Los once cuentos que reúne Pablo Colacrai en La noche en plena tarde (Río Ancho Ediciones, Rosario, 2012) llevan a la perfección aquello que dijo Ernest Hemingway sobre su novela El viejo y el mar: "Eliminar todo lo innecesario, para transmitirle al lector una experiencia". Narrar lo inenarrable es el arte de Colacrai, quien con sobria sutileza logra sugerir y dar a leer (a un lector atento y cómplice) los indecibles matices de ambivalencia amor﷓odio en los vínculos afectivos como la pareja, la amistad o la afición compartida.

Pablo Colacrai (Noetinger, provincia de Córdoba, 1977) fue alumno del taller de Alma Maritano, con quien comparte hoy el proyecto editorial Río Ancho Ediciones. El relato que da nombre a este libro obtuvo el primer premio Concurso de Cuentos Mutual de la Asociación Médica de Rosario 2009, en una decisión unánime de un jurado integrado por Elvio Gandolfo, Osvaldo Aguirre y esta cronista. Además de ese logro, otros dos de estos cuentos, "Por la literatura" (una asordinada e implacable comedia sexual entre aprendices de escritores) y esa introspección capaz de asir sentimientos leves como insectos que es "Tábanos", fueron justamente premiados: los que no, también resonarán en el lector como ecos de su propia experiencia.

Quien no haya sido el enamorado cobarde en "Gato a la luz de la luna", el amigo que se baja de una broma pesada demasiado tarde en "Puentes", el parroquiano que destroza la vida de otro con un simple gesto en "Un hombre con suerte" o el concubino que es tratado como un intruso en "Convivencia", lo será luego de leer estos relatos de ficción, donde "ficción" es sólo un nombre para la verdad que la vida suele callar.