CULTURA / ESPECTáCULOS › VER MáS ALLá. UNA MIRADA SOBRE LA ESCLAVITUD CONTEMPORáNEA
Documentos con dos siglos de antigüedad sobre la trata de personas forman parte de una exposición preocupada por actualizar el problema de la esclavitud. La muestra se podrá visitar hasta mañana en la Fundación Estudios Litoral.
› Por Leandro Arteaga
El ingreso al Palacio Fuentes, ese edificio magnífico ubicado en la intersección de las calles Sarmiento y Santa Fe, ofrece el regocijo inmediato a la mirada atenta. El placer edilicio, sus espacios lustrosos, son un desafío similar al que atravesara también el International Slavery Museum de Liverpool. Lo señala su propio director, Richard Benjamin, invitado a la apertura el martes pasado de la exposición Ver más allá. Una mirada sobre la esclavitud contemporánea, que mantendrá sus puertas abiertas hasta mañana, en el horario de 10 a 18, con entrada libre y gratuita.
La entidad responsable es Fundación Estudios Litoral Argentino, con el objetivo puesto en el Museo para la Democracia Internacional, a inaugurar en el Palacio Fuentes el 15 de septiembre de 2015. Con esta primera actividad, Fundación Litoral y Museo para la Democracia Internacional suman a la denuncia y persecución de la esclavitud contemporánea, de la que es emblema la institución inglesa.
Quienes asistan podrán apreciar siete documentos de principios del siglo XIX, algunos de ellos con puño y letra de los firmantes. En todos, el comercio de seres humanos como actividad reconocida y avalada. El impacto está asegurado, así como intacto en esos papeles con doscientos años de supervivencia, que todavía dicen. Sea sobre lo pretérito, pero también ante las modalidades actuales que la esclavitud encuentra para continuar un mismo derrotero.
En este sentido, el correlato aparece en la reproducción de fotografías y testimonios de trabajadores y trabajadoras esclavos, a partir del relevo originado por la investigación del equipo interdisciplinario del que se compone Fundación Litoral. La tarea tuvo su despliegue en las áreas urbanas de Rosario y Buenos Aires, y en las zonas rurales de las provincias de Santiago del Estero, Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe. Bien vale señalar las variables en las que el trabajo esclavo hoy se sostiene: trabajo obligatorio, trata de personas, matrimonios precoces y forzados, esclavitud por nacimiento, trabajo forzoso, trabajo esclavo por contrato, trabajo infantil.
La denuncia de esta continuidad perversa es el aspecto esencial sobre el que descansaron las palabras de Guillermo Whpei, presidente de Fundación Litoral; y de Nicolás Fernández Bravo, antropólogo e investigador de la Fundación. Whpei hizo hincapié en la "naturalización" del comportamiento -así como suele suceder con los animales en cautiverio-, en la interiorización de pautas de conducta que tienden a limar toda fricción capaz de delatar lo nada natural del asunto. De esta manera, lo que se consigue es la "invisibilización" de la cuestión. Allí, por eso, el cometido que la exposición persigue, ya presente en su título: "Ver más allá".
Fernández Bravo desarrolló varios aspectos. Entre ellos, la necesidad de superar mitos urbanos, provistos por el sentido común, tales como la creencia en que es una costumbre cultural la que lleva a trabajar en determinadas condiciones, así como la suposición de que la esclavitud con fines laborales es poco frecuente en Argentina. Ante cada caso denunciado, lo cierto es que lo descubierto no es más que la punta del iceberg, mientras lo que está por detrás permanece inasible.
También subrayó la importancia de entender que la democracia está lejos de construir naturalmente un mundo posracial, cuando la situación responde a un problema añejo, que remite a la economía política y a la distribución de las riquezas; vale decir, al costo de la fuerza de trabajo y a la maximización de su productividad. Según el antropólogo, una manera de poder participar activamente, desde lo cercano, consiste en preguntarse entre otras cosas por la ropa con la que vestirse. Su aseveración es bien elocuente: "Las grandes marcas de ropa nunca son de personas con apellidos andinos". Otra manera es la toma de conciencia sobre las trampas del lenguaje, con sus tratos despectivos y omnipresentes en la jerga vulgar, en donde anidan razones históricas y económicas.
La participación del director del Museo Internacional de la Esclavitud, Richard Benjamin, procuró un intercambio de prestigio, dada su trayectoria. El Museo abrió sus puertas el 23 de agosto de 2007 (en consonancia con el día de la abolición del tráfico de esclavos), con un accionar público que tuvo sus desavenencias en cuanto al funcionamiento tradicional de los museos. De acuerdo con Benjamin, los museos tienen que ser justificables y aportar participación y reflexión a la ciudadanía; el fin último reside en la consecución de una conciencia histórica que sea capaz de promover justicia social. Es por eso, señala, que los museos pueden ser focos de cambio.
De acuerdo con Benjamin, el beneficio económico obtenido por la esclavitud no fue para unos pocos, sino que alcanzó a toda la escala social. Desde este parámetro, tiene también anclaje el parecer de Fernández Bravo, quien define al trabajo esclavo como una compleja red de trampas, engaños, connivencias, paradojas. También, dice, puede ser una "oportunidad", acaso la única, en aquellos contextos de escasa o nula movilidad social.
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