Aunque lógicamente su nombre estará siempre asociado a Los Fabulosos Cadillacs, Sergio Rotman (saxofonista fundador de la que se convertiría en una de las bandas más exitosas del rock argentino) siempre supo rodearse de los socios indicados para llevar a buen puerto sus proyectos musicales. Porque incluso cuando la gestación se dio en paralelo con otras propuestas de mayor renombre, el público se apropió de ellos obligándolos a perdurar en el tiempo. De hecho, fue así como en los 80 Cienfuegos dio sus primeros pasos y ganó prestigio por fuera del carril fabuloso.

Ya a fines de los 90, y junto a su mujer portorriqueña Midnerely Acevedo, Rotman le dio forma a Mimi Maura, que desde la cautivante voz de la cantante se permitió una nueva mirada al reggae, cruzándolo con otros ritmos latinoamericanos. En cada uno de esos proyectos, como miembro fundador estuvo siempre el baterista Fernando Ricciardi, otro ex Cadillacs que también repetiría nombre en la tangente más reciente de Rotman y compañía: El Siempreterno, combo de raíz punkrockera que el citado trío comparte con el cantante y guitarrista Ariel Minimal (Pez, y también ex Cadillacs) y el bajista Alvaro Sánchez.

Radicados desde hace ya algún tiempo en Puerto Rico, Rotman y Acevedo aprovechan ahora cada regreso a la Argentina para darle vuelo a algunas actuaciones con el popular proyecto que es hoy Mimi Maura. Pero, también, para explorar la vena potente de El Siempreterno, que luego de la aparición de el disco homónimo (y fundacional) en 2010, acaba de editar un segundo álbum: Hacia el mar de carbón. Ambas obras confluirán en el show que esta noche a las 22, y por primera vez en la ciudad, el quinteto ofrecerá en Willie Dixon (Suipacha y Güemes).

En diálogo con Rosario/12, Rotman (que aquí asume el rol de cantante y guitarrista) analizó el proceso que derivó en la concreción de uno y otro disco. Y, lógicamente, en el nacimiento mismo de este proyecto: "El disco anterior tenía mucho de resabio de mis experiencias anteriores con Cienfuegos. Tanto es así que cuatro de las nueve canciones del disco las llegué a tocar y demear con Cienfuegos. También esas canciones fueron el motivo del disco... y del grupo. Porque quería hacer el disco, pero no quería que fuera un disco solista. Había pensado hacerlo con muchos guitarristas diferentes, porque con Fernando, Alvaro y Mimi veníamos de otro proyecto que se llamaba Los Sedantes. El primero que se acercó para tocar guitarras fue Ariel, para tocar una o dos canciones, pero en una tarde habíamos grabado todo el disco. Fue una señal muy clara de que había una química ahí. Y este segundo disco ya lo compuse pensando en la banda conformada como tal".

Esa dupla de discos de estudio y las escasas actuaciones en vivo del quinteto alcanzaron para darle al grupo un envión inesperado. La distancia, para Rotman y Mimi, potenció el factor sorpresa. "Como no vivimos en Argentina no nos dimos mucho cuenta de lo que pasaba. Además los que integramos el grupo, por ahora, no lo tenemos como grupo principal, sino que estamos jugando. Es como un juego. Entonces el crecimiento del grupo fue inesperado, ridículo por momentos, desmesurado... Pero bienvenido", concluyó el compositor.