Mar 03.06.2014
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. DEBUT & DESPEDIDA EN EL CENTRO DE EXPRESIONES CONTEMPORáNEAS

Loops de crudeza exquisita

Mañana, a las 19.30, quedará inaugurada la nueva muestra del pintor, fotógrafo y cineasta Marcos López. Instalaciones, esculturas, piezas audiovisuales y pósters intervenidos integran un conjunto de obras que va desde 1978 a 2012.

› Por Beatriz Vignoli

En su serie Debut y despedida, el pintor, fotógrafo y cineasta Marcos López se marcoslopea. Consciente de su estilo, como quien se photoshopea o se loopea, el pope del pop latino se marcoslopea. En alguna circunvolución de su cerebro debe existir el programa Marcoslop, que genera nueva obra recombinando la producción acumulada y el input entrante. Caso límite de manierismo, Debut y despedida es Marcos López a la maniera di sí mismo. Su precursor en esta poética de la recursividad podría estar en el pop art de Warhol o en el graffiti a lo Basquiat. Pero lo que se verá a partir de mañana, a las 19.30, en el espacio de Artes Visuales del Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC, Sargento Cabral y el río) promete ser 100 por ciento López.

Debut & Despedida es también el título de dicha "muestra ecléctica" de Marcos López. "Con trabajos que recorren desde el año 1978 al 2012, el artista comparte su exploración de nuevos formatos, soportes y lenguajes artísticos. Instalaciones, esculturas, piezas audiovisuales y pósters intervenidos integran el conjunto de obras. El artista explora las estrategias de cita, reproducción, apropiación y colaboración. La autoría, las influencias, los homenajes y las colaboraciones explícitas están llevados al extremo. Debut & Despedida puede verse como una gran obra en sí misma", dice el texto de prensa por Roberto Echen. Lo ecléctico, o mezcla de estilos, es lo que López retrata en sus fotos; pero su obra plástica parece derivar en forma muy coherente del neoexpresionismo neoyorquino de los años '80.

Santafesino, nacido en 1958, becario en 1989 de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (Cuba), radicado en Barracas (CABA), a pocas cuadras de donde vive el músico Ramón Ayala (autor de "El cosechero"), Marcos López estrenó el año pasado su ópera prima cinematográfica, un documental: Ramón Ayala, en el que tuvo a cargo la dirección, dirección de arte y fotografía. "Todo el color chillón de sus fotografías, pinturas o esculturas está concentrado en este irreverente filme", escribió Paulo Pécora.

En un texto de su página web (marcoslopez.com) el artista hace explícitas sus heterogéneas influencias: las cosas viejas de segunda mano en el Cotolengo Don Orione de Nueva Pompeya; las cosas nuevas de plástico fluo que compró en el EASY; la gran exhibición de David Hockney que vio en el Museo Guggenheim de Bilbao; el programa Art Attack; el realismo de Antonio Berni, y un retrato del boxeador Nicolino Locche por la pintora argentina Martha Peluffo (1931﷓1979).

"La muestra de Hockney me partió la cabeza", resume López. El pintor y fotógrafo David Hockney (británico radicado en Estados Unidos) hacía un pop de crudeza exquisita. "Es mi artista favorito. Más que Berni. Creo que después de ver esa muestra y sus videos me puse a pintar con más entusiasmo. Sobre todo cuando pinté sobre los collages de posters de museos. Me acostaba a las diez y media, después de cenar con los niños y ver algo de televisión con mi esposa, como un padre de familia normal. Me despertaba a las cuatro de la mañana y me iba a pintar a la sala como un lobo estepario desenfrenado... Luego me volvía a acostar a las seis, para despertarme a las siete y media, cuando los niños van al colegio, como si nada hubiese pasado".

Así brotó un diálogo caníbal de la plástica con la foto, a la que aquella vandaliza como una selva grafitera, y la foto nuevamente: el collage compuesto en la toma. O viceversa: un dibujo, colgado de una soga con broches muy Marcos López. Provocan la misma electricidad gozosa que de Hockney recibió López: ganas de hacer arte a lo loco. En las fotos de viaje, se nota que el azar no cesa de proveerle "López truchos" del mejor kitsch, que el artista detecta y transmuta en López auténticos con sólo un buen encuadre y un clic del obturador. Si hubiera que definir el efecto collage de sus nuevas obras con una frase, es con la que él le oyó decir a su profesora en una clase de yoga: "Quedarse en el instante que hay entre un pensamiento y otro".

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