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Domingo, 15 de abril de 2012

CULTURA / ESPECTáCULOS › CON LA SOPRANO VIRGINIA TOLA, SE ESTRENA EN ROSARIO LA óPERA UN BALLO IN MASCHERA.

Para continuar con la tradición

Un elenco de lujo se presentará en la ciudad, junto con la Orquesta y el Coro de la ópera local. La obra hace más de cien años que no se representa en Rosario en su versión integral. Se puso en escena aquí por primera vez el 30 de mayo de 1908.

 Por Marisol Gentile

En este mes, los días domingo 15, jueves 19 y sábado 21, subirá a escena en el Teatro El Círculo Un ballo in maschera, ópera en tres actos de Giuseppe Verdi (1813﷓1901), con libreto de Antonio Somma. En una producción de la Asociación Cultural "El Círculo" en colaboración con la Opera de Rosario. Bajo la batuta del Maestro Nicolás Rauss ﷓al frente de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario-, la dirección escénica de Pablo Maritano, la escenografía de Nicolás Boni y el vestuario de Mariano Toffi, completan el staff el Coro de la Opera de Rosario -que dirige el profesor Horacio Castillo- y un extraordinario elenco en los roles protagónicos que encabezan la soprano Virginia Tola, el tenor Luis Lima y el barítono Leonardo Lopez Linares.

El reparto se completará con las voces profesionales de Anabella Carnevali, Jaquelina Livieri, Milton Miller, Mauricio Cuesta, Ismael Barrile y Germán Polón, lo cual hace de éste un elenco de lujo. En referencia a la ópera, el argumento se basa en un hecho histórico: el asesinato del Rey Gustavo III de Suecia durante un baile de máscaras, a fines del 1700, realizado como parte de una conspiración política y tramado por un grupo de nobles opositores al gobierno absoluto del monarca.

La historia cuenta que Verdi estaba en la mitad de su carrera cuando le comisionaron que escribiera una ópera para estrenarse en Nápoles. Por ese entonces, Italia estaba dominada por el Imperio Austríaco, y la censura no aceptaba una obra donde se asesinara a un rey, cosa que obligó al compositor a realizar una serie de transformaciones para convertirse en la versión que se conoce hoy, y así, tuvo que trasladar la acción a Boston, en donde en lugar de un rey aparece la figura del Conde Ricardo. El drama fluirá bajo la sombra de un amor imposible, los celos, la traición y el crimen, todo ello matizado con ciertos tintes sobrenaturales personificados en la hechicera y sus profecías.

La obra hace más de cien años que no se representa en la ciudad en su versión integral. Más concretamente, en el actual Teatro El Círculo (ex Teatro de La Opera) se puso en escena por primera vez el 30 de mayo de 1908 por la Gran Compañía Lírica Italiana, dirigida por Giuseppe Rubino, y no hay registros que indiquen que se haya vuelto a representar hasta nuestros días.

Siendo la ópera un espectáculo multimedial tan grande y complejo, resulta interesante detenerse un momento en la participación del coro. La tradición del público es sin dudas la de centrar su atención en las voces solistas y protagónicas; sin embargo, el coro desempeña un papel fundamental en la ópera, con la exigencia de cantar siempre afinados, fundiendo su voz con la de todos los otros miembros, a un ritmo perfecto y desde cualquier punto del escenario, sin que importe lo que hagan mientras cantan: pueden estar saltando, bailando, bebiendo o luchando.

"La participación del coro en esta ópera de Verdi le da una variedad muy necesaria al equilibrio formal en el desarrollo del drama", explica a Rosario/12 Horacio Castillo, director del Coro de la Opera de Rosario. "Lejos de los grandes coros del primer período del compositor, en esta producción la masa coral está muy integrado a la escena: a veces como conspiradores, otras veces como aristocracia", agrega.

Si bien la función original de los coros griegos era de menor importancia, ya que se limitaba a comentar el desarrollo del drama, ha ido evolucionado gradualmente hasta convertirse en un elemento esencial, y su tamaño, tipo de voces y formación variará según el tipo de ópera, la época y el compositor.

Así, y en el caso del maestro italiano, las óperas de Verdi requieren coros de gran tamaño (contrariamente a otros creadores, como Mozart, por ejemplo, que emplean coros de tamaño reducido, o Rossini, Donizetti y Bellini, que suelen contar con conjuntos medianos). Y si bien la masa coral no es la protagonista, cuando entre en escena ha de tener la fuerza suficiente para sobrecoger al público, y su aparición debe sin dudas ser respetada por los directores de escena.

"Para Un Ballo in Maschera, contamos con un elenco realmente de lujo, todos ellos artistas que se han presentado en las más importantes salas de ópera del mundo, secundados por destacables artistas rosarinos", dice Castillo, quien ocupa el cargo de director desde la fundación del coro, cuando la Opera de Rosario lo convocó para llevar adelante el proyecto a fines del 2006.

"La tarea de participar de una obra de arte tan integradora como es la ópera conlleva, además de una enorme gratificación individual, los problemas esperables de la interacción de los intereses, deseos e individualidades de cada uno de los que participa, tanto dentro del escenario como fuera. Se necesita, entonces, de mucha dedicación y por sobre todo, no perder de vista que el objetivo es que todos podamos gozar de la realización del conjunto; única justificación verdaderamente importante para tamaña odisea".

Actualmente, el coro de la Opera de Rosario consta de un elenco estable de 40 personas. El trabajo es arduo: al régimen habitual de ensayos de aprendizaje de partes se le suman una evaluación de rendimiento de las mismas, etapa de memorización y concertación con los solistas, ensayos de escena al piano, ensayos de conjunto con orquesta y en la etapa final, ensayos pre﷓general y general con luces y vestuario.

Teniendo como meta la realización de obras del repertorio lírico en representaciones escénicas, semi﷓stage o de concierto, además de abordar también repertorio sinfónico coral, el coro ya trabaja en la programación de la agenda 2013.

Con la concreción de estos conciertos, se continuará con la tradición operística que se inició en la Argentina en 1852, época en donde la actividad musical giró en torno a la ópera y a la música de cámara, siendo mucho mayor la frecuencia de los espectáculos operísticos.

Llegó a tal magnitud, que Buenos Aires se constituyó en una plaza de importancia capital en las actividades operísticas internacionales: pocas ciudades en el mundo han registrado la simultaneidad de temporadas líricas, a veces durante años sucesivos, ofreciendo óperas cuyo estreno era a veces a escasísima distancia (meses, en algunos casos) del estreno europeo.

"Además de las óperas, hemos tenido una frecuente colaboración con la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, junto a la cual hemos interpretado obras como Sirènes de Debussy, los Chôros nº 10 de Villa Lobos, La Messa di Gloria de Puccini y el Requiem de Verdi. El próximo 7 de junio abordaremos el desafío de interpretar la sinfonía Romeo y Julieta de Berlioz. Luego seguirá participar en la zarzuela Luisa Fernanda y en la ópera El Barbero de Sevilla", anticipa el director.

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Virginia Tola, Luis Lima y Lopez Linares; en las principales voces de esta ópera.
 
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