CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE. SERé MILLONES LLEGA HOY AL CIRCUITO COMERCIAL DE ROSARIO
Centrado en el golpe realizado por el ERP, en 1972, al Banco Nacional de Desarrollo el proyecto de Omar Neri, Fernando Krichmar y Mónica Simoncini es un relato de varias capas en el que los términos documental y ficción se entremezclan.
› Por Leandro Arteaga
Seré millones: 8 puntos
(Idem. Argentina, 2014)
Dirección, Guión y Montaje: Omar Neri, Fernando Krichmar, Mónica Simoncini.
Fotografía: Alexis Roitman, Dionisio Cardozo.
Música: Jorge Senno.
Investigación: Valeria Zeferino Acuña, Romina Migueles.
Reparto: Oscar Serrano, Angel Abus, Rocío Domínguez, Federico Pereyra, Pablo Trimarchi, Enzo Ordeig, Walter Hernández, Gonzalo Alfonsín, Carlos González, Celina Demarchi, Eduardo Lázaro.
Duración: 103 min.
Salas: Cines Del Centro.
Hay varias proezas en Seré millones. Una de ellas la ejemplifica el episodio retratado: la expropiación por parte del ERP, en 1972, al Banco Nacional de Desarrollo de 450 millones de pesos (alrededor de 10 millones de dólares actuales). Otra es de índole cinematográfica, a partir del rescate de la historia en vida de sus protagonistas: Oscar Serrano y Angel Abus, militantes y empleados del banco.
Es decir, aun cuando la temática contenga un interés manifiesto, todavía más emocionante es el reencuentro entre Serrano y Abus con sus amigos del Banco y de la militancia, en un registro que la cámara encuentra de manera verídica, entre gestos de un cariño que supo esperar el transcurso de cuarenta años. A propósito, ninguno de los compañeros de trabajo delató ni dijo nunca nada sospechoso sobre Oscar y Angel, inmediatamente inculpados por los medios de comunicación. Un resquicio anecdótico, que señala de forma enorme sobre la época.
En otro nivel, Seré millones es un relato de varias capas, entre las cuales los términos documental y ficción se entremezclan. Así como en la norteamericana American Splendor (2003) con su recreación del mundo de historieta y real de Harvey Pekar, en Seré millones un grupo de intérpretes dará vida a personajes y hechos relacionados con los preparativos y robo del tesoro. El mismo casting es presenciado ni más ni menos que por los protagonistas verdaderos, quienes sostendrán idas y vueltas extraordinarios con sus respectivos actores, en un límite impreciso entre el espejo y su reflejo.
En esos momentos, la película del trío Neri, Krichmar y Simoncini toca sus momentos más sensibles, porque se trata también de un cruce generacional que tiende lazos entre miradas que han visto y las que todavía tienen por ver. No casualmente, es el Espartaco de Howard Fast y de Stanley Kubrick el que acompaña e hilvana el relato, desde un más allá que el cine siempre actualiza. En este sentido, el cineasta desaparecido Raymundo Gleyzer, encargado de las películas del ERP, es quien aquí emblematiza la importancia del medio, tan vital -para Gleyzer - como lo son las armas para los otros.
En cuanto a locaciones, ninguna mejor que la del propio banco, recorrido por sus antiguos empleados como si no hubiese sucedido el tiempo. A la par de reconstrucciones mínimas, en donde actores y personajes se funden y multiplican, para tener diálogos entre sí o consigo mismo, intercambiando roles de manera continua. De esta manera, uno de los mejores momentos está en la inclusión o no del "Hasta la victoria siempre" en el abrazo de despedida con Santucho, luego del robo exitoso. Lo cierto es que la frase nunca fue dicha, pero lo también cierto es que en el guión funciona. ¡Y son los mismos Serrano y Abus, verdaderos partícipes del hecho, quienes lo discuten sin encontrar acuerdo!
Seré millones es también una aproximación lúdica sobre un hecho delicado, capaz de encontrar maneras narrativas amenas y profundas, repartidas entre la elección musical, los recuerdos, los espacios íntimos, el exilio, la lucha armada, el cariño, y las propias confesiones de los intérpretes ante un espejo: cuánto saben ellos sobre lo que habrán de caracterizar, y cuánto salen sabiendo de la experiencia consumada. En síntesis, el cine es una actividad transformadora. Pero sin olvidar, al decir de Brecht, que ¿qué es robar un banco comparado con fundarlo?
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