CULTURA / ESPECTáCULOS › "SIEMPRE HAY UN DÍA CÁLIDO" Y "HAIR" EN EL MADRE CABRINI
Para amantes del género es la oportunidad
de reencontrarse con films que marcaron
hitos en distintas épocas de Hollywood.
› Por Emilio Bellon
La permanencia en cartel, durante los primeros meses del verano, de la comedia musical Los Productores vuelve a confirmar que siempre este género tiene su público. Claro está, si bien la respuesta no es la misma que en décadas anteriores, respecto de un film que responda a esta categoría, el alquiler en los video-clubs de ciertos títulos (que ya son considerados clásicos) nos lleva a afirmar que el musical siempre tiene sus seguidores. Y en virtud de esto es que hoy anunciamos dos de los tantos exponentes de esta categoría, uno de los mediados de los `50 y otro estrenado, con cortes en nuestro país, a fines de los `70. Los dos títulos que podemos volver a ver mañana, a las 20 y 22, o bien que algunos conocerán por primera vez, son Siempre hay un día cálido de Stanley Donen y Gene Kelly y Hair de Milos Forman. La cita, por partida doble, es en la sala Madre Cabrini.
No ubicable en los estantes de los video-clubs, Siempre hay un día cálido fue presentada por la Metro Goldwyn Mayer luego de los exitosos musicales Siete novias para siete hermanos y Sinfonía del corazón, ambas de Stanley Donen. En el momento de su estreno, fue el formato Cinemascope el que marcó uno de sus grandes atractivos explotados por la publicidad y el film es el último de la producción de uno de los creativos del género, en este estudio, Arthur Freed. Como en Cantando bajo la lluvia, nuevamente Gene Kelly y Stanley Donen volvían a tener en sus manos la realización de otro de sus films.
Pensado como una continuación de la multiaclamada Un día en Nueva York (1948), el film que se exhibirá mañana planteaba originalmente el regreso a la Gran Manzana por parte de aquellos tres marineros que tras pasar sus 24 horas de licencia en tierra, debieron partir.
Pero a diferencia del film anterior, y tras ganar un Oscar Frank Sinatra como actor dramático en De aquí a la eternidad de Fred Zinnemann, este no aceptó participar; situación que se extendió a aquel otro actor, Jules Munshin, quien dejó caer la invitación. Y es por ello que, ante estas negativas, se decidió modificar el libreto: ya no serían, entonces, tres marineros, sino tres ex soldados que se volvían a reunir luego de diez años, tras su regreso del frente.
Considerada por Martín Scorsese como un film que transgrede los lemas de heroísmo y valor de la sociedad norteamericana, de gran cuestionamiento hacia ellos, Siempre hay un día cálido o Siempre hace buen tiempo es un relato que destila escepticismo, que pone en jaque a las estructuras establecidas. Y tras los nefastos años del maccarthysmo, la Academia le otorgó las nominaciones al mejor guión y a la mejor partitura, compuesta por André Previn.
Los nombres de los tres protagonistas: Ted, Angel y Douglas. El reencuentro entre ellos, tras haber compartido tantas zozobras y desdichas. Y al volver a estar juntos, entre frustraciones y enojos, el film de Donen y Kelly, de título particularmente irónico, va dibujando un perfil, al son de la danza, de una sociedad alienada que no ofrece respuestas ante las inquietudes y pesares del individuo. Film crepuscular y reflexivo, que al mismo tiempo replantea otra visión del género musical, Siempre hay un día cálido apunta a ciertas modas de la época, particularmente a las que parten de las fórmulas televisivas. Y los números musicales, que animan Gene Kelly, Dan Dailey, Cyd Charisse, Dolores Gray y Michael Kidd entre otros, apuntan a mostrar un contraste entre la aparente libertad de movimiento y la rigidez que las máscaras sociales imponen. La partitura de este injustamente olvidado film incluye temas tales como: Time for parting, The Blue Danube, I like Myself, Ten year Montage, Once upon a time, por citar algunos.
Entre los variados y múltiples méritos que el film presenta, podemos señalar cómo se plantea el paso del tiempo (toda la acción entre la memoria y el presente transcurre en otras veinticuatro horas), el desocultamiento del artificio del espectáculo, la participación de los objetos cotidianos, los recuerdos. En los años `70, en páginas de la crítica musical, del drama de William Wyler, Los mejores años de nuestra vida, por la manera en que desmitifica el exitismo y lo patriótico de los años de la guerra. Igualmente, la reconstrucción de la ciudad de Nueva York responde más a las melancólicas pinturas de Edward Hopper que a las imágenes turísticas de entonces.
Veinticinco años después, un director de origen checo, Milos Forman, ya reconocido internacionalmente por Al fuego, sombreros, Los amores de una rubia y Atrapado sin salida, presenta la versión fílmica del musical de 1967, éxito de público y de crítica, Hair, representada entonces en un circuito del off-Broadway, en la sede de un club, para pasar posteriormente a las salas del Baltimore Theathre, lugar en el que se hicieron 1470 representaciones. Al tomar como escenario los años de la guerra contra Vietnam, el film levanta las banderas del pacifismo, el amor libre y otras consignas del movimiento hippie.
Escrita originalmente por James Rado y Gerome Ragni, autores igualmente del guión del film de Forman, Hair presenta una historia ambientada a mediados de los `60, momento en el que vemos a un joven que viaja de Oklahoma a Nueva york con el fin de enrolarse en las filas bélicas. Pero al llegar a la ciudad, son precisamente los jóvenes manifestantes y las nuevas expresiones que defienden otro modo de vida, las que lo llevan a cambiar su actitud.
Ignorado por la Academia y censurado en varios países, Hair es un film que se puede pensar desde la categoría de la "opera rock", al igual que Tommy de Ken Russell y Jesucristo Super Star de Norman Jewison, ambas, igualmente de los años `70. Film paradigmático, de los nuevos y posibles cambios sociales, el musical Hair se ha identificado, desde su estreno en más, con la canción clave Acuario, deja entrar la luz del sol. Eso a diez años de aquel sublime artificio en los años del pop que fue Submarino amarillo, film de George Dunning que escenificaba desde una fábula con banda sonora a cargo de Los Beatles, el malestar y los sueños del mundo de aquellos años: All you need is love.
En este film, Hair, que incluye la participación del director Nicholas Ray, en el rol de un general, la coreografía estuvo a cargo de Twyla Tharp y el film obedece a un montaje propio de la época. Y fue conocido en el mismo año en que Bob Foie daba a conocer su film testamento All that jazz y en el que Mark Rydell nos ofrecía La rosa. Un año después se estrenaría Fama.
En el cartel actoral de este ya mítico film encontramos a John Savage, Treta Williams, Beverly D`Angelo, Annie Golden, entre tantos otros, que incluyen a actores y danzarines de la pieza original. Distribuido por Artistas Unidos, con una duración de dos horas, el film fue objeto de numerosos cortes en algunos estados de su país de origen.
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