Descubrir el valor de la unión es, quizá, el objetivo constituyente de la Escuela Orquesta Barrio Ludueña, proyecto que funciona en ese punto de la ciudad tan habituado a las dificultades, allí donde en 2006 los vecinos (Presupuesto Participativo mediante) dieron el primer gran paso para la gestación del organismo. Hoy, la Escuela Orquesta reúne a más de 250 niños y niñas de entre 7 y 18 años, que mediante la participación en distintos talleres se forman musicalmente para confluir en esa formación grupal donde pueden vivenciar las bondades de la construcción colectiva.

Para ello cuentan con algunos aliados, claro está. Los docentes, sus propias familias, y el talento de nombres como Beethoven, Bizet, Los Jaivas, León Gieco y Julián Plaza, entre tantos otros autores cuyas obras alimentan el variado repertorio de la Escuela Orquesta. Repertorio que, en 2010, quedó registrado en el postergado disco que finalmente pudo ser publicado este año a través de la Editorial Municipal de Rosario, en una doble edición que incluye un Dvd (realizado por Mauro Boggino) que registra la historia del proyecto. Mañana, ambas obras tendrán su presentación oficial con el concierto que, desde las 16, casi un centenar de integrantes de la orquesta ofrecerán en La Comedia (Mitre y cortada Ricardone).

Para Graciela Semorile, coordinadora de Cultura del Centro Municipal Distrito Noroeste, "es una alegría poder concretarlo y poder hacerlo así, por partida doble, con un Dvd que cuenta la historia de la orquesta y a la vez poder escuchar a lo que han llegado los chicos".

Constituida como un referente en lo que refiere a este tipo de proyectos de inclusión socio-cultural, la Escuela Orquesta del Ludueña crece año a año. En ese contexto, Semorile coincide con la apreciación, aunque aclara: "Hay una orquesta más antigua, la de Barrio Triángulo, pero realmente sentimos que somos una referencia. Es un trabajo continuado, de todos los días, un trabajo con las familias, con los chicos. Cuando se logran resultados y se pueden hacer este tipo de presentaciones nos llena de alegría, porque se ve el esfuerzo y el trabajo de todos, compartido con los chicos, los profesores y las familias. Los chicos tienen que sostener un aprendizaje continuado, compartir una situación orquestal con todos, y éso la verdad que es un logro".

Si de logros se trata, el flamante disco es también evidencia de la diversidad del repertorio que los jóvenes músicos desarrollan en su paso por la orquesta. "La idea que tenemos es que sea variado, que vean que su instrumento les permite tocar distintos géneros --apunta Semorile--. Se hacen muchas acciones para que el chico no sólo pueda tocar con la orquesta, sino que vea que puede tocar distintos tipos de músicas".

En ese contexto, la posibilidad de encontrar en la música una profesión surge como horizonte posible. Para Semorile, sin embargo, los grandes objetivos tienen que ver con la citada valorización de la labor grupal: "Ojalá que la música sea una salida laboral pero, si no, su paso por la orquesta es un aprendizaje que llevan de por vida, tanto del instrumento en sí como lo que implica estar en un conjunto tan grande. Ellos ven que la suma de todo da un resultado muy distinto al que logran sólo con su instrumento. El trabajo en conjunto es el que puede dar una mayor sonoridad. Los chicos entran a la orquesta tomando clases casi individuales, tienen clases de audioperceptiva, aprenden a leer música, pero tienen que estar preparados sí o sí para participar de la orquesta. Se estudia para formar grupos y poder tocar en conjunto. Esa es la base de la Escuela Orquesta".