Miércoles, 11 de junio de 2014 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › CHARLES BERBERIAN EN LA ESCUELA DE ANIMADORES
Por Leandro Arteaga
La "línea clara" alude a un concepto de historieta, a una manera específica de pensar la bande dessinée. Se corresponde con la maestría franco-belga, cuyo recorrido editorial en Argentina ha estado siempre sesgado, si bien ejemplificado por obras maestras como Tintin y Astérix, apenas punta de lanza de un mundo extraordinario.
Entre sus artistas célebres, es justo señalar al dibujante Charles Berberian (Bagdad, 1959), cuya presencia esta tarde, a las 18.30 en Escuela para Animadores (Isla de los Inventos, Corrientes y el río), es imperdible para todo amante de las historietas. La actividad, organizada por Centro Audiovisual Rosario y Alianza Francesa de Rosario, será oportunidad para que el artista -merecedor del Gran Premio del Festival de Angoulême- dialogue con los asistentes acerca de su obra y trayectoria. La entrada es libre y gratuita.
Leer historietas de Berberian era una tarea casi imposible, hasta la aparición feliz supuesta por el primer volumen de Monsieur Jean (Editorial Común, 2012). Se trata, tal vez, de su historieta más famosa, realizada desde 1990, así como de la consagración supuesta por la dupla compuesta, a partir de 1983, junto a Philippe Dupuy. Dupuy & Berberian son indisociables, y si bien han tenido trayectoria individual, el nombre de cualquiera imbrica necesariamente al del otro.
Puesto que ambos son dibujantes, ¿dónde comienza y termina la tarea de cada uno? No es algo que valga contestar, sino antes bien disfrutar. Dupuy y Berberian dibujan y escriben a la vez, desde un estado de gracia compartido. Quienes hayan sido lectores de la revista española Cairo (donde desfilaran nombres como Moebius, Tardi, Franquin), recordarán varios de sus unitarios, entre los que destacaban las desventuras del trío adolescente Red, Basile et Gégé, junto a la brillante Le journal d'Henriette, donde la pequeña "Enriqueta" soñaba con ser escritora, si bien a merced de un mundo adulto cuanto menos imbécil.
Esta mirada impiadosa sobre el comportamiento social, plena de humor, es una de las marcas indelebles del dúo. Monsieur Jean es, así como un escritor angustiado, el prisma desde el cual mirar pasar el tiempo, el disparador para hacer hablar a otros personajes, la excusa para indagar en miedos propios o compartidos. Su estructura episódica le vuelve un personaje de construcción pausada, pensante, sapiente de sí mismo, con simpatía cada vez mayor en el lector. Jean se interroga, no está seguro de sus decisiones, mientras fuma un cigarrillo o ahoga otra noche en una fiesta.
Además de Monsier Jean, la lista de trabajos de Dupuy y Berberian supera los veinte títulos. Entre ellos, destaca Un poco antes de la fortuna (Dupuis, 2008), donde la dupla dibuja a partir del guión de Jean Claude Denis. El protagonista es el estado de ánimo del personaje, suspendido ante la incredulidad supuesta por haber ganado la lotería.
Jukebox (Audie-Fluide Glacial, 2011), realizado por Berberian en solitario (hay edición de La cúpula), se vuelve un ejercicio libre con la música como lugar a compartir. Puntualmente el rock, o específicamente algunas de sus figuras: Elton John, Phil Collins, David Bowie. En todo caso, de lo que se trata es de elegir con cuáles canciones quedarse y por qué.
El último trabajo de Charles Berberian a la fecha es Paris (Lonely Planet-Casterman, 2013), junto al guión del periodista Olivier Bauer. Concebido como una guía turística, el París de Berberian indaga en lugares por descubrir, con la atención editorial puesta en el dibujante como elección seductora. Más atractiva, con seguridad, que toda una multitud de fotografías postales. Por aspectos como éste, la historieta franco-belga goza de la mejor salud, con un reconocimiento institucional que por estos lares parece impensable.
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