CULTURA / ESPECTáCULOS
Antes de presentarse en Rosario con su banda, Pity Alvarez dialogó con soltura con Rosario/12. Un personaje del rock, demonizado por determinados sectores.
› Por Edgardo Pérez Castillo
En su última entrevista con Rosario/12, con motivo del show que ofreciera con Intoxicados en el Patio de la Madera, Pity Alvarez debió interrumpir momentáneamente la charla como consecuencia de un accidente doméstico: su pelo comenzó a incendiarse mientras cocinaba la comida para el perro. Esta vez, la llamada --disparada por una nueva llegada del grupo a Rosario, que tendrá lugar esta noche a las 22 en el Galpón 11 de Cabral y el río, y que ya agotó todas las localidades disponibles-- encuentra al cantante y compositor en Córdoba, lejos de peligrosas hornallas. Y permite, además, algunas confesiones de un personaje que, en contraste con la demonización que muchos han emprendido contra su figura, se muestra cordial, calmo y con la misma peculiar lucidez que le permitió convertirse en un compositor respetado.
Y así como asume que, en aquella ocasión, intentó minimizar el incidente mediante una mentira --"¿Te dije que fue mientras le cocinaba al perro? En realidad te habré mentido, debe ser que quise prender un faso con la hornalla, ¡porque no me voy a prender fuego cocinándole al perro! Quise zafar pero, como no me gusta mentir, no sé. La mentira tiene patas cortas, y llegó hasta acá"--, no es descabellado creerle cuando asegura que en tierras cordobesas recibió un llamado de Luis Alberto Spinetta para concertar un encuentro del que, gentilmente, decidirá ocultar detalles.
Una determinación que será respetada a lo largo del diálogo porque, en definitiva, son casi nulas las restricciones que impone Pity en su charla, prestándose con soltura a cualquier tipo de incoherencia periodística. Aunque habrá tiempo también para hablar de cuestiones ligadas con la construcción de una imagen de figura pública. O, en realidad, de lo poco que eso le importa: "La gente todavía no tiene la mente abierta. Y la vida... ¿qué es la vida? Esperar que te llegue la muerte, y mientras tanto hacé algo divertido. El que no encuentra algo divertido, o capaz que mientras esperan espían, porque la gente esa que se fija en los demás para mí son espías, no se diferencian en nada con el servicio secreto de la DEA. Espían a los demás y listo, por más que no se lo digan a nadie".
Pero lo que parecería un mero estado de paranoia generada por estados de confusión estimulada, en aquella entrevista del incidente ígneo, Pity ya denunciaba su preocupación por las escuchas telefónicas de las que, aseguraba, era víctima. Nada parece haber cambiado desde entonces: "Me sigue pasando. En un momento me pasaba porque se creían que vendía drogas. Claro, veían un pibe que no trabajaba, que se levantaba a cualquier hora, salía, hablaba con uno y otro. Esto era cuando estaba en Viejas Locas y no era tan conocido. Después se dieron cuenta que era de un grupo, y ahora, ¿sabés para qué me molestan? Para sacarme plata, me imagino yo, ¿no? Si cualquier policía que me pare sabe que voy a tener drogas. Y me interfieren el teléfono para ver quién me las vende. Saben que soy drogadicto, nada más que eso, pero capaz que el drogadicto les sirve para agarrar a otra persona. Obvio que en mi casa no se nombran drogas, ni se dicen nombres, precios o peso. Todo tiene otras palabras. Está mal que te diga esto, porque ahora van a buscar la clave. Estamos entre Control y Kaos, ahora los científicos van a empezar a buscar cuál es la clave, y cuando vean que pido muchas veces la tijera, van a decir: `¡Ah!, tijera es veinte`".
-Hablás de Control y Kaos, ¿te gustaría tener el zapatófono de Maxwell Smart para que no puedan interferir las conversaciones, para que no te agarren?
-No, para que no me agarren me gustaría tener ese coso que tiene Michael Jackson, ese que vuela. Para que no me agarren me gustaría poder vencer la gravedad, elevarme y mantenerme en el aire.
Pity se asume como un adicto a las drogas, pero siempre suena a confesión, nunca a autopromocionado reviente. De hecho, el cantante fue una de las caras visibles de una campaña de prevención de la adicción al paco, y fueron varias sus incursiones al interior del país en búsqueda de un lugar de residencia que lo alejara de las tentaciones. Su paso por Córdoba, escala previa a su nueva llegada a Rosario, tiene algo que ver con ese escape. "¿Por qué creés que estoy ahora en Córdoba? No me quise ir a mi casa", dice, consciente sin embargo de que no está allí la solución. "Es una buena forma de zafar el momento. Pero es hasta que tenga que ir a buscar ropa limpia. Y puedo comprarme ropa limpia en Córdoba, ¿pero quién acaricia a mis perros?", admitirá, con la misma ternura con la que se confiesa fan de su madre y hermana.
En ese sentido, no es menor la relación del músico con sus mascotas, como tampoco parece serlo con la fauna en general. Al menos, cuando fue acusado de haber robado y luego abandonado un remís en la provincia de Entre Ríos, al momento de ser consultado sobre su intempestiva desaparición en el monte aseguró haber estado nadando en un lago cercano. "Hacía frío", le dijeron. "Soy como un pato", contestó entonces. Y aclarada la situación del supuesto atraco, Pity le revela a este cronista: "Mentí, porque no soy como un pato. Soy como dos patos, porque hago más cagadas que uno solo".
-Si te pudieras convertir en un animal, ¿te convertirías propiamente en un pato?
-No, me encantaría convertirme en un perro, pero tampoco. Me convertiría en una cascabel, estaría bueno, y sino en una pitón. En este momento me convertiría en víbora.
-¿Qué harías si las hormigas invaden realmente la Tierra, como plantean en el último disco de Intoxicados?
-No voy a estar cuando nos invadan, pero aparte las hormigas no van a invadir la Tierra, sino que el humano se va a extinguir y después otra especie va a tomar el control. Pero eso es una simple historia de ficción, las cosas son diferentes.
-Lo más probable es que todos reventemos con el mundo...
-Pero no sé si todos, capaz que alguna especie va a aguantar. Pienso mucho en esto, porque el próximo disco de Intoxicados es un libro que cuenta la última parte de todo esto, que ya está escrita y que es una historia de ciencia ficción, más vale. Es un libro con Cd, con la banda de sonido del libro, y más allá de ser una historia de ficción hay cosas que son verdades mías, porque me pasaron a mí, y aparte me hacen pensar mucho en cómo realmente van a pasar las cosas. Aunque, como buen científico, ésa va a ser una hipótesis, y como dueño de la duda, al que quiera dudar se la presto, pero yo soy el dueño de la duda.
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