La noticia: gatillar el disparador en el momento justo, en el lugar indicado, para captar un hecho relevante. Eso es apenas el diez por ciento de la 23º Muestra Anual de Fotoperiodismo Argentino, de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra), que puede visitarse desde hoy, a las 19.30, hasta el domingo 1 de julio, de martes a domingos de 15 a 19, con entrada libre y gratuita, en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC, Sarmiento y el río).

"El 2011 en imágenes", la resume Raúl Ferrari, presidente de la Argra, quien fundamenta en el "trabajo federal" de la asociación la decisión de elegir la ciudad de Rosario para inaugurar la muestra a nivel nacional; recién el 17 de julio viajará a Buenos Aires, y de ahí a todo el país. La Argra cumple 70 años este año. Fue fundada en 1942. La Muestra de Fotoperiodismo Argentino cumplió 30 años el año pasado. La primera exposición se llevó a cabo en el año 1981 en un pequeño local de Buenos Aires. "Comenzó en plena dictadura", evoca Ferrari. "La idea nace de un grupo de fotógrafos: mostrar las fotos que no podían ser publicadas en los medios de la época". Este año, un comité editorial conformado por Carlos Bosch, Jorge Sáenz, Sandra Cartasso, Daniel Cáceres y Lorena Lucca seleccionó unas 200 fotos de entre las cerca de 2900 imágenes enviadas por reporteros gráficos de todo el país, tanto en forma de historias gráficas como de fotografías individuales, en varias secciones: actualidad, vida silvestre, deportes y retratos, entre otras. La exposición no sólo repasa los hechos sociales, políticos, deportivos y culturales más significativos del 2011, sino que aporta relatos visuales pensados con otra cabeza que no es la de los medios. "Hay hechos que no son noticia y que forman parte de la vida cotidiana del país", reflexiona Ferrari.

Un recorrido de la mano de Matías Sarlo, reportero gráfico a cargo del montaje de la muestra junto con su colega Héctor Río, revela algunas de estas joyas visuales excluidas de la agenda mediática. Puede verse por primera vez en Argentina una selección en gran formato de las más de 6 mil fotos que Alejandro Kirchuk tomó en tres años a Mónica y Marcos, sus abuelos, ella con mal de Alzheimer. La noche que me quieras/ Never let you go fue premiado en la categoría Vida Cotidiana del premio World Press Photo. "El noventa por ciento de lo que se ve acá no fue publicado en medios", resume Sarlo.

Una excepción es el retrato de León Gieco por Pablo Piovano, que sí se pudo ver publicado en Página/12. El músico refleja su rostro marcado por el tiempo en un espejo que sostiene contra el agua. No es reconocible la estrella: faltan los emblemas del ícono que los medios construyen. Totalmente impublicable es el rostro de Fito Páez posando bajo una luz cruel por Piovano. O la cola de Fernando Cavenaghi en una instantánea de Carlos Greco. Ni parece interesar a un diario la conmovedora historia gráfica de Lucía Baragli sobre una mujer con cáncer de mama. O las cartas a máquina que Roberto Genovesi y Angela Auad dejaron a sus hijos, o la hendija por donde los detenidos desaparecidos de la ESMA vislumbraban el mundo exterior durante su cautiverio: audaz gesto de Paula Daniela Ribas, quien se puso en los zapatos de sus sujetos ausentes y abusó de la subexposición (que ocupa casi todo el plano) para mostrar unas tinieblas irrepresentables.

"Es como una mirada más profunda", arriesga Sarlo. El y Río cuentan que al I Encuentro Nacional de Reporteros Gráficos en Chapadmalal (provincia de Buenos Aires), en abril de 2011, convocaron para dar charlas y talleres a colegas que no vienen de la prensa gráfica: Julian Germain, representente británico del documental artístico, y Marcos Adandía, que dirige Dulce x negra. Allí su colega José Gómez inventó pares de hermanos gemelos, Río incluido. "Registrar el hecho, hoy lo hace todo el mundo. ¿Qué le agregamos como trabajadores de la imagen?", pregunta Sarlo. La respuesta son estas 200 fotos en el CEC.