De París a Buenos Aires, y a tantos otros escenarios internacionales; de la sala teatral a la pantalla y siempre de la mano de la taquilla, "El Nombre", es uno de los estrenos de esta semana que nos lleva a reflexionar desde un muy logrado a "a puerta cerrada" sobre diferentes problemáticas que competen tanto al orden de lo público y de lo privado, que desde lo particular alcanza a interrogar a la misma Historia y que en el espacio de lo íntimo apunta a desocultar aquello que nunca pudo ser verbalizado.

A partir de un guión y de la dirección de Matthieu Delaporte y Alexandre De La Patelliere, nacidos ambos en 1971, el film nos lleva como lo hacía la última realización de Roman Polanski, "Un dios salvaje", sobre texto teatral de Yasmine Reza (estrenado en marzo del 2012), al interior de un departamento de un matrimonio de clase media, ambos docentes, en diferentes niveles, tras un elocuente, por momentos sugestivo prólogo, rico en matices, apuntes irónicos, sobre todos los personajes que van a participar de esta velada. Y ya en ese ámbito en el que la cena está dispuesta a servirse, uno de ellos está dispuesto, en este primer acto de su estrategia a dar a conocer ese nombre que ha elegido para ese hijo que espera.

Retrato de caracteres, para un film que como un juego de cartas o como un caprichoso Scrabel se va configurando desde los parlamentos y rostros de un conjunto de actores que se mueven plenamente en ese espacio que participa tanto de lo cinematográfico como de lo teatral.