Domingo, 28 de abril de 2013 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. IRVIN PRESENTA LA ETERNA DIMENSIóN EN LA TERRAZA DE LAVARDéN
La banda hizo el camino inverso al habitual: se reunió en torno al disco que ganó el Concurso de Coproducciones de la Editorial Municipal. Todos los temas podrán escucharse el martes, aunque con las variaciones que surgirán en vivo.
Por Edgardo Pérez Castillo
La del grupo Irvin es una historia distintiva. En ella, la inversión de las lógicas de producción resalta como el rasgo anecdótico particular de un grupo que reluce como un proyecto peculiar también desde lo musical. La explicación a una y otra situación puede encontrarse en La eterna dimensión, disco con el que Pablo Giacomini (teclado), Martín Cazenave (guitarra), Mariano de Oña (bajo) y Damián Domínguez (batería) dejan plasmada su amplitud estética y su fuerte ligazón a la improvisación. Un muy buen disco que, además, concretó la citada subversión de factores. Porque no fue aquí la banda, y su trabajo, la que marcaron el nacimiento de ese material, sino el propio registro el que impulsó al cuarteto a constituirse como tal.
Aunque, es válido aclararlo, los miembros de Irvin ya eran viejos conocidos: los cuatro formaban parte de Mess, banda de raíces negras de la que todavía pueden encontrarse rastros (y grabaciones) en la web. "Durante ese período surgió la posibilidad de ir a Cetear a grabar cualquier cosa que quisiéramos -recuerda, y explica, Mariano de Oña a Rosario/12-. En ese momento estábamos muy activos con la banda, veníamos tocando bastante, así que nos entendíamos mucho. Fuimos e improvisamos como cuarteto instrumental. Después, con el tiempo, esas dos sesiones de improvisación terminaron siendo el disco".
Claro que debió pasar algún tiempo hasta esa concreción. Primero llegaría la disolución de Mess. Más tarde, el trabajo realizado por Cazenave y Domínguez, que se reunieron en torno al resultado de aquellas dos jornadas de grabación (comandadas por Billie Gómez), y comenzaron a trabajarlas para luego convocar a los otros dos responsables. Así, en un proceso absolutamente inverso al habitual, fue el disco el que impulsó al proyecto. "Es rarísimo, porque la banda surge con un disco ya hecho -reconoce el bajista-. Es más, desde hace casi un año venimos tocando en vivo y lo que fuimos haciendo fue improvisar, pero no volvimos a tocar las canciones del disco. Este tiempo estuvimos haciendo ciclos de improvisación audiovisual en Bon Scott y generalmente nuestros recitales tuvieron que ver con improvisar".
En ese marco, este martes a las 21 (en víspera del feriado) Irvin tocará por primera vez en vivo las canciones de La eterna dimensión, en un show que se realizará en la Terraza de la Cúpula de Plataforma Lavardén (y que, en caso de lluvia, se trasladará al Gran Salón del propio edificio de Sarmiento y Mendoza). Esta presentación marcará entonces un nuevo camino para Irvin: "Adoptamos una mentalidad totalmente distinta, decidimos tocar el disco de principio a fin, en el orden que está, sin parar. Eso es un cambio para nosotros, que veníamos siempre dependiendo de la improvisación, del entendimiento. Sentarnos a aprender las canciones que habíamos tocado tres, cuatro años atrás, fue medio extraño. Pero éso nos permite también mayor fluidez en la improvisación, porque ya todos sabemos hacia dónde va a tender la canción. Quisimos aprenderlas bien no para reproducirlas exactamente, sino para poder conocerlas y darlas vuelta".
A lo largo de las ocho composiciones de su disco, el cuarteto sostuvo la negritud de Mess (léase: funk, blues y jazz más bien tradicional, sumado a algunas líneas de rock progresivo), pero la llevó a los extremos. En su debut -que les valió, además, ser premiados y editados por el Concurso de Coproducciones de la Editorial Municipal-, el cuarteto transita por esas formas, aunque profundizándolas con potencia e imprevisibilidad. Porque, incluso, la improvisación escapa aquí a los formalismos de ciertas estructuras jazzeras. "Lo que tratamos de retomar es la filosofía de improvisación del jazz pero sin usar la estructura de la improvisación jazzística -coincide de Oña-. Lo que tratamos de hacer es componer una canción improvisando en el momento. Lo que se improvisa es la estructura de la canción".
De estricto carácter instrumental, el debut (y plataforma de despegue) de Irvin incluye en su gráfica textos inspirados en cada canción. Entre poéticos y existencialistas, representan una lectura posible de esas atrapantes creaciones colectivas que, por fortuna, ya trascienden lo puramente anecdótico.
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