El pasado sábado Litto Nebbia arribó a Rosario para brindar un concierto en el que se conmemoraron los 50 años del rock argentino. Además, el músico aprovechó la ocasión y presentó su nuevo álbum editado por Melopea Discos conformado por 53 canciones de su amplia trayectoria. El show, de más de 180 minutos de duración, se llevó a cabo en el Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el Río) con una notoria afluencia de público.

Nebbia, autor junto a Tanguito del primer éxito del rock nacional ("La Balsa", claro está) llegó acompañado por un exquisito grupo conformado por Daniel Homer (guitarras), Leopoldo Deza (flauta, teclado), Gustavo Giannini (bajo eléctrico), Daniel Colombres (batería y percusión), Juanchy Cianfagna (voces, guitarra), Nica Corley (voces, guitarra) y Tomás Corley (coros, percusión). Estos tres últimos son miembros además de Los Reyes del Falsete, una ascendente banda indie porteña.

Pasadas las 21, todo comenzó con una reversión de "Un día de otoño", uno de los temas que integran el primer LP de Los Gatos, que data de 1967. Vinieron después "Igual (como yo amo)", "La chica del paraguas" y una intensa versión de "Lágrimas de María" en la que los artistas hicieron relucir su costado más rockero.

Cabe resaltar que desde la apertura el octeto comandado por el rosarino evidenció un sonido sumamente ajustado y ensamblado. La arquitectura sólida de la sección rítmica, la ductilidad de Nebbia y Leopoldo Deza, más el empuje juvenil de los tres coristas jóvenes, comandados por los hermanos Corley y Juanchi Cianfagna, le otorgaron un carácter dinámico y sorpresivo al show. El eclecticismo quedó exhibido en un amplio abánico de géneros por los cuales la agrupación navegó. Rock, rumba ("Ya no quiero soñar"), bossa nova "Rosemary" fue un verdadero carnaval carioca baladas y jazz ("Yo no permito") configuraron el mapa del espectáculo.

La clave estuvo en los detalles. Se trató de un safari musical caracterizado por logrados arreglos, versiones acústicas de solo piano o guitarra, finas armonías vocales, adaptaciones rockeras y otros aspectos que conformaron una performance rica y por demás de atractiva. Sin demoras, los hits fueron desfilando uno a uno. De esta manera llegaron gemas como "Madre escúchame", "Ayer nomás", interpretada con un sabroso groove y acompañada por las palmas del público, y la conmovedora "Solo se trata de vivir". Posteriormente, Nebbia expresó: "Soy hijo de este lugar, es muy emocionante estar acá. Gracias". Acto seguido sobrevino el punto cúlmine de la noche. Una bella introducción de "Chica de Ipanema", aquella joya de Tom Jobim, le dio paso al clásico que todos estaban esperando; esa reliquia compuesta en el baño de La Perla del Once en 1967: "La balsa". El cierre fue a viva voz, vibrante. Por las características de la presentación, dio la sensación de que los presentes estaban asistiendo a un momento histórico que quedará guardado en la memoria de todos los espectadores. Pasado y presente, resumidos en una noche para el recuerdo en la que Lito Nebbia demostró que es el compositor que no se detiene.

Quienes asistieron al CCPE pudieron disfrutar de un compendio de las joyas fundamentales del rock argentino, en un ritual de comunión que sirvió para comprender la importancia de dichas canciones. Nebbia se mostró como un explorador incansable y auténtico, interpretando obras ligadas umbilicalmente al cancionero nacional.

El diálogo musical, cara a cara con la gente, se caracterizó por un abordaje actual y libre que deleitó al público. Se trató de un recorrido directo a las melodías que tocan lo más íntimo del nervio popular, a cargo de uno de los cantautores más lúcidos y coherentes a lo largo de los años.