Sábado, 4 de enero de 2014 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › EN LO MUSICAL HUBO VARIOS HITOS PARA DESATCAR A LO LARGO DEL 2013
Premios para artistas como Adrián Abonizio, Sandra Corizzo y Julián Venegas. El Encuentro de Músicos Populares en su décima edición y un emotivo homenaje a Spinetta en el anfiteatro. Visitas internacionales como Ian Anderson y Stanley Jordan.
Por Edgardo Pérez Castillo
Como en cada retrospectiva, la mirada al año que pasó suele tener el regusto de lo ya revisitado. Y si en el balance musical sobre lo acontecido en 2012 se recuperaban algunos aspectos de lo analizado respecto a 2011, el análisis del año que pasó bien podría incurrir en el autoplagio al observar el panorama global: poco ha cambiado en la ciudad si de cuestiones de fondo se trata (léase: respaldo del público local a propuestas de sus coterráneos, una profusa difusión por fuera de los cánones comerciales y un mayor abanico de espacios para las actuaciones en directo). Sin embargo, a la hora de mirar el vaso medio lleno, algunos hechos distinguen para alimentar el optimismo.
Sin dudas, uno de los más significativos puede asociarse al constante crecimiento de un movimiento tanguero que sigue sumando variantes, que apuesta a la conquista de nuevos públicos mientras se alimenta de propuestas innovadoras. De hecho, y siguiendo al calendario, allá por el 20 de enero una de las mejores orquestas jóvenes de la ciudad hacía pie en el escenario más trascendental para la música popular argentina: ese día, La Biaba brindaba una sólida actuación en el festival de Cosquín.
Y si bien los acontecimientos y galardones suelen ser injustos con aquellos que, aún sin revestirse de las grandes luminarias, alimentan la escena con constancia, el 2013 también trajo consigo un hecho digno de distinción: el premio Gardel que Adrián Abonizio obtuvo por su notable Tangolpeando.
En términos de reconocimientos, los recuperados Premios Nacionales tuvieron su sello rosarino en el rubro musical: Julián Venegas y Sandra Corizzo obtuvieron el segundo y tercer premio por sus canciones "Alamos de noche" y "Momento sexto sentido", respectivamente. Un acto de justicia para dos compositores sensibles y talentosos.
En términos de visitas de renombre, el 2013 no gozó de la pomposidad de su predecesor (que sumó a Hugh Laurie, Michel Bublé, Joe Cocker, Alan Parsons, Morrissey, Scott Henderson y Ute Lemper, entre otros). Aunque, más allá de las luminarias, hubo nombres de peso en el calendario: en marzo Ian Anderson hizo su paso por en El Círculo; abril tuvo como protagonistas a los virtuosos guitarristas Stanley Jordan y Chris Cain; en mayo McNamara recibió a Gordon Raphael (productor de Regina Spektor y The Strokes) en su rol solista, y ese mismo día Amelita Baltar presentó su elogiado "El nuevo rumbo" en La Comedia; junio se nutrió de las visitas de Chico César y de la banda de metal español Barón Rojo; en julio la orquesta Flores Negras, dirigida por la pianista rosarina Andrea Marsili, actuó en La Comedia junto a la compañía Tangokinesis de Ana María Stekelman y los Illya Kuryaki and the Valderramas tuvieron su celebrado regreso en Club Brown; el notable gaitero Carlos Nùñez actuó en septiembre en La Comedia; octubre distinguió con la presencia del legendario contrabajista Ron Carter en el Auditorio Fundación; noviembre marcó la presencia como solista del increíble Victor Wooten (en un mes que incluyó la visita de Liliana Herrero presentando su bellísimo disco "Maldigo"); y diciembre tendría como innegable pico al multitudinario show gratuito de Tan Biónica, que adaptó su riqueza melódica y poética de reminiscencia tanguera hacia el paladar de un público tan pre-adolescente y radial como redituable: fueron 50 mil las personas que confirmaron al grupo porteño como uno de los últimos grandes fenómenos de la industria.
Aunque, en términos de masividad, el 2013 fue un año más bien austero. Una austeridad que impregnó sin dudas a los bríos festivaleros. Sin embargo, y a pesar de que el año que pasó no tuvo el respaldo de las grandes marcas, hubo propuestas de calidad en diversos espacios. Como cada año, el verano encontró diversidad y gratuidad en los ciclos impulsados por la Municipalidad tanto en el Anfiteatro (que abrió el 26 de enero e incluyó la visita de los Wawancó y un emotivo homenaje al Flaco Spinetta) como en la explanada del Castagnino (lanzado en febrero con Sandra Corizzo y Laura Hatton, y que anunció una potente noche de guitarristas con Luis Salinas a la cabeza). En mayo, el Centro Cultural Parque de España inauguró el ciclo La Española, curado por Sebastián Mantilleri, y en junio en El Aserradero se inició el Encuentro de Nuevas Formas Folklóricas, que con la curaduría de Mario Chiappino reunió a jóvenes creadores que, desde distintos puntos del país, impulsan abordajes distintivos a nuestra música de raíz.
En esa línea, justo es reconocer al Encuentro de Músicos Populares, que supo equilibrar el reconocimiento a artistas consagrados y dar cabida a nuevas expresiones, y que en agosto alcanzó su décima edición.
La segunda versión del festival Rosario Repercute, y el debut de El Tablado Nacional llegaron para evidenciar el crecimiento de dos movimientos renovadores: por un lado, la diversidad de expresiones vinculadas a la percusión; por el otro, la activa escena de murgas de estilo uruguayo que se multiplican en los clubes y barrios de la ciudad.
En términos de difusión, allá por el mes de marzo los músicos independientes de la ciudad mostraban cautela respecto a la sanción de la Ley de Medios. Los meses restantes justificaron tal cautela: el transcurso del año no pareció arrojar mayores novedades en relación a la difusión, ya que los contenidos de música local siguen siendo escasos en las principales emisoras de la ciudad. Salvo, claro, las mismas honrosas excepciones de cada temporada, a las que se suman la persistencia de ciclos televisivos como Rosario under o Rocksariazo, el proyecto piloto de Pugliese Tv, o, desde la web, el lanzamiento de la radio del sitio Rosarioindie.com.
Si de espacios físicos se trata, no pueden dejarse de lado las aperturas de Club Brown y El Diablito Cabaret (ambos en el complejo de Brown y Avenida Francia). Como tampoco la publicación de dos libros que pusieron el foco en la historia musical de la ciudad: en marzo se presentó Generación Subterránea, obra marcada por el trabajo de orfebre de Sergio Rébori; y, en diciembre, Inédito, donde Diego Giordano posa la mirada en la escena el rock rosarino en los 80.
Mediante la independencia de los artistas y la persistencia de sellos como Sublatir -que cumplió seis meses en abril y logró un premio estímulo de Espacio Santafesino (el certamen provincial que premió además a Blue Room Producciones y a BlueArt)-, Planeta X (que en 2013 registró en vivo su disco número 100), Polvo Bureau (organizador del auspicioso festival de sellos independientes "Otro río") y la Editorial Municipal de Rosario (que a través de su sistema de concursos sigue construyendo un catálogo diverso y de alta calidad), el mercado discográfico también se nutrió con grandes obras.
Ante el siempre latente riesgo del olvido y la omisión, pueden mencionarse algunas como "Sr. Monk" (el debut como solista del talentoso tecladista y productor Mariano Braun), "Sideral" (el nuevo salto de la enorme Cielo Razzo), "La eterna dimensión" de Irvin, el cinematográfico "Te vamos a salvar" de Pol Nada, "En movimiento" de Ismael Torres, el cd/Dvd "Vivo en Rosario" de San Telmo Lounge (donde reúnen sus diez años de trayectoria), "Sencillito y en ojotas" del Dúo Ñandutí, "El sentido del paisaje" de Guillermo Rizzotto, "Todos los días" de Caburoblus, "Humedal" de Los Codos, "No-tiempo" de Claudio Cardone, "Miro por la ventana" de Fernando Silva, el disco de solo piano con el que Alicia Correas valoriza a compositores rosarinos de diversos períodos, la reedición (y vigencia) de "Elefantes" de Jorge Migoya y "Vuelos", de Horacio Fumero.
En un año partido por la tragedia de calle Salta, los músicos ratificaron su predisposición solidaria. Y, más allá de los grandes eventos organizados para recaudar fondos para las víctimas de la explosión (el festival organizado en el complejo Metropolitano y el show que, con Fito Páez como anfitrión, se desarrolló semanas más tarde en el Anfiteatro Humberto de Nito), las bandas de la ciudad sostuvieron su bandera solidaria respaldando causas diversas. Por caso, en marzo se realizó el encuentro "Todos por Malvinas" y, en julio, otro impulsado por el Movimiento Solidario Rosario en el Anfiteatro a beneficio de personas en situación de calle. Una costumbre saludable, un ejercicio constante de muchos artistas de la ciudad que no siempre goza de respaldo mediático.
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