Con 22 dibujos originales por Diego Parés, Mariano Lucani, Sergio Langer, Gustavo Sala y Mariana Pellegrini, y otras tantas tapas, fotos y producciones audiovisuales, la Revista Barcelona celebra sus 11 años en la Sala de las Miradas de la Plataforma Lavarden (Mendoza y Sarmiento).

La muestra puede visitarse hasta el 28, de 10 a 19 y dos horas antes de cada función.

Ya es un gesto humorístico elegir un número impar para conmemorar al quincenario de sátira política y periodismo ficción fundado en abril de 2003. "La Humor de la era de la incorrección política", la definió Pablo Schanton en 2005, cuando se expusieron las primeras contratapas de la revista en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario. ¿O el Saturday Night Live de la prensa gráfica argentina? En aquella inauguración dialogaron con el público sus directores Pablo Marchetti e Ingrid Beck, quienes reconocieron al diario Clarín como su objeto principal de parodia. Codirector de Barcelona, Mariano Lucani estuvo en el Macro en 2009 con su ensayo gráfico contra la pena de muerte, parcialmente publicado en la revista y del que la muestra actual incluye tres dibujos.

Reír con las once tapas reales de la revista que se exponen (hay, sobre la pared del fondo, otras tantas desopilantes tapas ficticias) es celebrar la sana desconfianza que generaron hacia los grandes medios. La hipótesis conspiranoica delirante que lanza en broma el titular principal del primer número ("Ahora dicen que Piñón Fijo es Alfredo Yabrán") no se diferencia demasiado de los "dicen" que bajo el isotipo del clarinetista se echan hoy a rodar sobre el "caso" Nisman. Más allá de ciertos iconos de actualidad que coparon la agenda y hoy están olvidados, los palos al diario de mayor tirada en el país han ganado en vigencia: "Columnista se necesita. La búsqueda se orienta a profesionales periodistas con experiencia y fama de creativos, rebeldes e independientes, dispuestos a defender los intereses económicos de nuestro oligopolio", se lee en el aviso ficticio al que responde... Jorge Lanata.

Una hiperbólica portada kitsch, fechada en abril de 1955, ilustrada con un fresco de Miguel Angel para la Capilla Sixtina intervenido con las caras de Perón y Evita, anuncia un "hallazgo científico del Comando Teológico Justicialista": "¡Dios es argentino!". Es tal vez la única que dispara la carcajada, tanto desde el amor como desde el odio. Por lo demás, el humor libre de la Barcelona suena más tragicómico que cómico.