CULTURA / ESPECTáCULOS › UNA ENRIQUECEDORA CITA CON LOS VERSOS DEL LITERATO ITALIANO ASESINADO EN 1975
De eximia trayectoria, el actor Carlo Mega ofreció su admirable recital Pasolini: una vita morale, en la Biblioteca Argentina. Un necesario ejercicio de memoria y homenaje sobre la voz más incómoda, disidente y polémica de la cultura italiana.
› Por Emilio A. Bellon
En noviembre de este año en curso, particularmente el segundo día, se cumplirán cuarenta años del asesinato de uno de los más recordados intelectuales, artistas, de nuestro tiempo. Y si la expresión "nuestro tiempo" nos alcanza, es porque Pasolini, desde su profunda y sincera visión crítica, pudo ver no sólo la decadencia de su propio tiempo, sino anticipar, desde su mirada visionaria, estas épocas de conformismo y exclusión.
Desde diferentes lugares del quehacer artístico, Pier Paolo Pasolini, nacido un 5 de marzo de 1922, en Bolonia, pasó a ser, quizás, tal vez, la voz más incómoda, disidente, polémica, de la cultura italiana; llegando su obra a considerarse como bandera de numerosas reivindicaciones; particularmente en los territorios, en las culturas, que habían sido y seguían siendo olvidadas y oprimidas por las grandes centros de poder. Su filiación con el ideario de Antonio Gramsci se abre a cada paso en su obra, desde la revalorización de los dialectos, la trascendencia de la llamada cultura popular, la defensa de los principios de la dignidad de los humildes.
En el inolvidable encuentro, del pasado día sábado 14 de marzo, en el Salón de Lectura de la Biblioteca Argentina; en este espacio en el que tantas generaciones pudimos crecer al abrigo de reveladoras lecturas, ya al atardecer asistimos con prolongado asombro a un recital que animó a nuestro amado Pier Paolo Pasolini, entre los presentes. A través de la voz y de los medidos gestos de su único actor, Carlo Mega, los versos de Pasolini nos llegaron desde una sugestiva musicalidad y desde un inusual modo de decir y nombrar a la poesía.
Presentado por el cónsul en nuestra ciudad, Giuseppe D'Agosto, quien subrayó desde una ajustada caracterización las particularidades de este evento, agradeciendo a todos los presentes y a los directivos de este espacio; seguido, a continuación, por el sensible recorrido que sobre Pasolini, en todas sus dimensiones, trazó la Dra. Elena Tardonato Faliere autora igualmente de las traducciones de las poesías que acompañaban el libro programa , la presencia del destacado actor Carlo Mega, acompañado por un atril y una pantalla en la parte superior, nos hizo partícipes de los ecos de la escritura pasoliniana, dirigiendo su mirada hacia nosotros, apelando a nuestras emociones, despertando permanentes interrogantes.
A casi cuarenta años de aquel brutal asesinato, que se vuelve puro presente, que llevó a que parte de la sociedad italiana pudiera dormir sin sobresaltos aquella noche, el nombre de Pasolini, entonces sellado tras la condena de un único actor en la escena del crimen, fue reabierto tiempo después, y hoy ya se ha confirmado que no fue uno sino que actuaron varios en este homicidio, que deja al descubierto el accionar de ciertos sectores denunciados desde su voz, desde sus escritos y films, desde cada uno de sus textos periodísticos, desde ese nuevo Grito liberado de mordazas. Tal como otro de nuestros amados poetas, Federico García Lorca, dirige hacia Roma en esa obra capital que es Poeta en Nueva York.
En esta admirable cita del sábado, en este espacio en el que parte de la memoria del mundo compartía los sueños y las denuncias de Pasolini, las voces de sus obras circulaban serenas y rabiosas, a través de los textos que nos eran leídos e interpretados, que nos ofrecía generosamente este talentoso y humilde artista que extendía sus desnudas palabras hacia nosotros. Si la palabra "recitar", a veces, se asocia a lo retórico e impostado; aquí, entre las manos, las miradas, los gestos y la voz de Carlo Mega fue devuelta a ese círculo de la literatura oral, a ese encuentro de voces narrantes, que fundan el mismo acto de la Literatura. Tal como Pier Paolo lo deseaba recuperar, valorizando, el gesto de las culturas campesinas, el universo que les recreó en numerosas obras. Y al mismo tiempo, la fuerza del látigo en las mezquinas y crueles manos de la sociedad caníbal.
Su espacio fue el de la Resistencia: no sólo en la de los años del Fascismo. Ese fascismo al que asistió atónito, desde la severa y marcial voz de su padre; sino el que lo lleva a acercarse cada vez más a las baladas y diálogos familiares de la tierra de su madre. Su vida se puede pensar desde la ética del mismo Rossellini, como un transcurrir pedagógico. Su pasión se abrió en múltiples direcciones, como sus mismos brazos desplegados hacia los infinitos puntos cardinales. La luz y el verso, la narración de la vida desde cada encuadre, la puesta en escena de los meridianos de su propio pensamiento. Sus declaraciones irritaban, provocaban, desacomodaban aún a los más radicalizados. Y su mirada nunca dejó de ser la de un hombre cristiano, cercano a los grupos más marginados, encontrando la belleza en lo tachado.
Irrepetible desde este relato, la presencia de Carlo Mega y de los tantos rostros de Pasolini que se animaban desde su voz y que desde los suspendidas, breves, pausas nos visitaban desde las imágenes, pobló de silencios y música, de asombro, nuestra noche del sábado. Delante de un atril, con una luz que se iba esfumando hacia los otros ángulos, su labor y entrega, cual un juglar de nuestro tiempo, permitió que se hermanara su voz, cual eco pasoliniano, con nuestras voces interiores.
Formado en las más relevantes escuelas de actuación, nacido en el sur de la península y hoy radicado en Milán, Carlo Mega, director del grupo "Teatro Musica Meliké", cuenta en su repertorio con recitales de obras de Dante, Cesare Pavese, Giacomo Leopardi, Italo Svevo, Eugenio Montale, Cervantes y su Quijote; como asimismo, entre otros, "Borges y el tango". Ya han presentado sus puestas en numerosas ciudades europeas y latinoamericanas, como asimismo en Medio Oriente. Y tal como observamos en algunas de las fotos que nos han enviado, estos recitales poéticos y musicales, presentan instrumentos de diferentes períodos.
Este recorrido nos permite ver cómo en cada nuevo encuentro, las obras de estos creadores se hacen presentes a través de un grupo que puede llevar a un diálogo entre diferentes poéticas y expresiones artísticas. Su voz, emitida con una musicalidad que redescubre la fuerza de las palabras, que, esa noche, puso en acto la potencialidad expresiva de los versos y la prosa poética de Pier Paolo Pasolini, deja huellas desde ahora y para siempre.
Los sueños y desencantos del autor, desde su decir, nos llevó a imaginar a Pier Paolo creando en diferentes momentos de su vida: en los sets de filmación, en la soledad de su cuarto, acompañado de libros y objetos personales; junto a sus amigos, fotografiando, jugando al fútbol. La voz de Carlo Mega, su mirada, su movilizadora mirada, nos llevó por los carriles de una escritura que no cesa; que ningún crimen, ninguna asfixia, puede silenciar.
Al término, el actor, siempre vestido con sencillas prendas, de tonos apagados, agradeció con emotivas palabras a los organizadores y destacó la más que acertada elección de parte del cónsul, en esta presentación de textos de Pasolini. Nosotros, los presentes, sin distancia alguna, pudimos acercarnos a conversar amistosamente con él.
Pasados, entonces, algunos minutos, luego ya a la salida y en la mesa de café, la profesora Clide Tello, siempre atenta a los espectáculos teatrales, docente e historiadora, nos comentaba a un grupo de amigos y colegas: "Es sorprendente ver cómo enfrenta los esquemas tradicionales, cómo rompe con la cuarta pared, mirando hacia el espectador y no por encima de su cabeza; buscando nuestra mirada. Su voz, las distintas flexiones, su decir interpretativo que se aleja de las cánones habituales, recreando la voz del autor".
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