Impregnado más por un carácter de festividad que por la magnitud de los grandes eventos, el Festival Pentagrama tendrá esta noche su primera edición. Sin apostar a grandes nombres marketineros, y apuntándole a la conexión de los participantes (arriba y debajo del escenario), el proyecto tomará como sede al Complejo Parque Alem de Nansen y Paseo Ribereño.

Impulsado por Carlos Mut, relacionista público y productor de eventos de música electrónica "no comerciales", el Festival Pentagrama busca romper con algunos preceptos que imperan en los grandes encuentros. "Me gusta la música en general y la idea sale porque creo que los productores apuestan a números de gran efectividad", admite el organizador a Rosario/12, y asegura: "Me parece que Rosario no tiene un festival, que es algo que creo se forja de chiquito para grande. Esta primera edición de Pentagrama es el puntapié para que se muestre todo lo relacionado con la música".

En ese marco, en el predio se distribuirán stands que permitirán la participación de Perroteca Discos, McHiuker Taller de Luthería (a cargo del saxofonista y luthier Alejandro Machuca) y de Cetear Escuela de Sonido. Además, se montará una exposición de fotografías de shows de Diego De Bruno, y se propondrá un servicio gastronómico a cargo de Downtown, que brindará comidas y una carta de tragos distintiva.

Y, lógicamente, habrá lugar para cuatro bandas representativas de la heterogeneidad estilística que ofrece la escena local: Rosario Smowing (la orquesta de swing, bolero, tango y rock liderada por el cantante y trompetista Diego Casanova), Cool Confusion (cautivante combo ska que conforman Nicolás Lingua, Lisandro Rosso Ferro, Tomás Boasso, Fabricio Giannone, Melina Spizzirri, Esteban Civetta, Rodrigo Cruzado, Julián Pagliarecci, Matías Moro), Mamita Peyote (ecléctico y bailable proyecto que encabeza la cantante Eugenia Craviotto Carafa) y Dubies (grupo referencial del reggae rosarino que integran Andrés Picech y Daniel Alejandro O'Connell en guitarras, Ignacio Spiaggi en bajo, Matías Calabresi en batería, Sebastián Legresti en teclados y coros, Franco Bazzani en saxo alto, Lucas Trabaglinni en trompeta y Patricio Oneto en percusión).

La selección de los grupos responde ya no sólo al objetivo de ofrecer variedad musical, sino además a fomentar un espíritu de camaradería en el festival todo. Así lo reconoce Mut: "Las bandas tienen distintos estilos, pero también tienen un lineamiento en común, y es la intención, porque incluso comparten alguna cantidad de público. Está enfocado en que uno tiene ese romanticismo de pensar que cuando arriba de un escenario o una cabina se genera algo bueno, eso se trasmite. Varios de los músicos de las bandas son amigos, y hay un montón de cosas que hacen que sea especial. Aunque uno no pueda transmitirlo, esas cosas hacen que el festival, luego de terminado, vaya a tener un boca a boca que va a hacer que el segundo pueda ir creciendo en convocatoria".

En ese sentido, la decisión del organizador es la de darle continuidad a la propuesta. "Si es por la idea original, este festival tiene que ganar un nombre, para que se vayan incorporando stands. Y en cuanto a las bandas la intención es repetir siempre a estas cuatro como base. Después, una vez que el nombre del festival esté instalado, le agregaríamos bandas que estén surgiendo. La idea es que crezca para que la gente pueda escuchar bandas que no tienen lugar en otros shows. Internamente, si después tuviera que apuntarle a una banda invitada sería Dancing Mood", explica Mut, que anticipa: "Para próximas ediciones apostaría a ir incorporando expresión corporal, telas, cosas que para esta edición han quedado colgadas por la fecha, porque hay mucha gente ocupada, pero la idea era que tuviera un contenido un poco más sólido en cuanto a la artística y lo visual, que buscaremos en próximas ediciones".