CULTURA / ESPECTáCULOS › A PROPóSITO DEL LIBRO "MARíA TERESA GRAMUGLIO, LA EXIGENCIA CRíTICA"
Con foco en una figura clave y complementando su obra crítica reunida, la obra recorre las vicisitudes del campo intelectual regional desde los '50 hasta hoy, rescatando obras, diálogos y lecturas de una generación en retirada.
› Por Beatriz Vignoli
"Listo. Me cansé. C'est fini". Cuentan dos de sus antiguos alumnos, en el prólogo a un libro sobre su obra, que así (sin nada de dramatismo ni de solemnidad) se despidió María Teresa Gramuglio de la cátedra de Literatura Europea II que dictó durante diez años en la Escuela de Letras de la Universidad Nacional de Rosario: "la universidad", no "la academia", como distingue Gramuglio en una entrevista incluida en el libro. Esta clase final fue en 2012.
A fines de los '80, con sus artículos publicados en la revista Punto de Vista y sus clases de literatura en la Universidad Nacional de Buenos Aires, Gramuglio dio vuelta el mapa de la historia de la literatura argentina, poniendo al cosmopolitismo de la revista Sur (cuyo archivo trabajó a fondo) en el centro de la década de 1930.
Introdujo allí como marco teórico la inasible pero vital noción de "estructura de sentimiento", del crítico literario empirista y post marxista Raymond Williams. Un buen antídoto de amplio espectro que le permitió a Gramuglio superar a la vez dos tendencias reduccionistas previas: el marxismo determinista revolucionario y el estructuralismo ahistoricista, vacunándose de paso también contra cualquier epidemia nacionalista populista que llevara a tildar sin más de oligarcas a Victoria Ocampo y su pandilla, donde no por nada estaban Borges y lo mejor de la literatura argentina. ¿Y cómo no iba a plantear esto si entró como alumna a la Facultad casi inmediatamente después de 1955?
Gramuglio participó en debates centrales e hizo aportes sustanciales a la literatura comparada y la "imagen de escritor", abriendo tanto al mundo como a la política y a la subjetividad de sus propios autores otras formas de pensar la literatura nacional. Sin embargo, no tenía libro propio. Sus antiguos alumnos se pusieron en acción y lograron editar dos libros que se complementan, además de varias series de conferencias cuyos registros están en Internet. La más reciente es la de la apertura del XXII Festival Internacional de Poesía de Rosario el 25 de septiembre de 2014, donde ella evaluó sin concesiones la obra poética de su amigo Juan José Saer (1937 2005).
A fines de 2013, con edición de Daniel García Helder y un estudio preliminar por Judith Podlubne, la Editorial Municipal de Rosario publicó obra crítica reunida de Gramuglio como Nacionalismo y cosmopolitismo en la literatura argentina. Con ese mismo título, como parte del III Congreso Internacional Cuestiones Críticas organizado por el Centro de Estudios en Literatura Argentina (CELA) y el de Teoría y Crítica Literaria de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, el 25 de abril de 2013 se realizó en el Centro Cultural Parque de España y en el marco de la Semana de la Lectura una mesa redonda bajo el lema "Celebración del itinerario crítico de María Teresa Gramuglio". Aquellas ponencias por Beatriz Sarlo, Nora Catelli, Adrián Gorelik y Alberto Giordano integraron al año siguiente parte del libro María Teresa Gramuglio. La exigencia crítica. Quince ensayos y una entrevista, presentado en Oliva libros el 17 de octubre de 2014.
Con edición de Judith Podlubne y Martín Prieto y revisión por Nora Avaro, el nuevo libro se publicó el año pasado por la Universidad Nacional de Rosario y Beatriz Viterbo Editora. La trama institucional y editorial que posibilitó el armado de este corpus da cuenta de los lugares que llegaron a ocupar sus alumnos. Profesor titular en Literatura Argentina en la Escuela de Letras de la UNR, Martín Prieto dirigió hasta hace poco el Centro Cultural Parque de España; también profesora de Literatura Argentina en la UNR y directora del CELA, Sandra Contreras (autora de uno de los ensayos) fue hasta 2012 una de las directoras de la editorial Beatriz Viterbo. Un nexo fuera de campo (pero que lo estructura) sería Adolfo Prieto, padre de Martín y profesor de María Teresa, otro de cuyos interlocutores fue el artista Juan Pablo Renzi (1940 1992), una de cuyas obras ilustra la tapa.
Además de los autores mencionados y de una breve miscelánea por la propia homenajeada, también se incluyen ensayos sobre su obra por Hilda Sabato, Nora Catelli, Mariano Siskind, Sergio Pastormerlo, Alejandra Laera, Nora Avaro y los editores, donde se examinan diversos aspectos de su obra crítica reunida. Podlubne traza un panorama iluminador en "El archivo Sur. Algo más sobre la 'operación Williams' en Punto de Vista". Más que ningún otro, y con grata lucidez, el estudio de Podlubne sitúa las coordenadas materiales de su propia producción. Pero a diferencia del libro de Gramuglio, que se deja leer con la misma claridad de sus clases todo terreno, aquí circulan contraseñas que pueden resultar opacas para el gran público.
"Bloomsbury", por ejemplo, es un significante recurrente que nunca se aclara y que a la vez parece cohesionar, como emblema de identificación involuntario, al conjunto de emisores agrupados bajo la égida de Gramuglio, quien lo había tomado de Williams para explicar qué "no" era la revista Sur. Y cabe deducir que el apodo efectivamente designa aquello que Sur sí parecía ser en la mirada de un afuera hostil. Porque nadie enuncia un "no soy tal/ no somos tales" que no responda como defensa ante el nombre impuesto por otro cuyo punto de vista se rechaza por "prejuicioso". Bloomsbury es un barrio de Londres donde quedaba la casa de la escritora Virginia Woolf, centro de reunión de intelectuales avant garde que habían ido al mismo colegio, publicaban en la misma revista y estaban vinculados entre sí por todo tipo de uniones afectivas y por opiniones contra la moral victoriana.
Con foco en la figura clave de Gramuglio, el libro recorre la historia del desarrollo y las vicisitudes del campo intelectual regional, y rescata la trama de producciones, diálogos y lecturas de su generación. Una fue Operación Masacre, de Rodolfo Walsh. En aquel título, Walsh coincide con militares y militantes de los '60 y '70 en el término "operación", al que solía seguir un nombre en clave. Y el nombre de lo que "hace" este libro podría ser: Operación Bloomsbury. "Bloomsbury" connota élite, vanguardia, modernidad; acaso tenga otras traducciones más incómodas al lenguaje de la calle. Pero es una marca que, en la tradición de los pintores impresionistas, los difusores en vida del legado crítico y docente de María Teresa Gramuglio para la UNR bien podrían asumir con humor en vez de pretender negar en vano.
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