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Domingo, 5 de abril de 2015

CULTURA / ESPECTáCULOS › "COMO UN LEóN", LA EXPOSICIóN SOBRE HARDOLDO CONTI EN LA BIBLIOTECA ESTRADA.

Ese escritor que hablaba en la luz

La exposición documental itinerante sobre el escritor argentino desaparecido por la última dictadura, fue ideada y producida por el Museo de Arte y Memoria (MAM) de La Plata a partir de archivos de la Comisión Provincial por la Memoria.

 Por Beatriz Vignoli

El hombre, en la foto, habla, sosteniendo el pocillo de café a mitad de camino en medio del aire. La cámara lo ha tomado de perfil; se alcanzan a ver o adivinar su nariz, su calvicie, su flacura bajo el pulóver, su expresión de inteligencia y entusiasmo. Está diciendo algo, se ve; algo que vale la pena escuchar porque sus contertulios en la mesa de café lo escuchan con atención, respeto y algo más que eso, algo que la foto no termina de revelar pero que parece a punto de desbordarse desde la sonrisa amistosa del hombre de suéter oscuro que está sentado a su izquierda, o la luz que desdibuja a la mujer risueña de melena rubia y ojos claros que lo mira desde enfrente, o la constancia con que la mujer de cabello castaño, desde la derecha del orador, lo mira fijo a los ojos, como si sus palabras fuesen visibles.

En parte, lo que hace de esta fotografía algo especial es el doble rectángulo de luz del ventanal que desde atrás de la mesa y desde enfrente del orador parece diseñar un vacío luminoso, a cuyo alrededor los dos hombres y las dos mujeres, por un truco de la perspectiva, están situados como enmarcándolo, como si en esa luz estuvieran todavía disponibles las palabras tan escuchadas del que habla. Pero no están; quedan la huella del instante (un instante muy diurno, de café en el desayuno o en la sobremesa) y el dato sensible de esos rostros. Hay otro dato más, y es en gran parte esto lo que vuelve tan especial la foto: el orador se llama Haroldo Conti.

"Un minuto de la vida de un hombre es una luz deslumbrante", escribió Conti en uno de sus cuentos, "Perfumada noche". Y en otro: "Mi hermano estaba tan lleno de vida que no creo que un par de botones hayan podido terminar con él. No me sorprendería que aparezca un día de estos y de cualquier forma, aunque no aparezca nunca más, lo cual no me sorprendería tampoco; para mí sigue tan vivo como siempre". Este otro cuento, "Como un león", da título a la exposición documental itinerante sobre el escritor argentino desaparecido por la última dictadura (y sepa disculpar la literatura lo transitivo del verbo) con que la Biblioteca Pública Municipal José Manuel Estrada (Servando Bayo 799, Rosario) inauguró el pasado 20 de marzo su temporada 2015.

Ideada y producida por el Museo de Arte y Memoria (MAM) de La Plata (provincia de Buenos Aires) a partir de archivos de la Comisión Provincial por la Memoria, la muestra Como un león, vida y obra de Haroldo Conti puede verse (y leerse) de lunes a viernes de 8 a 19, hasta fin de este mes, en la sala de lectura de la Biblioteca Estrada.

Se trata de un montaje dialéctico de fotos y facsímiles de textos, a máquina por diversos autores o de puño y letra del autor; documentos que se hicieron públicos gracias a que la familia del escritor los acercó a la Comisión Provincial por la Memoria, en cuyo sitio web pueden consultarse sus reproducciones en digital. La muestra funciona estéticamente como un documental poético y político, que tiene como efecto representar un imposible encuentro con Conti vivo.

La escena de la conversación sin texto se corresponde con la letra desencarnada de frases extraídas de sus manuscritos: partes de su obra literaria o cartas que hablan de su tarea de escritor, la importancia de la palabra, su actividad política y su vida. La elección de fragmentos no es casual. Al trasluz de un informe policial fechado en 1975 (Legajo 2516L de la SIDE) que califica como propiciadora de la difusión de ideologías marxistas a Mascaró o el cazador americano (la novela con la que Conti ganó en 1975 el premio Casa de las Américas), se deja leer la dedicatoria de la novela a su hija Alejandra. Late un subtexto ético debajo del montaje, cuya sintaxis pone en evidencia un mensaje implícito: Conti debería estar vivo. Parece estarlo en la muestra. Venir a verla es de algún modo como conversar con él, sin que eso perdone el crimen de su ausencia.

"En vida fue de todo un poco o de todo bastante: seminarista, aviador comercial, guionista de filmes publicitarios y de largometrajes, vendedor callejero de libros, militante, vagabundo, náufrago, profesor en escuelas secundarias", detalla el texto de la muestra, que puede leerse en http://www.comisionporlamemoria.org/. "Por sobre todo, Haroldo Conti fue escritor y periodista", resume la Comisión Provincial por la Memoria, cuya detallada cronología de la vida y obra de Conti puede leerse en la muestra y en el sitio web de la Comisión. Llaman la atención su formación católica salesiana y también la cantidad de distinciones a su obra teatral, literaria y periodística, provenientes de ambas mitades del mundo dividido de la Guerra Fría: ganador del premio LIFE por su relato "La Causa" (1960), Conti fue jurado dos veces (1971 y 1974) del Premio Casa de las Américas en Cuba. Cineasta, dramaturgo, cuentista, novelista, padre de tres hijos, colaborador de la revista Crisis y militante del PRT o Partido Revolucionario de los Trabajadores, Conti vivió muchas vidas en una, entre su nacimiento en 1925 en Chacabuco (Buenos Aires) y su muerte aún por esclarecer. Algunas de sus vidas fueron reales y otras solo literarias. Se lo ve charlando con amigos, junto a un avión y con gorra de capitán en un barco, en el delta del Paraná que él amaba y que el lector de su novela Sudeste podrá reconocer de un vistazo. Lo mismo sucederá con el recodo del camino en Chacabuco que el lector del cuento "La balada del álamo Carolina" ya ha visto en su imaginación.

Su literatura constituía experiencia, como lo quería una de sus influencias, su colega Ernest Hemingway. A veces no se sabe si lo que estamos viendo es vida o literatura. Se reproduce una carta a su hijo Marcelo, dirigida a "Marcelo Capitán", cuya posdata añade: "No toques las luces, cuidado con la electricidad, no juegues con fósforos".

Conti fue secuestrado el 5 de mayo de 1976, delante de su segunda compañera y el pequeño hijo de ambos, Ernesto. Su hermana Lidia presentó un recurso de hábeas corpus, y una nota del Ministro Llerena Amadeo lo declaró cesante: profesor de latín en un Liceo Nacional, Conti era uno de los "compañeros de superficie, los niveles medios que se mueven a dos aguas" que él menciona en su carta del 2 de enero a Roberto Retamar, que se reproduce en la muestra y donde deja en claro que sabía lo que se venía. Lo enfrentó "como un león", valientemente, con plena responsabilidad subjetiva, no mera víctima. Un trabajo de Nilda Redondo consigna que había escrito en latín ante su escritorio: "Este es mi lugar de combate y de aquí no me voy". Una mano anónima escribió una consigna en fibra roja sobre el vidrio que enmarca uno de sus retratos, transformando su sempiterno pulóver escote en V en una remera con la leyenda: "Hasta la victoria siempre".

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Se trata de un montaje dialéctico de fotos y textos a máquina y de puño y letra del autor.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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