A casi diez años de la edición de Ciudad manantial, su primer disco, Ismael Torres le dio forma a En movimiento, donde la habilidad compositiva demostrada en aquél debut se profundiza con una madurez que va más allá de que brinda el lógico paso del tiempo. Un crecimiento que puede descubrirse a partir de las sucesivas escuchas de estas once canciones con las que Torres se reafirma como un cantautor existencialista y poéticamente comprometido con su entorno. Once canciones que, esta noche a las 22.30, el músico presentará en Distrito 7 (Ovidio Lagos 790).

Editado a través de El Qubil, En movimiento es uno de esos discos que esconden más de lo que puede apreciarse en una primer escucha. La mirada es compartida por el propio Torres, que admite: "Creo que es una búsqueda que hemos tenido, un poco a raíz de la influencia de artistas como Luis Alberto Spinetta, artistas que componen canciones que necesariamente tenés que escuchar muchas veces para encontrar distintos matices y significados. Es una idea que traté de sostener también con las letras".

En ese sentido, las extensas líricas de En movimiento abren el juego a interpretaciones variadas. Algo que el compositor reconoce también como un objetivo: "Es parte de un concepto de que la composición de las canciones es simplemente un primer impulso, después las canciones tienen una vida propia y un rumbo que hace que la gente se las apropie de distinta manera, interpretando algo que uno no necesariamente escribió con esa intención".

"El principal proceso que he tomado es ser un buen lector, como dice Borges, en este caso de poesía --agrega el creador al momento de delinear las influencias--. Después traté de tener una mirada lo suficientemente objetiva para poder revisar las canciones, corregirlas, hacer que el mensaje tenga un canal directo. Eso requiere un trabajo silencioso, cotidiano, de mucho interés en revisar la canción, no quedarse en la cuestión idílica de la inspiración. Que, en todo caso, es un primer punto, después viene el trabajo de ir puliendo cada canción".

Entre las herramientas utilizadas para llevar adelante esa tarea, Torres apeló a contrastarlas con la visión de su propio público. "Presentar las canciones antes de grabarlas es una forma que me ha servido mucho --reconoció--. Eso es una especie de tester, y está muy bueno. Primero trato de ir mostrando las letras, después ir tocándolas en vivo para tener devoluciones de la gente. Es un poco eso y otro poco tiene que ver con una intuición de que, como dice Galenao, las letras se vayan encontrando con la simpleza".

Con sus variados matices, las canciones de Torres transitan entre el existencialismo y una noción de lucha en pos de ideales que se perfilan sin exaltación. Manteniendo su tono sereno, el compositor recorre esos senderos, sobre los que reconoce: "La cuestión existencial es una cosa casi ineludible para mí. Por otra parte, la lucha, los ideales y la cotidianeidad son lo principal, porque no existen grandes hechos respecto a la lucha y los ideales, sino que se demuestran mucho en la cotidianeidad y la belleza que eso puede llegar a generar. Las letras no son sólo reivindicativas, sino una propuesta. Ligándolo a la belleza, porque creo que éso es lo que el arte tiene que brindar. Es la búsqueda que quisimos darle al disco, proponer y mostrar con belleza lo que no es necesariamente bello".

Ante ese contexto, cobra aún mayor sentido la especial dedicatoria que, en el libro interno del disco, Torres brinda al Movimiento Giros. "El hecho de militar en Giros me dio el lugar desde donde uno como artista puede hablar, me dio un eje, un lugar desde donde mirar la realidad --apunta--. Es innegable que el disco tiene mucho de esa mirada de las cosas. A pesar de las adversidades propone belleza y cosas que puedan mejorar la realidad. Eso es algo que Giros tiene, desde la militancia, desde la ética, intentando cambiar las cosas que deben ser cambiadas".

A las diez canciones propias que presenta en el disco, Torres suma su versión de "El gran pez" de Adrián Abonizio, con la que abre En movimiento. "Es una canción medular, como un anticipo de lo que viene después --analiza el cantante y guitarrista--. En un primer momento quizás no la hubiera puesto al comienzo del disco, pero traté de escuchar los consejos que me dieron y, a la distancia, puedo comprender que fue una buena decisión. Han pasado algunos meses desde la grabación, hemos tocado las canciones y escuchando el disco como un todo me da la sensación de que lo más importante, que es concebir al disco como una obra integral, está logrado".