Impulsado por la Secretaría de Cultura municipal, el concierto que esta noche a las 21 se llevará a cabo en el Anfiteatro Humberto de Nito permitirá el regreso a los escenarios de tres bandas históricas. Bautizado como 4:40, el espectáculo tiene como objetivo reunir a cuatro representantes del movimiento musical rosarino durante los 70, 80, 90 y 2000. Respectivamente, los regresos de El Angulo, Certamente Roma y Mortadela Rancia cubrirán los tres primeros períodos, mientras que Rosario Smowing asumirá la representación de aquellos que mantienen viva la escena actual.

Casi cuarenta años pasaron desde la última actuación de El Angulo, la banda que integraban (y que esta noche volverán a conformar) Rubén Goldín, Omar Pogonza, Fito Cobelli y el Conejo González. Aunque más reciente, el show despedida de Certamente Roma --Fabián Llonch, Carlos Vandera, Coco Maskivker, Guillermo Saer y Luis Fuster-- ocurrió allá por 1990, mientras que Mortadela Rancia --Gonzalo Aloras, Lisandro Falcone y Diego Giordano-- llevó su historia hasta fines de esa misma década. En diálogo con Rosario/12, Omar Pogonza, Carlos Vandera y Gonzalo Aloras recordaron aquellos tiempos.

- ¿Qué período recordaría como el más trascendental en la historia de su grupo?

- Omar Pogonza: Creo que del 71 al 75 fue impresionante. Participamos de un movimiento junto a Pablo El Enterrador. Diría que después del movimiento que estuvo ligado a Los Gatos, a Litto y algunas bandas, nosotros somos los precursores de la Trova. La Trova se reflejó en nosotros, que funcionábamos como parte del Ateneo Músicos y Amigos de Rosario (Amader). Había gente de muchas bandas. Estaban Pichi De Benedictis, Lalo de los Santos, Amalgama, gente que componía ese movimiento, donde los puntales éramos Pablo El Enterrador y nosotros.

- Carlos Vandera: Nosotros arrancamos en el 87, y nuestro mejor año fue el 89, cuando salió nuestro disco y lo presentramos en vivo. Fue el año que más tocamos. Después nos pasó por arriba el Austral (risas).

- Gonzalo Aloras: Mortadela Rancia surge, como todo grupo del secundario, haciendo las primeras presentaciones en la escuela, en la Dante Allighieri. Fue el espacio donde pude canalizar mis inquietudes musicales. Para mí fue muy importante de esa época, por lo que diría que la etapa más importante fue cuando comienza la década del 90. De ahí en adelante, cuando empiezan las primeras canciones, las primeras presentaciones, hasta 1994, el año más importante, cuando grabamos el disco, en las mejores condiciones que se podían hacer en ese momento. Sin duda fue el año más importante, sumado a que ese mismo año tocamos en la Lavardén, con las primeras críticas positivas en los diarios más importantes. Fue como una especie de aparición social. Y paulatinamente los años siguientes, 95 y 96 fueron los de mayor movimiento, hasta el 97 inclusive, cuando más se tocó en vivo. En ese mismo año 94 fuimos banda soporte de Pappo, así que eso queda adentro de la historia del grupo como una cosa interesante. Y en el año 99 llegamos a tocar también en la mitad de un concierto de Fito, que fue muy curioso porque en vez de tocar soporte abriendo el show, tocamos en la mitad. Siempre recuerdo esa imagen con mucho cariño y mucha gracia, como verlo a Guillermo Vadalá sacándose el bajo para dárselo a Lisandro Falcone en medio del recital.

- ¿Qué característica resaltaría del rock rosarino de su época?

- O.P.: La característica era la dedicación a lo que sentíamos, que era hacer música. Eramos muy comprometidos. El rock de esa época era comprometido, aparecieron los bastiones de la música, los pilares a nivel nacional, y desde Rosario tratamos de reflejarnos y generar nuestro movimiento genuino, con nuestra música y sentimientos. Eso fue llevando y acrecentando un movimiento que siguió la Trova y tanta gente que siguió haciendo música. La principal característica y más importante era la pasión por lo que hacíamos. De hecho todavía hacemos lo que nos gusta.

- C.V.: Creo que estamos recordando un poco ese período, la segunda mitad de los 80. Las bandas de esa época ingresaron un sonido diferente al que se escuchaba acá. Los primeros cinco años de los 80 lo que mandaba era la Trova, el disco Tiempos difíciles es del 82. Entonces bandas como Identikit, Graffiti, Punto G, tenían otra estética en el audio, otra manera de tratar las letras. En esa época nos trataban de frívolos, pero si te ponés a pensar nuestro disco se llamó Después de la guerra... A lo mejor el sonido era más fresco, pero también nos atravesaban las cosas que nos atravesaban a todos.

- G.A.: En general, a nivel de la cultura rock, en los 90 se dan dos movimientos paralelos en relación a esto. Uno el movimiento mundial, que siempre influye. Los 90 es la década en que empieza a hacerse muy conocida la movida grunge, con bandas como Nirvana Stone Temple Pilots, Pearl Jam, esa movida que viene a proponer una especie de renovación concreta y musical. Pero a la vez una cosa que caracterizó a la ciudad es el eclecticismo. Por ahí en los 80 era una cosa más homogénea, con bandas como Identikit, Graffiti y Certamente Roma, que coincidían en cierta estética. En los 90 una de las características principales era el eclectisicmo, la diversificación. Así estábamos los Abrepuertas, Shocklenders, Los Vándalos, The boys have pennis, Mortadela Rancia, todos muy distintos entre sí, grupos que no compartían más que algunas cervezas a la noche, pero convivían en una misma escena. Hay una característica que tiene que ver con ese eclecticismo. Que se refleja también en nuestro disco Ciudad Paranoia, donde está presente esa mezcla, esa apertura.