Jueves, 20 de junio de 2013 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA. CIELO RAZZO PRESENTA SU SEXTO DISCO DE ESTUDIO, SIDERAL
La banda rosarina le dio forma a un material en el que se resume una trayectoria extensa y auténtica. Escapando una vez más a las fórmulas, el grupo propone catorce temas contundentes, que pasado mañana serán recorridos en Willie Dixon.
Por Edgardo Pérez Castillo
Con su característica honestidad, con su saludable finta a las fórmulas, Cielo Razzo hizo de Sideral una obra capaz de sintetizar su rica historia musical. Aún entendiendo que cada disco es la resultante del camino recorrido, en este sexto material de estudio de la banda se conjugan y explicitan las corrientes estéticas que la atravesaron a lo largo de una trayectoria de casi veinte años. Sosteniendo una amplitud climática que le resulta característica, Sideral está conformado por 14 canciones de tempo y humor cambiantes, en una diversidad que en nada afecta a la homogeneidad, ésa que está garantizada por el sello autoral de un grupo que hace de la madurez una constante de crecimiento.
Técnicamente, Sideral -que este sábado a las 22 tendrá su presentación oficial en Willie Dixon- es el primero de una serie de tres discos que Cielo Razzo editará con Sony, y fue registrado en tomas directas lo que, según explica Pablo Pino, derivó en una obra "con menos vericuetos". "Antes de cada disco hacíamos un demo para ver cómo estaban las canciones --detalla el cantante--. En esos demos escuchábamos algo particular, se notaba la energía de la banda, la química del escenario, del ensayo. Teníamos una necesidad, pensábamos que no estábamos representándonos lo más fielmente posible. Con esta forma todo está más crudo, más minimalista, prácticamente sin editar. Más que nada buscamos lograr un impacto, que sea un disco mucho más real. Y de alguna manera se logró".
Luego de construir su discografía de manera independiente, la banda -conformada por Pino (voz), Cristián Narváez (bajo), Diego Almirón y Fernando Aime (guitarras) y Javier Robledo (batería y coros), a quienes se suman Marcelo Vizarri en teclados y Carlo Seminara en percusión- trabajará ahora bajo el ala de una compañía que esperará un nuevo material de aquí a dos años. Esa certeza no representa una presión para el grupo, según analiza Pino: "Confío en el proceso natural que tenemos. En particular me gusta saber que hay un tiempo que tengo para generar canciones. Está bueno tener un punto de partida. Nunca trabajé así y me intriga".
- La discografía de Cielo Razzo demuestra que siempre lograron esquivar fórmulas preestablecidas de composición. Eso brinda un respaldo y marca además un compromiso.
- Sí y no creo que ahora vaya a pasar que volvamos a usar una fórmula. Nunca buscamos seguir un mismo rumbo con las canciones. Al no sentirlo de esa manera, nunca se evaluó componer de determinada forma. Como banda es que seguimos teniendo ese instinto de componer las canciones según nos den las ganas. Y como compositor siento que me voy parando en un determinado lugar. A partir de cosas que uno va evitando, sin darse cuenta se va a parando en cierto lugar. Creo poder sacarle provecho a esto que fui buscando durante tanto tiempo, en un camino que no termina nunca. Y la composición sigue siendo natural e instintiva. Tenemos que aprovechar esa situación.
- Si bien cada disco es producto del camino transitado, Sideral parece una buena síntesis de la historia de Cielo Razzo.
- Creo que sí, pero eso también fue inconsciente. Por alguna razón aparecieron estas canciones y las tocamos así. Tiene que ver con muchos años de shows en el post Compost (NdR: antecesor de Sideral, editado en 2010) un disco que en su momento no fue recibido como nos hubiera gustado. Fue el disco más oscuro del grupo, a la gente le costó entenderlo. O simplemente no le gustó. Y al que le gustaba mucho la banda y pudo entender por qué lado venía. Es el disco más difícil que le hemos dado al público. Sideral de alguna manera resume sin darnos cuenta un poco éso: en el vivo empezamos a tener una impronta un poco más liberada, con mucha energía. En el último tramo fueron shows alucinantes y el disco representa esa energía. La química de este disco es muy parecida a la de Buenas (NdR: su disco debut de 2001) y Código de barras (2003), por los tiempos, por cómo fueron acomodadas las canciones, por el hecho de que hay canciones tranquilas, otras más power, por la apertura del abanico. Este disco tiene mucho de éso.
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