CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. ESTá ABIERTA LA CONVOCATORIA MULTIDISCIPLINARIA AL PROYECTO VIAMONTE
El espacio inaugurado el 7 de diciembre pasado ofrece a "estudiantes de artes, cine, letras, artistas emergentes y jóvenes productores, la posibilidad de contar con un espacio para generar vínculos que potencien y eyecten la producción".
› Por Beatriz Vignoli
Hasta este jueves 14 está abierta la convocatoria Proyecto Viamonte de Viamonte Arte y afines (en Facebook: Viamonte Arteyafines; facebook.com/viamontearteyafines; sitio web: viamontearteyafines.org), un espacio inaugurado el 7 de diciembre del año pasado en una casa de dos plantas (una casa con tres habitaciones, patio, terraza con pileta y hasta un piano de cola en la sala central) en Viamonte 671, Rosario. Donde pasado mañana a las 21, Hernán Camoletto y Mauro Jaskelioff presentan en su ciclo de cine de los jueves en la terraza una película coreana, Save the Green Planet! (2003) con dirección de Jang Jun-hwan.
"Ofrecemos a estudiantes de artes, cine, letras, artistas emergentes y jóvenes productores, sin importar su trayectoria, la posibilidad de contar con un espacio, generando cruces, acercamientos y vínculos que potencien y eyecten la producción", invitan los artistas gestores del espacio, Lisandro Arévalo y Yuyo Gardiol.
Pueden presentarse creadores de todas las disciplinas, no sólo en artes plásticas sino en teatro, música, literatura, fotografía, cine o video. Para aplicar, lo único que tiene que hacer cada candidato es enviar a [email protected] un curriculum con imágenes y un breve texto explicando por qué le interesa participar de este proyecto. Además tiene que comprometerse a participar al menos de una actividad de Viamonte Arte y afines por semana (aviso de la cronista: son muy divertidas) y al menos de una reunión semanal de un equipo interdisciplinario de tres personas que no sabe de antemano quiénes son ni cuál será su objetivo, el cual se irá definiendo a medida que el proceso creativo avance. "Nosotros coordinamos e invitamos, según el proyecto en camino, a la gente que nos parezca propicia para asesorarlos", anticipa Arévalo. Cada grupo contará con tres meses para desarrollar un proyecto y llevarlo a cabo. Se realizarán clínicas y charlas cuyo contenido surgirá de las necesidades e intereses del proyecto conjunto. El próximo viernes 15, tras el día de San Valentín, se reunirá el jurado, que estará compuesto por los artistas Carlos Herrera y Leopoldo Estol junto a un integrante de Proyecto Viamonte. Se reunirán, por supuesto, en Viamonte. Allí seleccionarán los tres tríos interdisciplinarios, armando los equipos creativos entre los postulantes, de quienes se espera que estén dispuestos a "generar intercambio con otra gente", a "realizar algo que no hagan habitualmente" y a producir con otros, "a partir del encuentro", como sugiere Arévalo. "Viamonte es vivencial", resume. "Brindamos el espacio, y la idea es generar un proyecto a partir de cruces".
Hay algo de cita a ciegas y de celestinas en todo esto; acaso la fecha no sea casual. De hecho (como esta cronista puede atestiguar tras varias visitas a las funciones de cine con pileta en la terraza de Viamonte) nada es puramente casual aquí; todo lo que sucede en Viamonte desde hace dos meses se halla regido por un azar objetivo al modo de los surrealistas, vale decir: una disposición a lo otro inesperado, una actitud capaz de abrir constantemente vías hacia la experiencia de lo maravilloso. El objeto encontrado cumple una función muy importante en la construcción del relato mítico que el lugar ya produce acerca de sí mismo. En relación con el lugar, Arévalo funciona creativamente como un dadaísta, en el espíritu originario de las vanguardias que fusionaban arte y vida, por eso subraya a lo largo de la entrevista el concepto de lo "vivencial" como una noción clave.
Mostrar lo no mostrado, vivir "otra vida" diferente a la que marcan las pautas cada vez más rígidas de la "carrera" artística que el deber ser del éxito les impone a los autores de estos tiempos, tal el espíritu del espacio; tal la brisa de aire fresco y genuinamente vanguardista que sopla a través de esa puertita a Wonderland en Viamonte 671 cuya entrada está marcada por una "piedra lunar" pintada de bermellón, el color Viamonte por excelencia. Allí una intervención al estilo rupestre juega con las letras, abriendo el sentido: "vía", "vi" y también el "monte", aludido en la pintada que marca el ingreso a la empinada escalera que conduce a una terraza con barra y asador.
"Al monte iré, lo escalaré, nudos haré con precisión", reza la canción de campamento pintada como un eco de la infancia. El desmonte de Viamonte fue lo primero que hicieron los dos coordinadores y la colaboradora más estrecha del dúo, la arquitecta Virginia Colo Chouhy. También contaron en todo momento con la ayuda de familiares y de amigos como el videasta Gonza Giuliano o el dibujante Ariel Costa. "No todo lo que hace un artista es arte" anticipa Arévalo en un axioma muy saludable y descontracturante, aunque los artistas no pueden con su genio y lo desmontado terminó siendo una instalación efímera antes de ir a parar al volquete. De donde salvaron por otra parte un yaguareté embalsamado (bautizado "Yacaré"), una barra y un piano de cola desafinado que se arruinaba a la intemperie, en una epopeya que fue filmada y a la que Arévalo narra como novela de aventuras, protagonizada por "seis expedicionarios" que dijeron: "Vamos con cuerdas, poleas, soldadoras, taladros", a partir de un hallazgo en una inminente demolición en zona norte, cerca de Villa Hortensia.
"El piano estaba abandonado en una casa abandonada", relata el artista. "En su búsqueda o rescate, dado que la casa seria demolida con sus teclas y maderas y sonido dentro, fuimos por el gigante. Entre seis pudimos, con muy poco margen de fuerzas, moverlo. Con él vinieron 'Yacaré' y nuestra barra 'Como es arriba es abajo', que es la barra de la cocina. La casa estaba abandonada hace años y por ser demolida, ingresamos en ella a oscuras y encontramos el piano tanteando con las manos, buscando sus teclas para probar si sonaba. Y lo hacía. Lo vimos a través de Hipérbaton (Hipérbaton es el agujero de gusano o Aleph que Arévalo asegura y esta cronista confirma que existe en el altillo de la terraza), triangulamos posición y fuimos a buscarlo. La maleza y los árboles escondían la casa, pero allí también estaba, junto a un viejo velero de madera. Sin 'Amanecer', nuestro fletero incondicional, hubiera sido imposible. Difícil fue al ingresar que los seis expedicionarios estuviéramos juntos para mover el piano, la inmensa casa a oscuras se presentaba con sus habitaciones y habitaciones y sótano como tentación insoportable. Un gruñido de yacaré hizo que nos reuniéramos...".
Yuyo trae a colación un pasaje del diario de filmación de Fitzcarraldo por Werner Herzog: "Con la descabellada furia de un perro que ha hincado los dientes en la pierna de un ciervo ya muerto y sacude y tironea al venado caído de modo que el cazador abandona la tarea de calmarlo, se prendió de mí una visión, la imagen de un gran barco de vapor sobre una montaña". Y el sábado 16 desde las 20 la cita es con Leopoldo Estol en la primera jornada del ciclo Tardecitas de ego: "Invitamos al encuentro con los relatos, proyectos, ideas, intereses y secretos no revelados del exhortado, otra vida posible".
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