Lun 13.04.2015
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › MISTERIOSO ASESINATO EN MANHATTAN EN LA SALA MADRE CABRINI

Misterio en una obra bergmaniana de Woody Allen

Y el gran público sigue respondiendo de manera continua, los días lunes a las 20.30, ante el esperado anuncio de otra reposición de este siempre sorprendente director, quien en la actualidad orilla sus ochenta años. Claro, es de Woody Allen de quien estamos hablando, el único guionista, realizador y ocasionalmente actor que año tras año nos ofrece una nueva creación.

La cita de esta noche, en la tan acogedora sala Madre Cabrini, nos promete una incursión a una historia que se reconoce en la trama del policial, a la manera, particularmente reconocible, de un film del maestro Alfred Hitchock. Y no sólo a él dirige su mirada, sino también a tantos otros, como Robert Siodmak y Fritz Lang, entre tantos otros en esta comedia negra, con elementos de absurdo: Misterioso asesinato en Manhattan.

Ya cierto nivel de intriga estaban presentes tanto en Crímenes y pecados, otro de sus films bergmanianos del 89 y en su pesadillesca visión de la sociedad de entreguerra, en una pequeña ciudad de centroeuropea, asolada por el crimen y el miedo, en el film del 91, Sombras y nieblas. Pero es Misterioso asesinato en Manhattan, del 93, cuando Allen en tono de comedia nos acerca una enigmática historia que celebra sus guiños a los films del género, particularmente a La ventana indiscreta de Alfred Hitchock y a La dama de Shangai del genial y gigante Orson Welles.

Cuando el estreno del film, un año después de Maridos y esposas, Allen en conferencia de prensa comentaba: "Este es el film que ahora he hecho como recompensa personal. Por capricho y diversión. Es algo que siempre quise hacer. Es simplemente un pequeño y cómico misterio criminal". Y ya sobre el cierre de este encuentro, lo escuchamos decir sonriendo: "Y además, en el origen de este proyecto, están mis lecturas de las novelas de Agatha Christie".

En Misterioso asesinato en Manhattan el mismo Allen, en su rol de Larry, vive con su mujer Carol, personaje que compone su amada Diane Keaton, en un departamento confortable de Nueva York. La vida de ambos, rutinaria, sin sorpresas, comienza a experimentar un giro cuando ella comienza a observar ciertas conductas de su vecino. Entre las sospechas, las suposiciones, el film entra en un periplo de imprevistas aventuras, marcadas por el humor y una tensión in crescendo.

A partir de un guión escrito por Allen junto a Marshall Brickman, este tan festejado film de aquellos primeros años noventa, estrenado antes de Disparos sobre Broadway, incluye en su reparto a Alan Alda, Anjelica Huston, Jerry Adler, Lynn Cohen, Zach Braff, Aída Turturro, en los roles principales. La dirección de fotografía lleva la firma de Carlo Di Palma, igualmente presente en esta labor en Hannah y sus hermanas, Días de radio, Septiembre, Todos dicen te quiero, por citar sólo algunos de los films firmados por el mismo Allen.

Y su banda sonora, que como siempre es todo un espacio de revelación, incluye entre otros temas, Misty de Errol Garner, I'm the mood for love de Mc Hugh y Fields, Sing, sing, sing de y por Louis Prima, I Happen to like New York de Cole Porter, Have your meet Miss Jones de Rodgers y Hart, la obertura de la comedia musical Guys and dolls de Frank Loesser y fragmentos de El holandés errante de Richard Wagner.

El Allen urbano de este film, neurótico y con terror al encierro, tal como él mismo se define, en un momento del mismo, estando en el ascensor, cerrado herméticamente, comenta dominado por su claustrofobia: "Ahora siento que toda mi vida está pasando delante de mis ojos. Y en la parte más angustiante me veo guiando un auto usado".

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