CULTURA / ESPECTáCULOS › PARTICULAR OBRA MULTIMEDIA DEL ARTISTA GASTóN HERRERA
› Por Beatriz Vignoli
Las tecnologías de video de alta definición amenazan con despojar a las imágenes de toda ambigüedad o misterio, formas benignas de la angustia y el miedo. "En HD no hay monstruo ni fantasma", asegura el artista plástico Gastón Herrera, quien no descansó hasta encontrar una cámara analógica infrarroja para filmar la noche en un bosque de cedros en San José del Rincón, a 7 km de Santa Fe capital.
Junto con una instalación en medio de la naturaleza que simula el campamento del cazador de monstruos y una libreta Moleskine de dibujos de aquel mismo bosque, los videos formaron parte de una obra multimedia de Herrera que fue realizada casi íntegramente en octubre del año pasado en el marco de la novena residencia Curadora, que dirigen Cintia Clara Romero y Maximiliano Peralta Rodríguez.
Las tres piezas componen una única obra, El monstruo soy yo, que puede recorrerse hasta el 11 de junio en Casa espacio en obra (Viamonte 671, Rosario). Para verlas hay que concertar una visita por mensaje privado de Facebook con Yuyo Gardiol. Ella gestiona el espacio y produjo la muestra, que ocupa tres habitaciones de la casa devenida en sala de exposiciones. Ayuda a sumar sentido el que los videos de la tensa espera nocturna de la aparición puedan mirarse en un cómodo living, los 105 dibujos a mina de grafito y carbón estén pegados todos juntos formando una única pieza gráfica en lo que podría ser el antiguo cuarto de un adolescente, o el registro fotográfico del campamento del ficticio cazador irrumpa en algo así como el comedor. Un catálogo bellamente impreso ofrece fotos de las tres (en todo sentido) piezas más un poético texto de Lila Siegrist, que da pistas.
Rasgos como el ruido a cinta que se oye a modo de un rumor marino en los videos o el estilo historietístico de los dibujos remiten a una niñez en la segunda mitad de los años setenta. Familiar de desaparecidos por la última dictadura, nacido en Ensenada (provincia de Buenos Aires) en 1974, Gastón Herrera trabaja (al igual que otros artistas de su generación) con aquello que Walter Benjamin llamó "la prehistoria": la zona preverbal de huellas de experiencia sumergidas entre el subconsciente y la memoria. Tanto el cine de terror o de acción como las novelas gráficas de Alan Moore son una inspiración para su obra. Vive y trabaja en Rosario, donde el año pasado intervino los vidrios y paredes de Mal de Archivo con una serie de dibujos en rojo, Recuerde y compare. En 2013 expuso en la Alianza Francesa su serie de dibujos Besa y mata. En 2012, con el Proyecto Cal de Lisandro Arévalo para la octava Semana del Arte, creó una intervención en el Museo de la Memoria: Las flores que no les llevé.
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