Hoy, a las 20.30, canal Encuentro pondrá al aire el primero de los cinco capítulos que componen el ciclo Archivos Santafesinos. 200 años de historia, coproducido con el Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe, más el apoyo del Centro de Estudios Históricos del Parque de España (Cehipe) y del Centro Cultural Parque de España. Señal Santa Fe suma, de esta manera, un nuevo envío con coordinación de contenidos a cargo de Carina Frid, historiadora y directora del Cehipe, realización integral de Sebastián Carazay y Gastón Soso, más la conducción e investigación del docente e historiador Ignacio Martínez. La serie también tendrá su posibilidad de exhibición local en El Cairo Cine Público, el viernes 24 de agosto a las 20.30.

"La idea del programa -﷓cuenta Martínez a Rosario/12﷓- surgió desde un interés conjunto entre Señal Santa Fe y Carina Frid por relatar la historia de Santa Fe haciendo hincapié en dos ejes centrales: el desarrollo económico y cómo en ese desarrollo la provincia fue mostrando dos realidades (no sé si opuestas pero sí diferentes) que son las del norte y la del sur".

- ¿Cuál es la elección temática de cada capítulo?

- El programa está diagramado en cinco capítulos, cuatro de ellos con un contenido estrictamente histórico y el último como un balance general, con una proyección hacia el presente. En cada capítulo se cubre, desde un orden cronológico, un período de la historia de la provincia. Empieza en 1810 con la Revolución de Mayo y el impacto de esa revolución en Santa Fe. Ahí, el tema fundamental es cómo ese impacto impulsó a la provincia hacia una constante tensión de autonomía y de colaboración con el centro de esa revolución que fue Buenos Aires. A medida que avanza el período, hay una intención más hacia la autonomía aunque también limitada por la terrible escasez, por la penuria económica de Santa Fe. El segundo capítulo es el que está dedicado al salto cualitativo y cuantitativo gigantesco que se abre en la provincia en 1853 y llega hasta 1900. Salto no solamente territorial -﷓porque se avanza sobre el territorio indígena-﷓, sino también económico y demográfico debido a la llegada de inmigrantes. Este es el capítulo de las colonias, de la colonización de Santa Fe, y el de la diversificación social y cultural. El tercer capítulo tiene su eje en la ciudad de Rosario y en el boom cerealero y portuario de principios de siglo, en cómo una ciudad como Rosario, que al principio había sido un pueblito, comienza durante la segunda mitad del siglo XIX a crecer mucho más hasta convertirse, en los inicios del siglo XX, en una metrópoli y segunda ciudad del país. Por un lado esto provoca tensiones sociales, dadas por la modernización, la llegada de anarquistas, de comunistas, y por los conflictos sociales que empiezan a generarse. Estos conflictos y el parate de esta economía pujante, a partir del 30, generan una necesidad de rever la historia por parte de los sectores liberales, quienes habían encabezado todo este proyecto de crecimiento económico. Allí sí es mucho más clara la oposición entre el sur y norte de la provincia, porque se plantea esta idea de Rosario como la ciudad económicamente activa, mientras Santa Fe queda rezagada y anclada a su pasado colonial, cada vez más asociada a una burocracia improductiva. No nos queremos quedar, por supuesto, con esta imagen en el programa, sino que simplemente queremos ver cómo surge esta imagen y cuestionarla. El cuarto capítulo es el del post '30, sobre cuáles son las salidas posibles. Ahí por supuesto que el peronismo tiene una gravitación fundamental en el relato, con el proceso de industrialización por sustitución de importaciones. Esa economía cerealera, agrícola, se complejiza mucho más con el crecimiento del cordón industrial; la provincia, más que nada el sur, se vuelve más eminentemente urbana, industrial.

- ¿Se plantearon dilemas entre la tarea académica y la televisiva?

- La gran tarea de lenguaje del medio fue del guionista, quien tuvo que articular los diferentes contenidos que los investigadores fueron dando y volcarlos a un lenguaje mucho más, se podría decir, generalizable. Mi participación como conductor tuvo que ver con un esfuerzo más que nada de formas antes que de contenidos, porque una cosa es hablar a la clase y otra frente a cámara. Y tuvo un aspecto muy reconfortante en las entrevistas a mis colegas, donde buscamos dialogar en otra clave, pensando en un lenguaje más accesible. Me gustó mucho recorrer la provincia, sus diferentes historias y lugares, porque cuando se habla de las colonias se va a Humboldt, San Carlos, se va recorriendo, conociendo gente, y ése es un trabajo muy diferente al académico, donde a lo sumo vamos a una biblioteca o a un archivo. La del investigador es una tarea solitaria, y lo interesante aquí fue que trabajé con gente que venía de lugares muy diferentes.

- ¿Que se emita por Encuentro provoca una ansiedad particular?

- Traté de no pensar en éso, luego se verá qué es lo que se opina. Los historiadores salen mucho por los medios, y se provoca una tensión, la de qué dirán mis colegas si me ven, si al simplificar las cosas quizás pierdo rigor científico. Muchas veces uno habla desde los medios a los colegas cuando creo que es un error, porque en realidad ¿cuántos colegas pueden escucharlo a uno? Ahí se está perdiendo una gran cantidad de audiencia. También ése fue el desafío, pensar más en el público y, al tratarse de Encuentro, estamos hablando de un público nacional. Uno nunca sabe, pero ésta es la apuesta: que a quien mira le pueda interesar lo que pasa en Santa Fe. Creo que a la persona que lo ve le puede llegar a aportar muchísimo desde el contraste, por enterarse de lo que pasó en Santa Fe pero también por comparar con lo que pasó en su provincia.