Jueves, 2 de mayo de 2013 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. ENTREVISTA EXCLUSIVA A MILTON HATOUM
Invitado especialmente a participar de la IV Semana de la Lectura, el escritor brasileño abordó el proceso creativo de la notable Dos hermanos. "Abandoné todo, mi ciudad, la universidad, para escribir esta novela", relató a Rosario/12.
Por Beatriz Vignoli
Leer a Milton Hatoum (Manaos, Brasil, 1952) es como leer un clásico; un contemporáneo sin más marcas de contemporaneidad que el estilo. Lejos del pop urbano y cerca de tradiciones como el modernismo francés y el brasileño, o la narración oral ancestral de Las Mil y una noches, Hatoum publicó a comienzos de este siglo Dois Irmaos (2000), una de las mejores novelas latinoamericanas en lo que va del mismo.
Un mito bíblico es reescrito como crítica de la modernización en este drama familiar, ambientado entre los años 40 y 60, sobre los dos hijos varones gemelos de unos inmigrantes libaneses. Traducida como Dos hermanos tanto en su edición española de 2003 por Akal como en su edición argentina de 2007 por el sello rosarino Beatriz Viterbo, sus ventas le permitieron a su autor dejar la docencia y vivir de la literatura. Ya había dejado la arquitectura para ponerse a escribir la primera, Relato de un cierto Oriente, cuya traducción argentina publicó en 2006 la editorial Beatriz Viterbo, que acaba de sacar de imprenta su libro de cuentos La ciudad aislada. Antes de presentarlo en la Feria del Libro, Hatoum vino a Rosario con la traductora de las tres obras, Adriana Kanzepolzky.
Ambos dialogaron el domingo en el Museo Castagnino con Adriana Astutti, editora de Beatriz Viterbo, cerrando una IV Semana de la Lectura que atrajo 15 mil participantes y que entre sus principales actividades incluyó a la tercera edición del congreso "Cuestiones Críticas" (del que participaron autores como Beatriz Sarlo, César Aira, Martín Rejtman, Sylvia Molloy, Tamara Kamenszain, Edgardo Dobry y Silvio Mattoni). Además, en esta edición 2013 contó con la participación del Centro de la Juventud, el Complejo Astronómico Municipal, la Universidad Nacional de Rosario, el Instituto de la Mujer, el Centro Cultural El Obrador y el Centro de Estudios Latinoamericanos Ernesto Che Guevara (CelChe), entre otros.
Escritor traducido a varios idiomas, que gana bien con las adaptaciones cinematográficas de sus obras, Hatoum impresiona por su modestia. El domingo, asombrado con los botes a pedal del Laguito, conversó con esta cronista en entrevista exclusiva para Rosario/12.
- La idea de la novela Dos hermanos surgió de la lectura de Esaú y Jacob, de Machado de Assis. Y esta novela me permitió vivir de lo que escribo. Antes, yo era profesor de literatura y lengua francesa. Enseñé catorce, quince años casi, en la Universidad Federal del Amazonas, en el norte. Yo abandoné todo, mi ciudad, la universidad, para escribir esta novela. Dejé un empleo muy estable de profesor y pasé como tres años escribiendo. Todo el día, todos los días. En Sao Paulo. Casi no conocí Sao Paulo. Escribía sin parar. La escribí muchas veces. Hay como 16 versiones. Las di a la Universidad de Sao Paulo, a una estudiante en genética textual. Es una cosa muy francesa, comparan las varias versiones manuscritas. Escribo a mano. Yo soy muy lento para escribir. Cuando escribo, a mí no me gusta terminar, porque, ¿qué voy a hacer después con mi pobre vida?
- Esa prosa elaborada hace acordar a Joao Guimaraes Rosa.
- Bueno, ese es nuestro ídolo. Gracias, no merezco tanto. El, con Borges, con Flaubert, es de los grandes escritores. He leído mucho Rosa y otro brasileño que también me encanta, Graciliano Ramos. Escribió cuatro novelas y un libro de memorias que se llama Infancia, y un libro que se llama Memorias de la cárcel. Fue preso, fue detenido porque era de izquierda, en la dictadura de Getulio Vargas. Es un escritor muy ético. Juan Rulfo adoraba una de sus novelas, Vidas secas, que es del año 38. Fue publicada en Argentina, por La Prensa, en los años 30, antes de salir en Brasil. La Festa Literária Internacional de Paraty (FIP) este año hace un homenaje a Graciliano Ramos y me invitaron para abrir con una conferencia sobre su obra. Yo en Manaos estudié en la escuela pública y una profesora me dio para leer Vidas secas cuando tenía 14 años. Creo que cambió mi vida. Porque Manaos es el mundo del agua, del exceso, de la floresta, de la jungla, de la naturaleza, y Vidas secas es un Brasil de carencias, de miseria, de mucha injusticia. El litoral no conoce la sequía.
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