En estos tiempos que corren donde la violencia en los colegios pareciera recrudecer con mayor virulencia y algunas voces se levantan para exigir mejores herramientas para paliar este flagelo; el teatro vuelve a posicionarse como instancia ideal para establecer un puente de comunicación entre el conjunto del estudiantado, los docentes y las autoridades escolares

La obra "Cándida, la candidata de todos", dirigida por Virginia Fdel recaló en Rosario el jueves pasado para presentarse en el Cultural de Abajo, después de un itinerario de 350 funciones realizadas tantos en escuelas, como en festivales y salas teatrales; promoviendo debates donde alumnos y docentes se integraban con los actores para resignificar los alcances de este trabajo.

Seleccionada en el Concurso de Proyectos para Subsidios Area Artes Escénicas de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario (2007), esta producción, se estrena en el 2008 y después de algunas modificaciones se reestrena y realiza una gira por distintas regiones del país.

En el 2010, "Cándida, la candidata de todos" es declarada de Interés Cultural por la Universidad del Comahue (Neuquén); en Río Grande (Tierra del Fuego) y al año siguiente recibe el mismo reconocimiento en la ciudad de Reconquista.

Esta propuesta escrita por el actor y director Pablo Felitti ("Me caigo y me levanto", "Una de morenos" y "Patagonia y olvido") adaptada por la propia Fdel, recordada por su protagónico en aquella inolvidable versión de "Rosaura a las diez" del grupo La Comedia de Hacer Arte; vuelve sobre uno de los temas recurrentes de este colectivo teatral que abrió un camino en la proyección social del teatro vinculado a la educación.

"Cándida", nunca tan apropiado ese nombre para definir no sólo ya a un personaje sino a esa multitud de anónimos seres que deambulan en las sociedades modernas y que a veces suelen asomarse a través de las rendijas de algún noticiero o alguno de los programas que prometen la felicidad como "Un infeliz menos"; paródico modelo de los engendros televisivos que se aprovechan de tantos cándidos televidentes que sueñan con zafar de un sistema que los excluye.

Una vez más la mujer como centro de una escena que la ubica como "fiel servidora", como "hija ejemplar", la "doméstica sumisa", alguien que ha sacrificado sus sueños para satisfacer el de los demás. Pero tanto candor no podrá resistir la tentación que le ofrece una sociedad que le promete la salvación a partir de una nueva estrategia de asimilación.

Basada en la estética de la Comedia de Hacer Arte, Fdel apuesta a la solidez de dos actrices como Ana Gassa y Lucía Cerflogio entrenadas para dar cuenta de una performance donde deben intercambiar roles, componer diferentes personajes, intervenir sobre los dispositivos escénicos utilizando una variedad de recursos técnicos y expresivos que potencian el texto original.

Una vez más la banda de sonido en vivo está al servicio del juego escénico y la voz de estas dúctiles intérpretes es acompañada por

Nahuel Marquet en acordeón y Juan Manuel Verdún en guitarra; asociados también en las partes corales; integrándose por momentos a la escena.

La poética de la obra adhiere abiertamente a los recursos de distanciamiento creados por el siempre vigente Bertold Brecht, utilizando carteles que anuncian diferentes situaciones dramáticas, mostrando el artificio de los dispositivos escenográficos resueltos a partir de las acciones de las propias actrices.

En "Cándida, la candidata de todos", se revitaliza el concepto de teatro popular, tantas veces bastardeado: "lo popular" de los programas al estilo Tinelli deviene en populachero, hasta que se naturaliza y es aceptado por todos. Sólo el teatro puede desmontar este mecanismo y recuperar la dignidad de tantos "cándidos televidentes".

Fdel realiza un acertado trabajo desde la dirección comprometiéndose con el desarrollo de una dinámica que sostiene el ritmo a partir del equilibrio entre los momentos de tensión y las incursiones musicales y coreográficas siempre al servicio de la teatralidad.