CULTURA / ESPECTáCULOS › KRASNIANSKY SERA CIUDADANO ILUSTRE DE ROSARIO
Con humor y muy halagado. Así tomó Krasniansky la decisión del Concejo de designarlo Ciudadano Ilustre por su aporte a la difusión de la cultura. "Me siento satisfecho por mi vida".
› Por Fernanda González Cortiñas
"Un poquito más y no llegan", dice risueño Gilberto Krasniansky cuando se lo consulta por la sensación que le provoca semejante reconocimiento. "Qué puedo decir... que me halaga, que me eleva la autoestima y me permite mirar hacia atrás y sentirme satisfecho por lo que he hecho a lo largo de mi vida". Y es que mañana, a partir de las 12, Krasniansky pasará a formar parte de la lista de "ilustres" que tiene la ciudad, un nombramiento que el Concejo municipal ha decidido otorgarle en función de "su aporte a la promoción, difusión y valorización de la cultura de la ciudad".
Más conocido en el mundillo artístico rosarino por el nombre de su galería, "Krass" nació en Estación Seguí, un diminuto pueblo entrerriano, hace 82 años. Allí vivió hasta que terminó la escuela --en realidad hasta que "se" terminó la escuela. "Había solamente hasta tercer grado", cuenta--. En busca de un futuro diferente para sus ocho hijos, Abraham Krasniansky y su esposa, Berta, partieron, primero hacia Paraná, para recalar fatalmente en Buenos Aires. Pero una vez instalados en la gran ciudad, Gilberto no siguió estudiando. "Bueno con las manos", junto a su hermano mayor, Santiago, aprendió el oficio de sastre "Llegué a ser medio oficial --rememora--. Picaba 20 solapas por día".
Inquieto, pronto comenzó a militar políticamente. Afiliado al Partido Comunista, fue en ese espacio, junto a nombres como los de Antonio Berni, Raúl González Tuñón, Juan Carlos Castagnino y Demetrio Urruchúa, donde despertaría una vocación por las artes que determinaría definitivamente su existencia.
Siguiendo a su hermano, en la década del 40 llegó a Rosario. "Una vez llevé una valija a la casa de un cliente. El compró relojes de oro para toda la familia. Cuando salí de ahí me sentí tan mal, que decidí que tenía que dedicarme a otra cosa. Y empecé a vender libros", cuenta. Paralelamente, el joven Krasniansky comenzó a incursionar en el mundo del teatro. Junto a uno de los nombres más prestigiosos del país, Mauricio Faberman, fue actor en numerosas puesta y hasta productor. "Una vez compramos los derechos de Panorama desde el puente, de Tennessee Williams y lo pusimos en El Círculo. Fue un suceso", rememora orgulloso.
Una de las piedras fundamentales de la mítica librería Ciencia, de calle Santa Fe al 1200, Krasniansky convocó a una pléyade de literatos, por entonces no tan conocidos: Juan José Saer, Miguel Angel Asturias, Abelardo Castillo, David Viñas y Angel Rama, entre muchísimos otros.
Luego de funcionar un breve tiempo como intermediario en la venta de algunas pinturas --sus amigos coleccionistas de Buenos Aires estaban muy interesados en la pintura rosarina, particularmente en un incipiente movimiento: el Grupo Litoral-- en 1967 finalmente consigue adquirir el local de San Martín 631, desde entonces Krass, un ícono en las artes plásticas en la ciudad, y un espacio por el que han pasado, menos el suyo, casi todos los nombres ilustres que tiene el arte y la cultura del país.
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