CULTURA / ESPECTáCULOS › LITERATURA. TEATRO I Y II, OBRAS SELECCIONADAS DE PATRICIA SUáREZ
Los tomos publicados por Baltasara reúnen
ocho textos de la rosarina. Se presentan
el viernes en la Biblioteca Argentina.
Este viernes a las 17.30 se presentarán en la Biblioteca Argentina "Dr. Juan Alvarez" (Presidente Roca 731) los dos libros de Patricia Suárez, Teatro I y Teatro II, que fueron publicados por el sello rosarino Baltasara Editora entre el año pasado y este. Con la presencia de la autora y la editora, leerán fragmentos de las obras teatrales reunidas en ambos libros los actores Juan Abdo, Silvia Ferrari, Liliana Gioia, Juan Nemirovsky y Alejandra Núñez.
Los dos libros de la dramaturga rosarina reúnen en total ocho textos, que en su mayoría fueron representados por elencos de la región y que se inspiran libremente en anécdotas de las dos vertientes inmigratorias de su familia: italianos, en Teatro I (reseñado en estas páginas el miércoles 16 de julio de 2014) y judíos, en Teatro II.
Las ocho obras tratan sobre los vínculos familiares. A menudo el título, cuando no es un nombre de mujer ("Natalina", "Marcela") o una idea abstracta ("La dificultad", "La vergüenza"), designa a alguna alimaña ("La tarántula", "El escorpión", "La araña") que sirve de metáfora para lo mortífero que acecha en estos lazos de afecto. Estos asumen diversas características según la etnia de que se trate.
Si en el primer tomo, ambientado en la pampa gringa, el individualismo de los rústicos personajes hacía aflorar conflictos por la herencia y les dificultaba cualquier sentido de pertenencia tanto a alguna patria o terruño como a la propia familia, ahora en el segundo tomo el problema es más bien la imposibilidad de despegarse unos de otros, de abandonar el nido. A medida que la acción dramática se despliega, el espectador va comprendiendo que esta endogamia encarnizada se nutre del poder secreto que detentan (siempre una por vez) las mujeres. Desde el homicidio ("Marcela", "La araña") al engaño como opción ante el aborto ("El fruto"), pasando por el expediente atroz de entregar un hijo al archienemigo histórico ("La vergüenza"), cada una de estas matriarcas rurales o urbanas de mediados del siglo pasado es capaz de cualquier cosa por sostener su lugar de madre (o hermana mayor) y la cohesión de sus vínculos con sus hijos o protegidos. Sus referencias explícitas son las heroínas de la tragedia griega, con Medea a la cabeza, aunque sus referentes más parecidos serían Lady Macbeth o Bernarda Alba. El lenguaje es el de la intimidad sin filtro. Los parlamentos fluctúan entre el naturalismo más crudo, casi vulgar, y cierta poesía onírica.
Teatro II es un libro firmemente anclado en una época (el ya lejano Siglo XX), la memoria popular de cuyo lenguaje coloquial Patricia Suárez parece haber investigado con exquisita precisión. Olvidados términos técnicos de modistas y de curanderas caen de los labios de las intrigantes hermanas costureras en "El fruto", junto con fragmentos de cantinelas, tangos, refranes y saberes donde se mezclan lo moderno y lo ancestral. A veces un personaje parece encarnar toda la identidad de un pueblo, sus ideales y sus odios: tal es el caso de Salomón, el marido de Marcela, un comerciante judío que forjó su propio éxito y no cesa de proclamar la superioridad de los suyos. Su arrogancia lo llevará a terminar mal; pero no saldrá mejor parado José ("La vergüenza") con su sobreadaptación al ideal de la normalidad, ni se salvará del desastre Eduardo ("La araña") pese a su filial mansedumbre.
Los maridos e hijos victimizados por la jefa de hogar en esos tres dramas urbanos de posguerra hallan un fuerte contrapunto en "El fruto", un drama rural ensombrecido por una "guerra" distante: allí los hombres son presentados como destructores de muchachas, auxiliados por la ilusión del amor romántico en que ellas se educan a través de la cultura de masas que ellos producen. La protagonista, una abortera amarga, irónicamente llamada Doña Petrona (como la célebre cocinera mediática), expresa un saber trágico sobre la erotomanía femenina que nada tiene que envidiarle a Freud. Agil en los diálogos, verosímil, renovadora criolla de la tradición del drama realista español, "El fruto" es la mejor de estas cuatro selectas obras de Patricia Suárez.
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