Sábado, 14 de junio de 2014 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › POMMEZ TOCA EN MCNAMARA
La madurez lírica y musical de Pommez Internacional es la que hace olvidar rápidamente los datos biográficos de una banda cuyos integrantes rondan apenas los 25 años. Con una búsqueda sonora de árbol genealógico extenso, la banda le dio forma a un segundo disco que gana brillo a cada escucha y que confirma la proyección del grupo que esta noche, a las 23.30, se presentará en McNamara (Tucumán 1016) junto a la ascendente banda rosarina Mi Nave.
Formada en Buenos Aires, Pommez Internacional desconcertó a la crítica con la amplitud de Contraluz contraataque, su debut de 2010. En Buenas noches, América, el grupo sigue esquivando géneros. Aquí propone una obra de sangre y sudor latinoamericanas, a pesar de que no es el folclore del sur continental el que funciona como soporte para su segunda placa, en una construcción sonora que apela a formas electrónicas y a un rock denso, que se permite referenciar a orquestaciones de aire clásico ("Hacia el este") y que, en conjunto, suena... latinoamericano. En ese esquema, las formas propias de la canción de protesta no tienen cabida en el menú sonoro de Pommez, a pesar de que sus líricas encuadraría en esa etiqueta.
Así lo entiende el cantante y guitarrista Juan Ibarlucía: "Dentro del universo conceptual que trabajamos hay una necesidad de describir las cosas con crudeza. Hay un intento de dar cuenta de la experiencia de vivir en una metrópolis latinoamericana. Cualquiera que vive en Buenos Aires, San Pablo, Santiago, está acostumbrado a una relación con la inequidad, con una dimensión política que está todo el tiempo vinculada a la dimensión personal. Es muy complicado en Latinoamérica separar política de afecto, son dramas que están entremezclados".
Sin embargo, no son frases cargadas de moralina sino paisajes cotidianos los que se pintan en la obra de Pommez Internacional (como en "La celebración"), que bajo el fraseo acompasado de "Capricornio" desnuda al gatillo fácil y rememora a esa suerte de Robin Hood villero que fue Manuel "Frente" Vital. "Hay una intencionalidad muy clara de evitar el lugar de la buena consciencia. Me parece que la dimensión política en el discurso del disco es mucho más ambigua, en el sentido de presentar un conflicto y esperar que el conflicto estalle en la audiencia", explica.
Es la ira de Dios la que ignora las plegarias en "Carnaval de las luces"? Los aires orientales de "Dragón" son los mismos que impregnaron la cultura del Perú? Las preguntas se disparan en cada recorrida por el segundo disco de Pommez, una banda decidida a no autocensurarse. "Creo que no es un juego desconcertar, sino que nos aburrimos rápido. Me parece que, si bien el último disco tiene un concepto, es una cosa más acabada, en definitiva seguimos dándonos el derecho de configurar qué es lo que queremos que sea nuestra música, nuestro lenguaje", concluye Ibarlucía, abriendo la expectativa para lo que vendrá.
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