, Graciela Mozzoni y Alicia Caruso), un escenógrafo (Hugo Salguero), una directora de escena (Maricel Garello) y un director musical (Néstor Mozzoni), sumándose la participación de Ana Crespo en el asesoramiento en danza y vestuario. Todos ellos, artistas rosarinos, bajo la coordinación general de Graciela Mozzoni.

"La idea surgió de mi deseo de cantar ópera en la ciudad", apunta precisamente la mezzosoprano, autora del proyecto. "Viendo que era muy difícil lograrlo, pensé que un buen modo sería producirlas e invitar a participar a colegas que estaban tan deseosos como yo, además de algunos alumnos o cantantes nóveles, intentando conformar así un grupo estable. La elección de El Matrero también tuvo en cuenta que se podía utilizar la misma escenografía en los tres actos, y que el vestuario era sencillo".

Es que la acción de esta ópera del gran compositor porteño, nacido en 1884 y fallecido en 1958, se desarrolla en una estancia del litoral argentino, más precisamente en el rancho de don Liborio, en donde se celebra una fiesta con guitarras, cantos y taba. Sin embargo, una inquietud opaca ese clima de alegría: tiene que ver con el matrero, que anda por los montes huyendo de la justicia y a quien nadie ha visto aún. Así, el argumento cuenta la historia de un gaucho rebelde que finge ser un cantor errante para ganar el amor de una mujer, Pontezuela, quien lo rechaza por estar enamorada del rebelde, aún sin conocerlo.

Esta es la obra más famosa de Boero, quien fue además un destacado trabajador en el área de la política educativa argentina. En cuanto a la música, combina hábilmente efectos sonoros propios del folclore argentino con elementos melódicos italianizantes y frases veristas. Sirviéndose del recitativo, el arioso o el aria, el compositor logró adecuar exitosamente un texto plagado de modismos locales. La vívida pintura gauchesca fue reforzada con espléndidas estilizaciones de danzas nativas, siendo la media caña uno de sus fragmentos más difundidos.

Sobre el final de la entrevista, la pregunta de rigor recaerá sobre el financiamiento de un proyecto tan ambicioso. "Toda mi vida he intentado que la falta de dinero no sea una traba para la realización artística --destaca Graciela Mozzoni--. Por suerte quienes me rodean tienen el mismo espíritu y generosidad. Aportamos dinero entre todos para la producción, fotos, filmación y demás gastos. La Secretaría de Cultura colaboró también para estas dos primeras presentaciones, con lo que salvaremos los gastos ya producidos".