CULTURA / ESPECTáCULOS › EL FILM "EL GURí", DE SERGIO MAZZA PARTICIPARá EN LA BERLINALE.
La localidad entrerriana fue escenario para El gurí, seleccionada para el Festival de Berlín. El film cuenta la historia de un niño solo, con raíces emocionales en la vida del director. Federico Luppi y Daniel Aráoz componen parte del reparto.
› Por Leandro Arteaga
"No se trata de una comedia familiar ni de una película para niños, es sobre un pibe al que se le está muriendo la madre y tiene que resolver por él y por su hermana cómo seguir con su vida. Es un nene que se está cargando una temática dura sobre su espalda", aclara Sergio Mazza sobre El gurí, largometraje rodado en la localidad de Victoria, feliz con la noticia de que el film haya sido seleccionado en la sección "Generation+14" de la Berlinale, a celebrarse entre el 5 y el 17 de febrero próximo.
"Mis películas son un vergel de razas", dice entre risas el director de El Amarillo (2006) y Gallero (2009). "Viene gente de Catamarca, La Plata, Buenos Aires, Entre Ríos, y ésta particularmente tuvo a muchos rosarinos. Todos ponen mucho esfuerzo en hacer la película, y cuando se va terminando uno se pregunta qué se hizo con tanto sacrificio. Poder decirles que entramos en Berlín, es una cosa que te devuelve el alma al cuerpo".
Sobre la noticia "que suma a la creciente participación internacional de su cine, con presencia en los festivales de Venecia, Locarno, Karlovy Vary, Toulouse, Bafici y Mar del Plata, entre otros" Mazza prefiere manifestarse cauto, y señalar que "es lindo que la película guste y se vea en un mercado tan grande; obviamente no pasa siempre, y a veces te ponés más contento de lo que debés. También hice películas que me parecieron increíbles y después no funcionaron. Claro que uno está siempre buscando el reconocimiento, que la película funcione. Lo que te podría decir es algo de Spinetta: decía que intentaba no ponerse demasiado contento cuando le iba demasiado bien ya que, por consecuencia, tendría que ponerse demasiado triste cuando le iba mal. Hay que surfear todas esas emociones y estar en el medio de ellas. Obviamente, cuando no te pasa esto intentás no ponerte muy triste, pero cuando pasa tampoco te querés sobredimensionar de alegría y festejo."
El gurí cuenta con las participaciones de Federico Luppi, Daniel Aráoz, Sofía Gala y Maximiliano García, oriundo de Victoria, en el papel del chico protagonista. La elección de Victoria como locación va acompañada de la decisión del director bonaerense de establecer su productora en esta ciudad. Por un lado, las razones del guión, pero "también por los hijos", subraya. "Vivíamos en Buenos Aires. La productora estaba en una casa que alquilábamos en un barrio; el departamento, en otro barrio. Los tiempos de distancia eran enormes. Pensaba en la calidad del tiempo de mis hijos, en ese departamento, mirando tele. Entre Ríos es para mí un lugar de pertenencia que tengo desde siempre, así que un día me subí al auto y me fui. También elegí Victoria porque necesitaba poder ir y volver en el día del Incaa, me quedaba cerca". Y agrega: "Es muy difícil llegar a los cuarenta años filmando. Entre que empecé a hacer cine tuve dos hijos, mantengo a mi abuela, hay todo un cúmulo de sentimientos, pasan un montón de cosas en ese riesgo de que la obra deje de ser reconocida, que no funcione, y que deje de ser financiable".
Mazza es alguien que ha filmado en muchos lugares. Él mismo lo expone: "Catamarca, Córdoba, el gran Buenos Aires, en Entre Ríos dos veces, y en París". Hay también anécdotas que, por sí solas, imponen diferencias. En relación con El gurí, comenta: "Filmar en localidades del interior es muy particular, con posibilidades artísticas específicas. En un momento no sabíamos dónde habíamos dejado la cámara, y había quedado en un trípode puesto en la plaza. Eso te grafica la energía, porque acá realmente te ponés a atender a la película, estábamos muy concentrados.
En entrevistas señalaste el vínculo entre el argumento de El gurí y tu vida personal. ¿Cómo viviste este proceso?
Con mucha memoria emotiva. Tuve la enfermedad de cáncer de mi viejo cuando yo era muy chico. Cuando entró en el hospital ya no lo pude ver más, si bien sabía que estaba vivo en algún lugar. Hasta que me enteré de que murió. En el medio de eso tuve una cantidad de sensaciones y reflexiones que me fueron atravesando, que me permitieran entender y conocer el mundo adulto. Son esas sensaciones las que busqué en la película. Los adultos hablan de cosas sobre las que vos no sabés si las sabés, sino que vas tomando conciencia de a poco. La puesta de cámara que hice en el caso de los adultos es de 1,70 metros, y para el nene, de 1,10 metros. Trabajamos la información de esta manera, en un caso había un entendimiento y en el otro había otro, que es un poco lo que yo sentía sobre mi viejo, cuando giraba la cabeza para ver si escuchaba algo pero no terminaba de entender todo. Uno piensa en los viejos todos los días de su vida, es increíble, es algo que te queda marcado en la piel siempre, para toda la vida. Sigo pensando en mi viejo y por eso hice esta película. Ahora que tengo hijos estoy completamente convencido de que van a pensar en mí durante toda su vida.
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