Responsable de componer cerca de la mitad de las canciones que conforman Pecados y Milagros, en su último disco la cantante Lila Downs ratificó la diversidad de influencias que confluyen en su obra y, en paralelo, dejó en claro que más allá de los revestimientos musicales que puedan descubrirse en sus canciones la cultura mexicana es indiscernible de su realidad artística. A poco más de dos años de su última actuación en Rosario, Downs llegará esta noche al teatro El Círculo de Laprida y Mendoza, donde, a partir de las 21.30, presentará su Pecados y Milagros, y repasará además algunas creaciones de antaño.

Media docena de canciones propias (coescritas junto a su esposo, el músico y productor Paul Cohen) y composiciones de José Alfredo Jiménez, Tomás Méndez, Cuco Sánchez, Marco Antonio Solís, Juan Zaizar y Timoteo Cruz Santos fueron las que Downs seleccionó para su nuevo material de estudio, donde a su inherente amplitud musical decidió acompañarla con un listado de invitados claramente diverso. En el disco, aparecen así el compositor y acordeonista mexicano Celso Piña, la magnífica cantante Totó la Momposina y los Illya Kuryaki & The Valderramas.

Es que si bien la música y el concepto de Lila Downs está estrechamente vinculado con la historia y el presente de la cultura mexicana, su obra está también atravesada por un espíritu de cruza que la ha erigido como una interesante renovadora de la música de su país. Egresada como antropóloga social en la Universidad de Minnesota, supo cohesionar esa formación con sus intenciones musicales, que le permiten rescatar la tradición musical de Centroamérica con nuevos cruces estéticos.

Después de ocho discos de estudio --entre los que se cuenta Una sangre, publicado en 2004 y galardonado con un Grammy latino--, Downs se tomó una suerte de impasse y publicó un grandes éxitos y un material registrado en vivo en París, junto a su banda histórica: La Misteriosa. Con Pecados y Milagros, la cantante retomó el camino de las novedades, logrando una placa que fue elogiada por medios como el New York Times, que en su crítica apuntó al disco como uno de "moderno pop mexicano con una excitante y camaleónica voz en el centro". "Sonidos regionales tradicionales --acordeón, banda de bronces y arpas-- atraviesan el álbum, junto con ritmos ajenos a México y efectos electrónicos. Pero la señora Downs --que ha vivido en México y Estados Unidos, y ha cumplido con la misión de fusionar el folclore del México profundo con modernas posibilidades panamericanas-- siempre tiene algo más en mente", apuntó el diario norteamericano.

Más allá de las definiciones y los intentos de encasillamientos, la posibilidad de presenciar en directo un show de Downs funciona como confirmación de su enorme talento para lograr obras que conectan con las raíces musicales latinoamericanas. Y que, sobre todo, permiten aproximarse a la riquísima y ancestral cultura mexicana.