CULTURA / ESPECTáCULOS › RECORRIDA POR LAS OBRAS DEL MUSEO DE CIENCIAS NATURALES ANGEL GALLARDO
La remodelación del organismo provincial
contempla la interacción de disciplinas y
el resguardo de su patrimonio histórico.
› Por Edgardo Pérez Castillo
"Muchas gracias por todo", bromea Chiqui González mientras da una palmada gentil al dromedario embalsamado que, rodeado de vitrinas vacías y cajas de embalaje, resalta en medio de un paisaje propio de obra en construcción. Figura emblemática del Museo provincial de Ciencias Angel Gallardo, "el camello" es todo un sobreviviente: patrimonio de la Biblioteca Vigil hasta la intervención de la dictadura militar, pudo ser rescatado del incendio que en julio de 2003 destruyó a la vieja sede de la institución, hasta entonces montada en el edificio de la Facultad de Derecho. Hoy, esa pieza embalsamada atestigua la transformación del organismo que a mediados de 2006 comenzó a funcionar en su actual sede de Plaza Cívica (San Lorenzo 1949), y que en agosto volverá a abrir sus puertas con una nueva fisonomía, en la que habrá espacio para aquellos viejos protagonistas (que se exhibirán en una única sala), pero que fundamentalmente apostará a la generación de sentido y a consolidarse como punto de encuentro.
En esencia, el Museo Gallardo se integrará más firmemente con otros espacios de Plaza Cívica, como el sitio de memoria creado donde funcionara el centro clandestino de detención El Pozo y un bar que tendrá características establecidas de antemano por los impulsores del proyecto de refacción. Todo ello tuvo su explicación en la mañana de ayer, cuando la ministra de Innovación y Cultura recorrió las obras junto a Sebastián Bosch, coordinador general del Gallardo, periodistas e invitados.
Actualmente en pleno proceso de obra, la planta baja del Gallardo se ampliará y refuncionalizará, potenciando su vinculación con el espacio gastronómico, sobre el que Bosch apuntó: "Hay una unión conceptual muy fuerte con el Museo. Estamos pensando en un bar que incluya mesas comunales, donde uno pueda sentarse con gente que no conoce. Decidimos que el Museo tenga varios espacios de sociabilización y el bar es uno de ellos. Será un lugar donde compartir experiencias, vivencias, relatos. Y buscaremos que en el bar se privilegien economías solidarias, regionales y cooperativas, que también tiene mucho que ver con el curso general del Museo. Además, en la planta baja funcionará una tienda, con productos no sólo del Museo sino también del bar y producciones de Espacio Santafesino".
Ya en sus plantas superiores, el Gallardo alojará una imponente pantalla interactiva, novedoso dispositivo que permitirá que los asistentes se vinculen activamente con las muestras diagramadas por el organismo, que sostendrá el trabajo de sus equipos arqueológicos y antropológicos, y que buscará profundizar en el conocimiento sobre aspectos como la alimentación y la bioconstrucción (y allí están, para demostrarlo, sus nuevas oficinas construidas con adobe).
En ese sentido, el Gallardo busca potenciarse desde una concepción museológica amplia, según apuntó la ministra González: "Hay una división del Siglo XIX donde el museo de arte era de arte, el de ciencias de ciencias naturales, etcétera. Pero si vos no cruzás las ciencias naturales con las ciencias sociales, no vas a hablar nunca del poder, de la concentración de la riqueza, de lo que le hace mal a los hombres. Las ciencias sociales son el lugar profundo de la crítica hacia una situación contemporánea". De ese modo, al viejo staff de animales embalsamados (estrellas de aquel museo creado a mediados del siglo pasado), el Gallardo le sumará propuestas que generen conocimiento, en un proyecto que necesariamente debería potenciar sus espacios de investigación y convertirse en foco de discusiones sobre el mundo que nos rodea.
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