Mar 31.07.2012
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. MUESTRA COLECTIVA UN RECITAL EN EL BOSQUE

Seis artistas y un recital

Hasta el 9 de agosto en la Alianza Francesa puede visitarse la exposición colectiva propuesta por la artista Pauline Fondevila, donde se reúnen las pinturas y dibujos de un sexteto de autores jóvenes y emergentes.

› Por Beatriz Vignoli

Hasta el jueves 9 de agosto puede visitarse en la Alianza Francesa de Rosario (San Luis 846) la exposición colectiva Un recital en el bosque. Inaugurada en julio por la artista Pauline Fondevila, es la segunda del tríptico de muestras que celebran el centenario de la institución (la primera fue Lindo mayo raro, en mayo y junio de este año). Participan cinco artistas de Rosario: Gastón Herrera, Ariel Costa, Juan Hernández, Matías Chianea y Maxi Masuelli. Los cinco muestran dibujos y pinturas recientes. "Y uno, Juan Hernández, concibió una pieza in situ para la exposición", apunta la curadora.

Juan Hernández (Rosario, 1980) expone desde comienzos de este siglo combinando técnicas como la pintura y la instalación. Participó junto a figuras consagradas en Nada escrito (2009), con curaduría de Fernando Farina. Su obra funciona muy bien en el contexto. Se trata de una bandera que cuelga de un mástil hasta el piso; oscura y pesada, está cargada de unas imágenes abstractas que podrían representar el mapa de unas islas en un mar, casi el territorio mismo. Es muy expresivo no sólo el contraste de este objeto denso y ominoso con la frágil levedad de sus numerosas obras en papel en pequeño formato adosadas a los muros, sino la manera en que complementan evocando la escena que da título de la exposición. Un recital en el bosque es entonces, a la vez, una muestra colectiva curada por Fondevila y una instalación de Fondevila como artista, que articula el cohesivo montaje general.

El conjunto dispara asociaciones de sentido hacia el imaginario y las experiencias que nutren la producción de estos jóvenes artistas. Son emergentes que dan vida a la activa escena del arte contemporáneo a través del circuito de espacios independientes (Cultura Pasajera y Oficina 26 en el Pasaje Pam; WIP en el Café de la Flor; Iván Rosado) y han llamado la atención de críticos y curadores en años recientes.

Pauline Fondevila, nacida en 1972 en Le Havre, Francia, se radicó hace unos años en Rosario, donde coordina Oficina 26 junto a Ariel Costa, además de dibujar y expresar en instalaciones efímeras su propio mundo surreal. Ha mostrado en el Palais de Tokio (París, Francia) el MUSAC (León, España) y otros prestigiosos ámbitos internacionales.

Dibujante, músico e ilustrador, Ariel Costa ganó la Mención de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad del LXIII Salón Nacional de Rosario 2009. Sus pinturas de la muestra configuran un retablo narrativo para una fantasía mágica, y Fondevila las expone siguiendo el ritmo de un relato que se interrumpe y se reencuentra.

Gastón Herrera se instaló una semana a dibujar en medio de la soledad del campo, a unos kilómetros de la ciudad de Armstrong, y el resultado fue la serie Tapera, que le valió ser uno de los elegidos para exponer en el LXV Salón Nacional de Rosario 2011. Su detallada representación de la naturaleza rural en exquisitas líneas de lápiz al grafito impone un tempo bucólico a la contemplación, una lenta serenidad a la respiración que se opone totalmente al vértigo de la libreta de dibujos de Juan Hernández. Los sketches de Hernández son rápidos, urgentes, urbanos, casi instantáneos. El firme trazo ineluctable en marcador pincel expresa un temperamento afín al del gesto de arrancar las hojas del bloc y desparramarlas en la pared.

Un paisaje que recuerda a los montes neblinosos de las tintas japonesas, habitado por seres de un universo ficcional muy personal, es lo que dibuja en una filigrana de puntos Matías Chianea. Fue uno de los 20 artistas jóvenes de todo el país seleccionados por Oscar Smoje, director del Palais de Glace (Secretaría de Cultura, Presidencia de la Nación, Buenos Aires) para la exposición Proyecto Circular III.

Maxi Masuelli es coleccionista de arte y gestor cultural, junto a Ana Wandzik, de la galería Iván Rosado y el Club Editorial Río Paraná. Su gusto por la pintura de maestros rosarinos como Manuel Musto, Luis Ouvrard y Augusto y María Laura Schiavoni, e incluso más outsiders aún, como Delfo Locatelli, converge en sus acuarelas y óleos con su otra pasión: la música punk. La reescritura que Masuelli hace de los géneros tradicionales, como el interior o la figura en el paisaje, recupera la tradición local del siglo veinte desde el aquí y el ahora. A veces la cita es literal, como el Sendero de Musto que se deja ver junto a un poster de NOFX o el retrato enmarcado de Victoria Tellería, madre de Augusto Schiavoni, copiado textualmente de su retrato grupal Los amigos pintores (1930). Cierto ingenuismo moderno en un paisaje campestre dialoga con el estampado de caballos celestes de la cortina azul en la ventana que se abre al mismo; un improbable cardenal picotea sandías, o un policía apunta a la nuca de un muchacho sobre un fondo tropical. El cuidado en la composición contrasta con la brusca pincelada en estos poemas en imágenes, a la vez feroces y tiernos.

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